Paula Martínez Raposo
Diplomada en Enfermería. Universidad de León.
Enfermera especialista en ginecología y obstetricia (matrona).
Laura González Robles
Diplomada en Enfermería. Universidad de León.
Enfermera especialista en obstetricia y ginecología (matrona).
Las deficiencias nutricionales en la mujer gestante son factores etiológicos prevenibles que se relacionan con malos resultados obstétricos, además de repercutir directamente de forma negativa sobre la salud de la madre y el feto, tanto a corto como a medio-largo plazo.
La deficiencia de yodo grave y moderada durante el embarazo afecta a la función tiroidea de la madre y del neonato, así como al desarrollo neuropsicológico del niño.
Debido a las importantes repercusiones que la deficiencia de este mineral conlleva en la salud de la madre y el niño se objetiva la necesidad de analizar la evidencia científica que evalúe la necesidad de la suplementación con yodo en la población gestante.
A pesar de los esfuerzos por mantener unos niveles adecuados de yodo mediante la yodoprofilaxis silente, la población gestante es vulnerable de padecer déficit de yodo. Por lo tanto, en base a ello, se aconseja la suplementación con yodo a toda la población gestante, asegurándose así un control del adecuado aporte de este mineral y protegiendo así a la gestante y al feto de las posibles repercusiones que un déficit del mismo acarrearía a su salud. Se evidencia así, la necesidad de estudios de calidad que evidencien los niveles reales de yodo en la población gestante, y en base a ello por lo tanto, exponer la necesidad real de la suplementación con yodo en esta población, así como, las consecuencias de la misma sobre la salud materno-fetal.
La gestación supone para la mujer una nueva etapa que durará alrededor de 40 semanas.
El estado nutricional de la mujer tanto previamente como durante el embarazo es un aspecto importante para garantizar un estado saludable derivando en beneficios tanto maternos como fetales (1).
El embarazo supone un período de cambios tanto a nivel orgánico como emocional para la mujer. Dentro de dichos cambios a nivel orgánico, la gestación se caracteriza por un aumento de las necesidades metabólicas tanto de macro como de micronutrientes; si no se da respuesta a dicho aumento de las necesidades metabólicas, esta situación puede derivar en una ingesta dietéticas inadecuada, teniendo repercusiones graves tanto a nivel materno como fetal (2).
Con respecto a las principales características de los nutrientes más importantes, cabe destacar las siguientes:
El hierro en el organismo humano forma parte de la hemoglobina y por lo tanto se encarga del transporte de oxígeno (1).
El hierro se trata de un mineral básico para el ser humano en general, pero para la embarazada en especial ya que las necesidades de dicho mineral se ven duplicadas durante la gestación.
El déficit de éste mineral se conoce como “anemia ferropénica”. Durante la gestación se considera que una embaraza presenta anemia ferropénica si las cifras de hemoglobina son inferiores a 11 mg/dl (1).
El mantenimiento de un estado deficitario de hierro durante la gestación se relaciona con resultados obstétricos adversos tanto para la madre como para el feto (3).
Dentro de las repercusiones maternas que se relacionan con el estado deficitario de hierro se han descrito: mayor riesgo de pérdida sanguínea excesiva en el parto, anemia ferropénica y excesiva fatiga en el postparto.
Con respecto a las repercusiones fetales la anemia ferropénica durante la gestación se relaciona con: nacimiento prematuro, bajo peso al nacer, anemia fetal y aumento del riesgo de mortalidad perinatal (3).
El calcio es el mineral más abundante en el organismo del ser humano (1).
Representa el principal componentes de los tejidos óseos y dentales, además de intervenir como elemento activador en múltiples reacciones bioquímicas (4).
Con el fin de satisfacer la creciente demanda de calcio que supone la gestación, el metabolismo del mineral sufre una alteración espectacular en la gestación aumentando la parathormona y la calcitonina facilitando la movilización del calcio óseo materno y su fijación en el hueso del feto, además incrementa la absorción de este mineral a nivel intestinal (4).
A pesar del desarrollo de los mecanismos de compensación descritos anteriormente con el fin de evitar el déficit de calcio durante la gestación se recomienda una alimentación rica en calcio, ya que el déficit de este mineral en esta situación se asocia con alteraciones óseas tanto maternas como fetales y otras patologías como la preeclampsia (4).
De forma general, el zinc es un mineral de gran importancia ya que interviene a todos los niveles en el funcionamiento de los genes que contienen la información de las células (7).
Durante la gestación, los requerimientos de zinc se ven aumentados (7).
La deficiencia de este mineral durante la etapa gestacional, se ha relacionado con el parto pretérmino, un menor crecimiento fetal, una mayor incidencia de malformaciones y complicaciones maternas como la preeclampsia (4).
Las principales fuentes alimentarias de este mineral son carnes, pescados y mariscos.
Este mineral participa de forma activa en el metabolismo de los azúcares, grasas y proteínas, interviene en el mantenimiento del equilibrio ácido-básico, en la formación de huesos, actividad cerebral y en las defensas inmunitarias (7).
Las necesidades de este mineral durante el embarazo se ven aumentadas, se forma que se debe vigilar un adecuado aporte. Ya que su deficiencia ser relaciona con la aparición de complicaciones maternas como eclampsia y partos pretérmino (7).
La vitamina B9 o ácido fólico a nivel general es una vitamina fundamental, participando en la formación de células sanguíneas y la síntesis de numerosas sustancias como neurotransmisores y ácidos nucleicos (6).
La gestación implica una mayor producción de glóbulos rojos, así como un aumento de la síntesis de ácidos nucleicos característicos de este estado (5).
La ingesta inadecuada de folato una disminución en la concentración de folato sérico, lo que provoca una disminución en la concentración de folato en los eritrocitos, un aumento en la concentración de homocisteína y cambios megaloblásticos en la médula ósea y en otros tejidos con células que se dividen rápidamente (7).
