Trabajo presentado en el: I Congreso Internacional sobre Alzheimer. Un enfoque interdisciplinario en la intervención, como trabajo de tipo Revisión Bibliográfica.
PATRICIA LABORDA RUBIO
La Enfermedad de Alzheimer (EA) es una patología neurodegenerativa frecuente en población anciana. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y otras habilidades cognitivas.
En cuanto a las causas que desencadenan esta enfermedad no existe una causa clara en concreto. En cuanto a los factores ambientales como uno de los causantes, nos encontramos con la malnutrición, lesiones a nivel craneal y exposición al aluminio.
El aluminio es uno de los metales más frecuentes de la corteza terrestre, fue considerado inocuo para los seres humanos durante muchos años. Sin embargo, su impacto sobre los sistemas biológicos ha sido objeto de controversia en las últimas décadas y las investigaciones establecen que puede producir efectos adversos en plantas, animales acuáticos y seres humanos.
Por lo general, la exposición al aluminio no es dañina ( a niveles establecidos como normales). Este mineral se encuentra en muchos productos de uso diario como utensilios de cocina, papel de aluminio, polvo para hornear,...
Sin embargo, la exposición a altos niveles puede provocar problemas importantes para la salud.
Palabras clave: Aluminio, Enfermedad de Alzheimer, Factores de riesgo, Demencia.
Determinar cuál es la evidencia científica acerca de la influencia del aluminio como factor de riesgo para padecer Enfermedad de Alzheimer.
Se realiza una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos de literatura científica, principalmente en SciELO y en Science Direct, con los descriptores: “Enfermedad de Alzheimer”, “Aluminio”, “Factores de riesgo” y el operador booleano “AND”. Se acota la búsqueda entre los años 2013 y 2019, así tener en cuenta los datos más recientes.
Se descartan aquellos artículos que no traten directamente del aluminio como factor de riesgo a la hora de padecer enfermedad de Alzheimer. Finalmente se seleccionan 11 artículos de revistas científicas que cumplen con nuestros criterios de búsqueda.
En cuanto a los estudios relacionados con el aluminio como factor de riesgo de padecer Enfermedad de Alzheimer (EA) , se observa un estudio realizado en 2013 realizado a internos de un geriátrico en el que los niveles de aluminio son superiores en los pacientes con EA que en el grupo control. A pesar de ésto, en dicho estudio ninguno de los dos grupos superaron los límites permisibles de aluminio sérico. Cabe destacar que los valores eran significativamente superiores en el género femenino y en aquellos que consumían antiácidos.
Un estudio realizado en EEUU con 178 personas, refleja resultados poco significativos con respecto a un año de exposición con aluminio, considerándose poca evidencia en cuanto a asociar este mineral como factor de riesgo en EA. En otros estudios se objetivan resultados poco consistentes debido a la baja exactitud de las cantidades de aluminio que están presentes en nuestro medio. A pesar de esto, existen a su vez estudios epidemiológicos experimentales realizados en ratones que comprueban que el aluminio, debido a un estímulo en los fagocitos y Congresos Formación Alcalá 1 el aumento de especies reactivas de oxígeno, en presencia de hierro estimula la oxidación de lípidos y proteínas, hallándose concentraciones elevadas de lípidos oxidados en el cerebro.
En varios de los estudios observados se establecen niveles más elevados en el género femenino, lo que podría explicarse debido a la acumulación de aluminio cuando la mujer está menstruando, donde los niveles de hierro disminuyen, por lo que hay un aumento de transferirá libre, que transporta una mayor cantidad de aluminio al cerebro.
Estudios de baja calidad determinan una relación de la EA con el consumo elevado de aluminio en agua potable (en 9 de 13 estudios), confirmada en un estudio prospectivo a 15 años. Cabe destacar que el aluminio del agua solo representa una mínima proporción del total ingerido, aunque su absorción es mayor. En relación a la ingesta del agua del grifo, amplios estudios realizados en los últimos años concluyen con una relación de aumento de incidencia de EA tras un aumento de la ingesta de aluminio a través del agua potable. Al hilo de estos estudios, cabe destacar que la American Water Association hace referencia a que la mayor parte de aluminio que se consume por los seres humanos proviene de la inhalación, del suelo donde se cosechan los alimentos, de alimentos procesados, antiácidos de venta libre, antitranspirantes y no tanto de agua del grifo.
Diversos estudios relacionan la exposición al aluminio como factor de riesgo para desarrollar EA. Cabe destacar que en varios de ellos se recalca la diferencia en cuanto a que la ingesta de aluminio provenga del agua del grifo, puesto que en estos pacientes, los niveles séricos de aluminio son superiores con respecto al grupo control, aunque no se aprecian niveles superiores al nivel máximo permitido.
También hay consenso en que las mujeres presentan niveles superiores de aluminio, pero esto puede justificarse debido a la disminución de hierro durante la menstruación que aumenta la transferirá y hace que ésta transporte más aluminio al cerebro.
No existe una evidencia convincente de que la exposición a metales cause EA y únicamente el consumo de agua con alta cantidad de aluminio se ha asociado a mayor riesgo de EA.
Los estudios observados son de una calidad baja y no se puede determinar el aluminio como un factor de riesgo claro para desarrollar EA.
Si bien está controversia sigue sin resolverse de forma contundente y con estudios de alta evidencia científica, es una medida prudente evitar el aluminio en la medida de lo posible. También es interesante establecer un sistema de vigilancia en relación al aluminio para poder determinar el impacto sobre la salud de este mineral.
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