El estado nutricional de la mujer tanto previamente como durante el embarazo es un aspecto importante para garantizar un estado saludable derivando en beneficios tanto maternos como fetales, y es por su trascendencia por lo que hemos decidido dedicarle este número.
El embarazo supone un período de cambios tanto a nivel orgánico como emocional para la mujer. Dentro de dichos cambios a nivel orgánico, la gestación se caracteriza por un aumento de las necesidades metabólicas tanto de macro como de micronutrientes; si no se da respuesta a dicho aumento de las necesidades metabólicas, ésta situación puede derivar en una ingesta dietéticas inadecuada, teniendo repercusiones graves tanto a nivel materno como fetal.
El primer tema aborda la alimentación materna y programación fetal. Cada vez más publicaciones, tanto experimentales como epidemiológicas, muestran que la exposición embrionaria o fetal a los nutrientes puede afectar a su epigenética y muchos de estos cambios son duraderos a lo largo de la vida, pudiendo ser la más probable etiología de patologías como algunos tipos de cáncer, la enfermedad cardiovascular o las enfermedades metabólicas. Es por ello que, la identificación del papel que juegan los elementos de la dieta materna y su capacidad para modular y remodelar el epigenoma fetal y, por tanto, la programación del feto y de las siguientes generaciones, es de una gran importancia por las implicaciones que podría suponer en la salud pública, ya que representa una gran oportunidad para los profesionales de la salud materno-infantil para predecir, detectar y prevenir la enfermedad precozmente. Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la obesidad suponen el 60% de las causas de muerte a nivel mundial, y cada vez hay más evidencia de que la epigenética y el ambiente intrauterino influyen en el riesgo de desarrollo de patología crónica en la edad adulta. También es creciente la evidencia que vincula la nutrición durante el periodo perinatal con la salud en la edad adulta. Es por ello que se parece razonable realizar una revisión bibliográfica acerca de los efectos de la nutrición materna en la salud del feto y los mecanismos epigenéticos implicados en base a la evidencia científica disponible.
En los últimos años se están produciendo cambios en los patrones alimentarios de la población, motivados por factores como pueden ser creencias religiosas, consideraciones éticas o de salud. Entre estos patrones de alimentación en auge se encuentran las dietas vegetarianas, que son tratadas en el segundo artículo, que son aquellas que eliminan el consumo de productos cárnicos, encontrándonos con distintos patrones de vegetarianismo, que van desde el más estricto con ausencia total de productos de origen animal, hasta patrones más permisivos, como pueden ser las dietas ovo-lacto-vegetarianas.
Debido a la importancia que la alimentación materna tiene para el salud materno-fetal, al auge de las dietas vegetarianas en los últimos años, y a la distinta variedad de patrones de alimentación vegetariana existentes, se ha llevado a cabo un trabajo de revisión de la literatura reciente que permita conocer la adecuación de las dietas vegetarianas durante el embarazo y los posibles riesgos o ventajas de las mismas, para así obtener unos conocimientos actualizados sobre el tema que facilite la prestación de unos cuidados de calidad a las mujeres vegetarianas durante este periodo.
En líneas generales nos encontramos con que las gestantes vegetarianas presentan riesgo de presentar deficiencia de ciertos nutrientes si no se lleva a cabo una dieta correctamente planificada y un buen consejo y asesoramiento profesional, como pueden ser la vitamina B12, yodo o hierro. Así, distintas sociedades profesionales, como son la SEGO, el Ministerio de Sanidad español, o las sociedades germanas, aconsejan la suplementación de ciertos nutrientes como la vitamina B12, vitamina D, ácido fólico o yodo, aunque también se reporta que una dieta bien planificada, especialmente una dieta ovo-lacto-vegetariana, puede lograr un buen estado nutritivo, aunque cabria prestar especial atención a aquellos nutrientes que tienen un mayor riesgo de presentar deficiencias.
Continuamos hablando de la diabetes mellitus gestacional, que constituye un cuadro difícil de diagnosticar y que crea incertidumbre y preocupación en los padres. Es la tercera gran categoría clínica en la clasificación actual de la diabetes y representa un factor de riesgo para la mujer y un problema de salud. La DM puede ocurrir en dos situaciones durante el embarazo: puede surgir en mujeres que ya padecen diabetes tipo 1 o tipo 2 desde antes del embarazo o puede desarrollarse durante el embarazo. Las complicaciones maternas más importantes incluyen HTA durante el embarazo; preeclampsia y eclampsia. En condiciones ideales, el éxito en el manejo de la DMG depende de la capacidad y motivación de los recursos de la paciente para alcanzar las metas del control de la glucemia. El plan de autocuidados de la DMG incluye plan de nutrición y ejercicio, automonitoreo de glucosa, examen de cetonas en orina y esquemas de aplicación de insulina. Es una enfermedad que día a día ha cobrado más relevancia en nuestro mundo pero muchas personas a pesar de sufrirla o de tener una elevada probabilidad de heredarla saben poco o nada de esta enfermedad.
Finalmente tratamos las deficiencias nutricionales en la mujer gestante como factores etiológicos prevenibles que se relacionan con malos resultados obstétricos, además de repercutir directamente de forma negativa sobre la salud de la madre y el feto, tanto a corto como a medio-largo plazo. La deficiencia de yodo grave y moderada durante el embarazo afecta a la función tiroidea de la madre y del neonato, así como al desarrollo neuropsicológico del niño.
Debido a las importantes repercusiones que la deficiencia de este mineral conlleva en la salud de la madre y el niño se objetiva la necesidad de analizar la evidencia científica que evalúe la necesidad de la suplementación con yodo en la población gestante.
A pesar de los esfuerzos por mantener unos niveles adecuados de yodo mediante la yodoprofilaxis silente, la población gestante es vulnerable de padecer déficit de yodo. Por lo tanto, en base a ello, se aconseja la suplementación con yodo a toda la población gestante, asegurándose así un control del adecuado aporte de este mineral y protegiendo así a la gestante y al feto de las posibles repercusiones que un déficit del mismo acarrearía a su salud. Se evidencia así, la necesidad de estudios de calidad que evidencien los niveles reales de yodo en la población gestante, y en base a ello por lo tanto, exponer la necesidad real de la suplementación con yodo en esta población, así como, las consecuencias de la misma sobre la salud materno-fetal.
Deseamos que se alimenten correctamente con este nuevo número que, al igual que una madre, hemos cuidado para que sea de su interés y provecho profesional.