La carencia de ácido fólico por lo tanto puede tener importantes repercusiones sobre el desarrollo fetal, relacionándose con un aumento de riesgo de presentar descendencia con defectos del tubo neural como espine bífida, o con otras malformaciones fetales (5). Lo que hace que garantizar una situación nutricional en folatos óptima gane gran importancia.
La vitamina B12 es un elemento esencial participativo en la replicación celular y en el mantenimiento de la vaina de mielina del sistema nervioso (1). Del mismo modo, tiene un papel importante en la eritropoyesis y síntesis de ácidos nucleicos muy aumentada durante la gestación (4).
Durante la gestación, debido a la participación de dicha vitamina en varios procesos esenciales, sus requerimientos se ven aumentados. Destacar además, que la vitamina B12, se trata de una vitamina que solamente se encuentra en alimentos de origen animal, por lo que mujeres que siguen dietas vegetarianas estrictas deben vigilar sus niveles, y en el caso de gestantes puede ser incluso necesario tomar suplementos (4).
La vitamina A es una vitamina liposoluble que se encuentra en alimentos tanto de origen animal (hígado, huevos, leche), como de origen vegetal (zanahoria y vegetales de hoja verde) (1).
Es necesaria para el crecimiento, diferenciación celular y normal desarrollo fetal (4).
A pesar de intervenir en importantes procesos, su aporte no se ve aumentado durante la gestación, ya que la mujer consta con reservas hepáticas suficientes para hacer frente al aumento de la necesidad, por lo que no resulta necesario incrementar su ingesta (4).
No por ello, no debe vigilarse el mantenimiento adecuado de sus niveles ya que un déficit de vitamina A se ha relacionado con ceguera nocturna, parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer y desprendimiento placentario, así como un incremento de la mortalidad materna (1).
Las mujeres embarazadas deben aumentar la ingesta de dicha vitamina, ya que la vitamina C interviene en la síntesis de colágeno que interviene de forma directa en el proceso de formación fetal, además, favorece la absorción del hierro y actúa como antioxidante, cobrando especialmente importancia en el caso de gestantes fumadoras (4).
La principal función de la vitamina D o calciferol en el hombre es mantener los niveles séricos de calcio y fósforo en el rango normal (1).
Esta vitamina juega un papel fundamental durante la gestación debido a dicha participación en el metabolismo del calcio, mineral que el feto acumula durante su desarrollo (4).
Un déficit de vitamina D durante la gestación se ha asociado con trastorno en el metabolismo del calcio, tanto de la madre como del niño como por ejemplo: hipocalcemia, tetania neonatal, osteoporosis, etc. Por lo que la dieta debe asegurar un aporte adecuado de esta vitamina (4).
Las fuentes alimentarias de vitamina D son: aceite de pescado azul, productos lácteos enteros, yema de huevo, aves, mantequilla, crema, nata y aceite de oliva virgen extra (7).
La vitamina E o tocoferol, es un importante antioxidante que actúa previniendo las reacciones en cadena que provocan los radicales libres (7).
Los bajos niveles de esta vitamina en el embarazo se han relacionado con la preeclampsia y el desprendimiento prematuro de placenta; así como con el bajo peso del recién nacido y con la presencia de malformaciones fetales congénitas.
Durante la gestación, debido al crecimiento y mantenimiento de la unidad fetoplacentaria, así como a los cambios que se producen en el organismo materno, como son, el incremento del metabolismo basal y mayor gasto por actividad como consecuencia del aumento de peso corporal entre otros, hacen que las necesidades energéticas de la mujer gestante se vean aumentadas (4).
Se calcula que el gasto energético medio de la gestación oscila entre 75000-80000 kcal (6). Esto supone como pauta general, que el aporte energético de la mujer gestante debe aumentarse en aproximadamente 250-300 kcal/día para el segundo y tercer trimestre de la gestación (4).
A pesar de las recomendaciones anteriores, cabe destacar, que entraña dificultad el establecimiento de un requerimiento óptimo de energía para cada mujer, ya que se ha evidenciado la consecución de embarazos satisfactorios con variaciones muy amplias en los aportes de energía; por lo tanto, lo más recomendable es guiar la ingesta de la gestante en función a la ganancia adecuada de peso (4).
Dicha energía, debe de tener su procedencia en una dieta equilibrada rica en alimentos saludables que aseguren un aporte de micronutrientes adecuados.
DIFERENCIAS DE LAS NECESIDADES NUTRICIONALES EN POBLACIÓN GESTANTE Y NO GESTANTE (8)
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NO GESTANTE |
GESTANTE |
Energía (kcal) |
2200 |
2500 |
Proteínas (gr) |
46 |
57 |
Calcio (mg) |
800 |
1200 |
Hierro (mg) |
15 |
30 |
Yodo (µgr) |
150 |
200 |
Cinc (mg) |
12 |
15 |
Magnesio (mg) |
300 |
450 |
Tiamina (mg) |
1,1 |
1,4 |
Riboflavina (mg) |
1,1 |
1,4 |
Vitamina B6 (µgr) |
2 |
2,5 |
Ácido fólico (µgr) |
200 |
400 |
Vitamina B12 (µgr) |
2 |
3 |
Vitamina C (mg) |
60 |
70 |
Vitamina A (µgr) |
800 |
870 |
Vitamina D (µgr) |
5 |
5 |
Vitamina E (mg) |
15 |
15 |
El yodo es un micronutriente esencial para el organismo humano y debe aportarse a través de la alimentación (9). En el cuerpo humano está presente en muy escasa cantidad (15 a 20 mg, esencialmente en el tiroides) y su principal función es contribuir como elemento esencial en la síntesis de las hormonas tiroideas (10-11).
Las hormonas tiroideas T4 y T3 son esenciales durante todas las fases vitales de la vida del ser humano, ya que son indispensables en el crecimiento y regulación del metabolismo (9), así como, indispensable para el desarrollo del sistema nervioso central, especialmente en la etapa del desarrollo embrionario-fetal (12).
Durante la gestación se produce un incremento de las necesidades de yodo, debido a una serie de cambios fisiológicos en el metabolismo del mismo (aumento de la eliminación urinaria, transferencia desde la circulación materna a la unidad fetoplacentaria, aumento de los requerimientos de yodo por el tiroides fetal a partir de la segunda mitad de la gestación) (13).
La deficiencia de este micronutriente durante la gestación, especialmente durante el primer trimestre, puede acarrear retraso en el desarrollo fetal, anomalías congénitas, etc. (4).
Del mismo modo, dicha deficiencia, repercute en la función tiroidea materna causando una alteración de la misma (4).
Como hemos visto con anterioridad en yodo es un micronutriente esencial para el ser humano y el cual debe ser obtenido a través de la alimentación (9).
Los pescados marinos han sido tradicionalmente la principal fuente de yodo en la dieta (9).
Otros alimentos como las algas, los mariscos y los mamíferos marítimos también son ricos en este nutriente (14).
Debido a factores geológicos sucedidos en nuestro continente, este mineral se concentró principalmente en el agua marina, como consecuencia de ello el contenido de yodo en la superficie terrestre se empobreció, provocando una carencia de este mineral tanto en animales como en humanos (9).
Intentando solventar dicha deficiencia de yodo de la población, se procedió a suplementar con yodo los piensos animales (15-16), provocando que sus carnes y derivados como la leche tuvieran una mayor dotación de yodo.
A pesar de estas medidas, se evidencia difícil cubrir las necesidades diarias de yodo con la dieta, en la práctica, esto se solventaría añadiendo a nuestra dieta sal yodada (17).
En España se ha evidenciado que la población gestante se encuentra en una situación de yodo-deficiencia durante este período (13).
El tiroides se localiza en el cuello, en posición anterior a la tráquea, consta de dos lóbulos conectados por un mismo istmo y está muy vascularizado. Los nervios laríngeos recurrentes la atraviesan en los bordes laterales (9)
El yodo de la dieta tras su reducción se reconvierte en yoduro y es absorbido a nivel del intestino delgado proximal (9). Aproximadamente un tercio de dicho yoduro es captado por la glándula tiroides donde es absorbido y también distribuido a otros tejidos que acumular yodo como lo es el tejido mamario (18).
Una vez que el yoduro penetra en la glándula tiroides, es transportado a la membrana apical de las células de las células foliculares donde se oxida y el átomo de yodo reactivo resultante se añade a la tiroglobulina. Las yodotirosinas de la tiroglobulina se acoplan pudiendo formar T3 y T4. Tras el acoplamiento la tiroglobulina es devuelta al interior de la célula tiroidea donde es procesada en los lisosomas para liberar T3 y T4 (9).
La gestación conlleva una serie de cambios fisiológicos y hormonales que modificación la función tiroidea.
Los principales cambios del metabolismo tiroideo durante la gestación son (19):
- Disminución de la TSH basal durante el primer trimestre y al final de la gestación.
- Un marcado aumento de los niveles séricos de T4 ligada a proteínas.
- Modificaciones en el metabolismo periférico de las hormonas tiroideas maternas.
- Un descenso de la concentración de T4L.
- La β-HCG se incrementa tras la fecundación del óvulo, teniendo un efecto estimulador del receptor de TSH.
- La proteína transportadora de tiroxina se eleva hasta el doble durante la gestación debido a que los estrógenos estimulan su síntesis. Esta situación comporta también una elevación sérica de T4 total que se produce sobre la semana 10 de gestación y se mantiene hasta el parto.
La formación de la glándula tiroides finaliza sobre la novena semana de gestación iniciando la captación activa de yodo alrededor de la semana 12 de embarazo (20).
La producción de las hormonas tiroideas fetales comienza aproximadamente en la semana 13 de gestación, sin embargo no es hasta la semana 20 cuando se inicia una regulación de la síntesis tiroidea por el eje hipofisario del feto mediante la TSH (9).
Una función tiroidea normal es una situación esencial para la consecución de un embarazo y parto en términos de normalidad (21).
La alteración de las funciones tiroideas conlleva repercusiones tanto maternas como fetales (22).
Con respecto a las repercusiones maternas y de la gestación, el déficit de yodo se relaciona con:
- Incremento del tamaño tiroideo
El incremento del tamaño tiroideo o bocio aparece como consecuencia del mecanismo compensador ante el déficit de yodo (23).
Durante el embarazo, si existe una deficiencia de yodo se produce una estimulación glandular excesiva traduciéndose en un aumento del tamaño del tiroides para intentar compensar el déficit del mineral (9).
- Problemas de fertilidad
Se ha relacionado una mayor incidencia de abortos en mujeres que viven en zonas con una deficiencia leve de yodo, en las que la reserva tiroidea se encuentra comprometida (24).
- Estados hipertensivos del embarazo
Se ha evidenciado asociación entre el hipotiroidismo materno y la aparición de estados hipertensivos del embarazo (25).
- Amenaza de parto prematuro
Las alteraciones de la fisiología tiroidea se relaciona con un aumento en las probabilidades de aparición de amenaza de parto pretérmino, llegando a ser el riesgo tres veces mayor que en mujeres con una normofunción del tiroides (26).
- Crecimiento intraútero ratardado (CIR)
La deficiencia de yodo y alteración de la función tiroidea se asocian con la aparición de alteraciones del crecimiento fetal intraútero (9).
- Otras complicaciones
La deficiencia de yodo se ha relacionado con otras complicaciones tanto obstétricas como fetales como son la anemia, desprendimiento de placenta, hemorragia posparto, presentaciones de nalgas, etc. (9).
En cuanto a las repercusiones fetales y del recién nacido, la deficiencia de yodo se relaciona con:
- Perímetro cefálico
Se ha descrito una posible influencia del déficit de yodo en el desarrollo placentario y éste a su vez con el perímetro cefálico de los recién nacidos (27).
- Desarrollo neuro-intelectual
La consecuencia más seria con respecto a la deficiencia de yodo durante la gestación es el cretinismo endémico caracterizado por alteración en el desarrollo cerebral del niño (28).
El cretinismo endémico se caracteriza por retraso mental, sordomudez, estrabismo, displejía espástica, rigidez motora, enanismo, mixedema e inmadurez sexual (29).
La situación de deficiencia de yodo durante la gestación es un requisito previo en la aparición de esta patología (9).
- Menor cociente intelectual, desarrollo cognitivo e intelectual.
Como consecuencia de la deficiencia de yodo no existe alteración de las estructuras anatómicas ni elementos medulares (a diferencia de lo que ocurre como consecuencia del déficit de ácido fólico) (9). No obstante si existen alteraciones corticales en zonas neuronales especializadas (30).
Se ha evidenciado que cualquier grado de yododeficiencia de la madre gestante, es potencialmente dañino para el cerebro en desarrollo del feto y neonato (31).
Los recién nacidos de mujeres con cifras bajas de yoduria en la primera mitad de la gestación presentan coeficientes intelectuales menores que los de madres con un correcto nivel de yodo (32).
- Síndrome de trastorno de hiperactividad y déficit de atención (THDA).
El THDA es un trastorno infantil que se caracteriza por la dificultad de mantener la atención, control pobre de impulsos e hiperactividad o incapacidad de controlar el grado de actividad que requiere la situación (9).
Se ha relacionado la deficiencia de yodo materna con la aparición de este síndrome en los nacidos de estas madres (9).
Se ha llegado a evidenciar el hallazgo de una prevalencia en la cual aproximadamente el 70% de los hijos de madres con deficiencia de yodo en la gestación presenta este síndrome, mientras que éste no se diagnosticó en madres con niveles adecuados de yodo (33).
- Aumento del tamaño tiroideo fetal.
En situaciones de deficiencia de yodo materno durante la gestación, en el feto se pone en marcha el mismo mecanismo compensador que en la madre, por el cual la glándula tiroides fetal es estimulada con la intención de provocar una producción mayor de hormonas tiroideas. Como consecuencia, se produce un aumento de tamaño de la glándula tiroides provocando la aparición de bocio. Dicha situación descrita, no ocurre en fetos cuya madre mantiene unos niveles adecuados de yodo durante la gestación (34).
En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta de yodo de 250 µg/día (4).
La administración de suplementos de yodo durante el embarazo, en principio se cree que no suponen un problema, ya que si el yodo administrado no es necesario y la ingesta de yodo es suficiente para cubrir las necesidades, su exceso se elimina por la orina (9).
El máximo nivel tolerable de yodo, definido como la cantidad máxima diaria de yodo ingerida que probablemente no tenga riesgo de producir efectos adversos para la salud en la mayoría de las personas, se ha establecido en Estados Unidos en 1.100 µg/día, mientras que el Comité Científico sobre Alimentación de la Comisión Europea ha establecido un máximo tolerable de 600 µg/día (4).
La yodoprofilaxis silente realizada en nuestro país, mediante la yodación de agua y de sal, no ha logrado reducir el riesgo de déficit en las mujeres embarazadas, por lo que es obligada su suplementación (4).
Con el fin de asegurar ese consumo adecuado de yodo de la población gestante, en nuestro país se ha generalizado la práctica de prescribir un suplemento de yoduro potásico a todas las embarazadas (9).
Conocer los artículos científicos publicados que evalúen la necesidad de la suplementación con yodo en la población gestante.
Para la consecución de los objetivos expuestos anteriormente se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica en las principales bases de datos sobre la literatura publicada acerca de los requerimientos de yodo durante la gestación así como la suplementación del mismo en dicha etapa.
La búsqueda bibliográfica se realizó en las siguientes bases de datos: Pubmed, Biblioteca Cochrane Plus,Web of Science, MEDES y TESEO.
Para la búsqueda en bases de datos de habla inglesa se introdujeron y se cruzaron como términos de búsqueda términos MeSh: “pregnancy”, “iodine” y “dietary supplements”.
Para la búsqueda en bases de datos de habla hispana se introdujeron y se cruzaron como términos de búsqueda términos DeCS: “embarazo”, “yodo” y “suplementos dietéticos”.
La búsqueda se inició en Abril de 2017 y finalizó en Noviembre de 2017, incluyéndose en el estudio artículos publicados con una temporalidad circunscrita desde el año 2012 a 2017 y que cumpliesen criterios de inclusión y exclusión.
Como criterios de inclusión se establecieron los siguientes:
Como criterios de exclusión se establecieron los siguientes:
Se obtuvieron un total de 216 artículos, tras ello se seleccionaron aquellos que cumplían con criterios de inclusión y exclusión expuestos anteriormente en título o abstract, con lo que finalmente se analizaron un total de 21 artículos.
De los artículos seleccionados se comprobaron mediante mecanismos de selección la duplicidad de 3 de los mismos, reuniendo finalmente por lo tanto 18 artículos que compondrán finalmente la revisión.
La base de datos internacional PubMed incluye más de 23 millones de citas de literatura biomédica de MEDLINE, revistas de ciencias biomédicas y libros en línea.
El total de artículos encontrados tras lanzar los criterios de búsqueda se compone de una total de 21 estudios.
De todos ellos, se han seleccionado un total de 8 estudios que cumplen con criterios de inclusión descritos anteriormente. De éstos, 2 son ensayos clínicos y 6 revisiones sistemáticas.
El resto de los artículos encontrados se excluyeron por varios motivos:
Resumen artículos seleccionados.
El resumen de las características de los estudios analizados se muestra a continuación:
El objetivo de este estudio fue evaluar los niveles de yodo de las mujeres embarazadas así como identificar los factores de riesgo para la deficiencia del mismo y demostrar que la suplementación disminuye ese riesgo.
Para ello se llevó a cabo un ensayo clínico, en el que la muestra estaba compuesta por un total de 356 gestantes, de las cuales 182 pertenecían al grupo intervención al que se le administraba un suplemento de yodo; las restantes 183 pertenecían al grupo control las cuales no recibían ningún suplemento.
El estudio concluye que las mujeres embarazadas eran menos propensas a la deficiencia de yodo cuando tomaban un suplemento del mismo. Sin embargo, en base a la eliminación urinaria de yodo, se evidenció que más del 20% de las gestantes suplementadas seguían en riesgo de carencia de yodo según las directrices marcadas por la OMS.
El objetivo del estudio fue evaluar la eficacia de la suplementación con yodo durante la gestación y su influencia en el desarrollo y crecimiento de los niños.
Para la consecución de dicho objetivo se llevó a cabo una revisión sistemática de ensayos controlados aleatorios (ECA) en las siguientes bases de datos: PUBMED, MEDLINE, EMBASE, CINAHL, Psyc-INFO y las bases de datos del Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados.
El estudio concluye que existe falta de evidencia de calidad del efecto de la suplementación de yodo prenatal o periconcepcional sobre el crecimiento y la función cognitiva de los niños.
El objetivo del presente estudio fue investigar el efecto de la suplementación de yodo durante el embarazo en el desarrollo neurológico infantil.
Para la consecución del mismo, se diseñó un ensayo clínico compuesto por un total de 59 mujeres, de las cuales 29 pertenecían al grupo intervención con suplementación con yodo y 30 al grupo control sin suplementación.
Finalmente se concluye que la administración de suplementos de yodo durante el embarazo no influye en un mejor desarrollo neurológico infantil, aunque, se necesitan ensayos controlados aleatorios de potencia suficiente para proporcionar pruebas concluyentes sobre el efecto de la administración de suplementos de yodo durante el embarazo
El presente estudio realiza un análisis de la situación actual en nuestro país con respecto a la necesidad de yodo en la población gestante así como los efectos de la deficiencia de este mineral tanto en la gestante como en el feto.
Finalmente concluye que la yodoprofilaxis silente o no controlada, no ha logrado reducir el riesgo de deficiencia de yodo en las mujeres embarazadas y durante la lactancia. Recalcando que los efectos beneficiosos de la suplementación yodada en población gestante con deficiencia de yodo moderada superan ampliamente los posibles efectos deletéreos de dicha medida sobre la salud maternofetal, escasamente reseñados en la literatura científica universal.
El objetivo del presente estudio fue determinar el efecto de la mejora de la ingesta de yodo, con sal iodada o suplementos de yodo, en embarazadas españolas.
Para la consecución del mismo se diseñó un ensayo clínico controlado en el cual un total de 131 mujeres gestantes del primer trimestre fueron asignadas a 3 grupos distintos, el primer grupo compuesto por 38 mujeres tomarían sal yodada habitual en su dieta, el segundo grupo compuesto por 55 mujeres serían suplementadas con 200µg en forma de yoduro potásico y el tercer grupo compuesto por 38 mujeres recibiría una suplementación con 300 µg de yodo.
Finalmente se concluyó que el desarrollo neurológico de los niños no se asoció significativamente con el consumo de sal yodada durante al menos 1 año antes de quedar embarazada y no se encontraron diferencias según el grupo de tratamiento. En definitiva, en mujeres embarazadas con ingesta insuficiente de yodo, la ingesta de sal yodada antes de quedar embarazada se asoció con una mejor función tiroidea materna. La forma de ingesta de yodo no se asoció con la función tiroidea materna ni con el desarrollo neurológico de los niños.
El objetivo del presente estudio fue destacar los beneficios potenciales de la suplementación de nutrientes esenciales incluyendo el yodo durante la gestación y lactancia sobre el desarrollo cerebral infantil.
Para la consecución de dicho objetivo se llevó a cabo una revisión sistemática en la que se incluyeron meta-análisis, ensayos controlados aleatorios, estudios de cohortes, estudios transversales y estudios de casos-control.
Finalmente, se concluye que el yodo es esencial para la producción de hormonas tiroideas necesarias para el desarrollo normal cerebral y del sistema nervioso fetal durante la gestación y posterior función en la infancia. Por lo tanto, la suplementación materna dentro de la ingesta segura recomendada en poblaciones con deficiencia en este mineral puede prevenir alteraciones de la función cerebral y del sistema nervioso central, incluso mejorar el desarrollo y la función cerebral en la infancia.
El objetivo del presente estudio fue investigar el costo-efectividad de la suplementación con yodo versus la no suplementación en mujeres embarazadas.
Para la consecución de dicho objetivo se llevó a cabo una revisión sistemática en las bases de datos MEDLINE, Embase, EconLit y NHS EED.
Finalmente se concluyó que la suplementación de yodo para mujeres embarazadas en el Reino Unido es potencialmente un ahorro de costes. Este hallazgo también tiene repercusiones para los 8800 millones de personas en los 32 países con deficiencia de yodo en todo el mundo.
En el presente estudio se llevó a cabo una revisión sistemática con el objetivo de investigar el efecto de la sal yodada y los suplementos de yodo sobre el crecimiento y otros resultados relacionados con el yodo.
Se concluyó que existe una brecha en la evidencia, sin revisión sistemáticas actuales ni actualizadas sobre los efectos de la suplementación con yodo sobre el crecimiento prenatal y postnatal. Por lo tanto, se evidencia la necesidad de indagar en este campo de investigación.
La Biblioteca Cochrane es una colección de bases de datos que contiene revisiones sistemáticas y ensayos clínicos controlados sobre medicina y otras áreas de la salud relacionadas con la información que alberga la Colaboración Cochrane.
El total de artículos encontrados tras lanzar los criterios de búsqueda se compone de una total de 7 estudios.
De todos ellos, se han seleccionado un total de 2 estudios que cumplen con criterios de inclusión descritos anteriormente. De éstos, 1 se trata de un estudio de cohortes y el restante se trata de una revisión sistemática.
El resto de artículos encontrados se excluyeron por no cumplir con los criterios de inclusión estipulados.
Resumen artículos seleccionados
El objetivo del presente estudio fue evaluar si la deficiencia leve de yodo en el primer trimestre de embarazo se asocia con un efecto adverso en el desarrollo cognitivo de los niños.
Para la consecución de dicho objetivo se llevó a cabo un estudio de cohortes en una población de 1040 mujeres inglesas, de las que se dispuso de una muestra de orina en el primer trimestre y se evaluó en coeficiente intelectual de los niños a los 8 años y de la capacidad lectora a los 9.
Se demostró la importancia de los niveles adecuados de yodo en la gestación temprana, y que el riesgo de deficiencia de este mineral puede darse incluso en poblaciones con un riesgo moderado, teniendo esto consecuencias adversas en el desarrollo neurocognitivo de los niños.
Se realizó una revisión sistemática de la evidencia con el objetivo de evaluar la misma con respecto a la administración de suplementos de yodo para las pacientes antes, durante o después del embarazo.
Finalmente se concluyó que no hubo datos suficientes para establecer conclusiones significativas sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales de la administración habitual de suplementos de yodo a las mujeres antes, durante o después del embarazo. La evidencia disponible indicó que la administración de suplementos de yodo reduce la probabilidad de hipertiroidismo posparto y aumenta la probabilidad del efecto adverso intolerancia digestiva en el embarazo, ambos considerados posibles efectos adversos. Sin embargo, la evidencia de estos resultados se consideró de calidad baja o muy baja debido a las limitaciones en el diseño de los estudios y los intervalos de confianza amplios. Además, estos resultados se deben interpretar con cuidado debido al escaso número de ensayos y de pacientes incluidos en los metanálisis. No hubo efectos claros sobre otros resultados importantes maternos ni infantiles, aunque estos resultados también se deben interpretar con cuidado debido a los datos limitados y a los ensayos de baja calidad.
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El total de artículos encontrados tras lanzar los criterios de búsqueda se compone de una total de 9 estudios.
De todos ellos, se procedió a la selección de un total de 2 estudios que cumplían con criterios de inclusión descritos anteriormente.
Ambos estudios se tratan de revisiones sistemáticas de la literatura.
El resto de artículos encontrados se excluyeron por no cumplir con los criterios de inclusión estipulados ni con la metodología propuesta.
Resumen estudios seleccionados
El objetivo del estudio fue evaluar la existencia de evidencia de una relación positiva de nutrientes esenciales como el yodo con el desarrollo de la descendencia.
Para la consecución de dicho objetivo se realizó una revisión de la literatura existente, concluyendo que en lugares donde la deficiencia de yodo es grave, el beneficio de la administración de suplementos de yodo durante el embarazo es indiscutible para asegurar el correcto desarrollo del cerebro del feto, pero en las regiones donde la deficiencia es leve a moderada, la evidencia de beneficio no se encuentra tan ampliamente constatada. En cuanto a la suplementación se refiere, sigue existiendo gran controversia, en primer lugar sobre si las medidas de suplementación universal mediante sal yodada y el consumo adecuado de alimentos ricos en yodo son suficientes para evitar la deficiencia en yodo en la población, y durante el embarazo.
El objetivo del presente estudio se centra en conocer la fisiología tiroidea durante el embarazo, función tiroidea y fertilidad, yodo y embarazo, anticuerpos antitiroideos y embarazo, pruebas de función tiroidea durante el embarazo y tamización para trastornos tiroideos en las mujeres gestantes.
Para la consecución de dicho objetivo se procedió a la realización de una revisión sistemática de la literatura incluyendo artículos que evaluases dichos aspectos en la población gestante.
Se concluyó que entender la fisiología tiroidea y sus cambios a lo largo de la gestación es fundamental para sospechar las enfermedades que afectan el funcionamiento del eje hipotálamo-hipófisistiroides y para interpretar adecuadamente las pruebas que lo evalúan. Son comunes las alteraciones en dichas pruebas durante el embarazo y puede ser difícil distinguirlas de las que denotan enfermedad.
Medes (Medicina en español) es una base de datos bibliográfica que contiene referencias bibliográficas publicadas en más de 60 revistas españolas de medicina y farmacia.
El total de artículos encontrados tras lanzar los criterios de búsqueda se compone de una total de 12 estudios.
De todos ellos, se procedió a la selección de un total de 4 estudios que cumplían con criterios de inclusión descritos anteriormente.
Tres de los estudios seleccionados tienen una naturaleza metodológica descriptiva mientras que uno se trata de una revisión no sistemática de la evidencia.
Del total de los 12 artículos 2 se excluyeron por duplicidad mientras que el resto de artículos encontrados se excluyeron por no cumplir con los criterios de inclusión estipulados ni con la metodología propuesta.
Resumen estudios seleccionados
El objetivo del presente estudio fue determinar los niveles de yoduria durante la gestación para determinar la influencia del estado de yodación de las gestantes sobre la función del tiroides de las mismas durante el embarazo.
Para la consecución de dicho objetivo se diseñó un estudio descriptivo en el cual participaron un total de 106 gestantes con función tiroidea normal e inmunidad tiroidea negativa. A éstas se les determinaron los niveles de TSH, T4L y T3L en el primer y tercer trimestre de gestación.
Finalmente se objetivó que solo el 39,6% de las gestantes de este estudio consumían sal yodada en el primer trimestre, un porcentaje muy inferior al idóneo para garantizar un aporte dietético adecuado. Por el contrario, los suplementos yodados se emplearon de forma mayoritaria. De tal forma que, las gestantes del presente estudio presentaron un adecuado estado de yodación. El consumo de suplementos farmacológicos yodados fue mayoritario desde las fases más tempranas del embarazo, pero no el de sal yodada. La función tiroidea materna no presentó diferencias significativas en los diferentes estratos de yodación analizados.
A través del estudio descriptivo de la yoduria de una muestra de gestantes, se pretendió conocer la nutrición de yodo de las mujeres embarazadas en entorno estudiado y la necesidad o no de suplementos yodados.
Para ello se analizó la yoduria de una muestra total de 173 mujeres gestantes del primer trimestre. Los resultados mostraron que del total de la muestra tomaban suplementos yodados el 47% de las mujeres, con una mediana de yoduria y una TSH superior a la de las que no tomaban suplementos yodados, aunque no significativamente diferente. La yoduria fue también superior en las mujeres que tomaban más de 2 raciones de productos lácteos que en aquellas que tomaban menos de 2 raciones. Dentro del grupo de mujeres que no tomaban suplementos yodados, aquellas que utilizaban habitualmente sal yodada en la cocina (47%), tenían una mediana de yoduria indicativa de suficiencia de yodo.
Como conclusión se establece que los suplementos yodados serían innecesarios en las mujeres embarazadas de nuestra entorno que consumen de forma habitual sal yodada y la recomendación en estos casos debería ser la de continuar utilizando la sal yodada en la cantidad recomendada en la gestación, así como consumir al menos dos raciones diarias de leche o productos lácteos.
Revisión bibliográfica que tiene como objetivo el aclarar las controversias generadas acerca de los beneficios y riesgos de la suplementación con yodo durante la gestación.
La revisión no sistemática de la evidencia se centró en las bases de datos Cochrane, Pubmed y EMBASE. Revisando la bibliografía disponible acerca ensayos clínicos centrados en los efectos de la suplementación con yodo en zonas de deficiencia leve moderada.
Finalmente se concluye que las pruebas existentes carecen de calidad, impidiendo por lo tanto el establecimiento de un balance entre los beneficios y riesgos de la suplementación con yodo durante la gestación.
Con el objetivo de valorar la ingesta de yodo y estudiar la repercusión en la función tiroidea materna y del neonato se diseñó un estudio descriptivo mediante el cual se evaluaron tanto la ingesta de yodo, como la yoduria y la función tiroidea en gestantes en el tercer trimestre, así como, la concentración de TSH de los hijos de dichas gestantes.
La muestra se compuso por un lado de 147 gestantes cursando el tercer trimestre de embarazo y por otro lado un total de 140 recién nacidos de dichas gestantes.
En el grupo materno, los resultados mostraron que solo el 10,9% de las gestantes consumían más de 250 μg de yodo diarios. Mientras que en el grupo de recién nacidos un 3,6% presentaba concentraciones de TSH superiores a los límites.
Como conclusión se establece que la población gestante española continúa siendo una población de riesgo de padecer trastornos por déficit de yodo ya que existe un porcentaje elevado de mujeres que no alcanzan los requerimientos de ingesta de yodo actuales. Conllevando esta situación un aumento de comorbilidades tanto para ellas como para su descendencia, por lo que debería existir en España un programa de yodación universal de la sal, así como protocolos estandarizados para suplementar con yodo exógeno a toda gestante sana, incluso antes de la concepción, igual que se hace con el ácido fólico, de manera que se pudiera asegurar una adecuada ingesta de yodo.
Teseo es una base de datos que permite recuperar información sobre las tesis doctorales defendidas en las Universidades españolas desde 1976.
Tras el lanzamiento de los criterios de búsqueda, se recuperaron un total de 7 tesis doctorales, de las cuales solamente tres se ajustaban a la temporalidad descrita en los criterios de inclusión.
Tras la aplicación de métodos de comprobación de duplicidad se desestimó una tesis, componiéndose la muestra final de artículos por un total de 2.
Resumen estudios seleccionados
El objetivo principal de la tesis doctoral fue estimar la situación nutricional de yodo en embarazadas de diferentes regiones españolas así como analizar la asociación entre la ingesta de yodo a través de la dieta, la suplementación y la función tiroidea materna.
Para la consecución de dicho objetivo se diseñó un estudio cohortes, siendo la muestra final de un total de 1522 gestantes.
Los resultados mostraron diferencias en el uso de suplementos de yodo oscilando dicho uso desde el 11% al 93% en función del área estudiada. Del mismo modo se observó que los niveles de yoduria fueron inferiores a los esperados de acuerdo a la ingesta estimada mediante los cuestionarios.
Con respecto al desarrollo neuropsicológico al año de edad, se objetivó que un consumo de yodo inferior a las recomendaciones se asoció con un incremento en el riesgo de presentar una puntuación más baja con respecto al desarrollo psicomotor.
El autor concluye que la prevalencia del consumo de sal yodada en nuestro país está por debajo a las recomendaciones de la OMS. Del mismo modo, las cifras de referencia para la detección de deficiencias de yodo en gestantes se sugiere pueden sobreestimar la deficiencia de yodo. A igual que se requiere más evidencia acerca de la seguridad y efectividad de la suplementación con yodo en el embarazo.
El objetivo principal fue la evaluación de las alteraciones morfológicas del tiroides mediante ecografía, además de estimar el estado nutricional de yodo en las gestantes de la región.
Para la consecución del objetivo descrito se procedió a la realización de un estudio observacional descriptivo, realizado en el área de salud correspondiente al Hospital Universitario General de Castellón.
Se concluyó que el estado nutricional de yodo de la muestra objeto de estudio era adecuado, así como, que basándose en las recomendaciones de la OMS la dicha población presentaba yodo suficiencia, sin embargo la toma de un suplemento de yodo era fundamental para mantener dicha suficiencia durante el embarazo.
La Organización Mundial de la Salud estimó en el año 2011 que el 71% de la población mundial recibía cobertura de los programas de yodación de la sal (53). La OMS también recomienda que el consumo de sal yodada debe superar el 90% de los hogares de un territorio para erradicar los trastornos relacionados con el déficit de yodo (54).
Durante la gestación, se considera que las gestantes presenta un adecuado aporte de yodo cuando presentan yodurias entre 150 y 249 ug/l (54). A este respecto, autores como Córdoba et al. consideran que en muchas ocasiones la evidencia no se ajusta a dichos valores, ya que la propia gestación puede ocasionar alteraciones en las pruebas para determinar dichos parámetro denotándose dificultad en el diagnóstico diferencial con respecto a las verdaderas cifras que realmente denotan enfermedad (46).
Los riesgos que se han descrito para la deficiencia de yodo se relacionan directamente con la salud materna (22) tanto previa al embarazo, como para una consecución exitosa de un embarazo y parto. No obstante, con respecto a la repercusión sobre el recién nacido y concretamente sobre el desarrollo neuropsicológico, los resultados de las investigaciones no son concluyentes (36-37), aunque sí se evidencia una tendencia a la influencia negativa importante de las alteraciones tiroideas sobre dicho desarrollo (40,51).
En nuestro país, a pesar de ser considerado una zona de riesgo moderado de déficit de yodo y de las medidas de yodoprofilaxis silente se ha evidenciado la falta de consenso con respecto al consumo de sal yodada por la población de gestantes, evidenciándose tanto la insuficiencia (9, 50) como la suficiencia de las necesidades diarias recomendadas (48).
Teniendo en cuenta las posibles repercusiones sobre la salud materna y fetal de la deficiencia de yodo y atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, se puso en marcha el programa de yodoprofilaxis silente (38), cuya eficacia presenta cierta controversia.
Las medidas habituales de yodoprofilaxis mediante la promoción del consumo de pescado marino y de alimentos enriquecidos en yodo como la sal y los lácteos son incapaces de garantizar un adecuado estado nutricional de yodo en la gestante (13,45).
Fernández et al. evidenciaron las controversia existente en la evidencia científica sobre si la medida de suplementación universal mediante sal yodada y el consumo adecuado de alimentos ricos en yodo son suficientes para evitar la deficiencia en yodo en la población, y durante el embarazo (45).
A pesar de existir dicha controversia, existen estudios que afirman que existe una cobertura insuficiente de las necesidades de yodo en las gestantes (35, 51, 55), a través de las cuales se demuestra la persistencia de la deficiencia de yodo en población gestante a pesar de haberse instaurado una campaña previa de suplementación yodada, confirmando el elevado riesgo que presenta la mujer embarazada para presentar esta deficiencia (38).
Se demuestra por lo tanto la importancia del mantenimiento de unos adecuados niveles de yodo durante la gestación, teniendo una alteración de los mismos importantes consecuencias tanto maternas como pre y postnatales (38).
Debido a que la educación sanitaria no garantiza un adecuado estado nutricional de yodo en la gestante y a pesar de que existe controversia en la evidencia disponible acerca de la relación del déficit de yodo con resultados adversos materno-fetales (37), es por eso que, por lo que a partir de 2005 el Ministerio de Sanidad autorizó la comercialización de suplementos de yoduro potásico (SIK) para la profilaxis de la deficiencia de yodo, financiables por el Sistema Nacional de Salud (38).
En la mujer embarazada la falta de yodo en la dieta da origen a una situación de deficiencia de yodo que subsiguientemente afecta al feto. En estas circunstancias se produce una hipotiroxinemia materna que afecta negativamente al desarrollo cerebral fetal y que se agrava por el propio hipotiroidismo del feto (56).
Los efectos beneficiosos de la suplementación yodada en población gestante con deficiencia de yodo moderada superan ampliamente los posibles efectos deletéreos de dicha medida sobre la salud maternofetal, escasamente reseñados en la literatura científica universal (35,38, 43).
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud sitúa nuestro país entre los yodosuficientes, la deficiencia de yodo persiste en la mayor parte de la población gestante.
Durante los últimos años se ha producido en nuestro país una yodoprofilaxis silente y no controlada, a pesar de las recomendaciones a nivel de alimentación y consumo de sal yodada reportadas a las gestantes con el objetivo del mantenimiento de unos niveles de yodo adecuados, no se asegura el mantenimiento de los mismos y por lo tanto la eficacia y sostenibilidad de esta forma de yodoprofilaxis.
Teniendo en cuenta las importantes repercusiones que las alteraciones en el metabolismo del yodo tienen para la salud tanto materna como fetal se evidencia la necesidad de indagar a través de estudios de calidad la situación real de la población gestante a este respecto.
Hasta el momento, y ante la falta de evidencia sobre los riesgos que supone la suplementación de yodo pero sí ante la evidencia de los importantes beneficios que el mantenimiento de los niveles de este mineral reporta, y teniendo en cuenta además que la yodoprofilaxis silente así como las intervenciones en educación sanitaria no están asegurando una correcta nivelación del yodo en gestantes, se tiende a la correcta suplementación con yodo.
Por ello, la situación descrita en el párrafo anterior, nos lleva a la conclusión que debido a que a día de hoy no existe el mecanismo que evalúe el riesgo individual de deficiencia de yodo, y tras valorar que los beneficios de la suplementación con yodo son mayores que los perjuicios, así como los riesgos, se debe de mantener la recomendación explícita de la prescripción de yoduro potásico antes de la gestación si es posible y durante la misma.
Del mismo modo, se deben garantizar unos mecanismo de detección y diagnóstico de los trastornos de déficit de yodo que se ajusten a un cribado universal adecuado a las modificaciones que el estado de gestación supone en las pruebas diagnósticas que compondrán dicho cribado, para facilitar el diagnóstico precoz de dichos trastornos.
A nivel preventivo, se deben diseñar estrategias de salud pública que garanticen un aumento de la ingesta de yodo controlado sobre todo en la población más susceptible de sufrir deficiencias en este mineral como lo es la población gestante, prestando especial atención en dichas estrategias al consejo preconcepcional y no solamente dirigir dichas estrategias a la población gestante como se está haciendo mayoritariamente en la actualidad.
Del mismo modo, se evidencia la necesidad de indagar mediante futuras investigaciones basadas en el rigor científico acerca de la necesidad real de suplementación así como los efectos adversos del no adecuado nivel de yodo durante la gestación, con el fin de unificar criterios y asegurar en un futuro la meta de que la inmensa mayoría de la población gestante de nuestro país presente un adecuado estado nutricional de yodo.