Ariana García Nevares
Terapeuta Ocupacional en Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA)
La enfermedad de Parkinson, es una enfermedad neurodegenerativa, que clínicamente, se caracteriza principalmente por déficits motores como bradicinesia, rigidez y temblor. Sin embargo, en las última décadas, ha aumentado el reconocimiento de las manifestaciones no motoras como el Trastornos Neurocognitivo Menor y Mayor, anteriormente reconocidos como Deterioro Cognitivo Leve y Demencia, respectivamente.
La progresión de un Trastorno Neurocognitivo Menor a Mayor, puede producirse en apenas unos años, o por el contrario, tardar varias décadas o simplemente, no ocurrir. Sin embargo, cuando éste se asocia con la enfermedad de Parkinson, restringe a las personas a participar en actividades significativas relacionadas con el trabajo, el ocio, participación social y actividades en la comunidad.
Es crucial conocer estos aspectos para mejorar la intervención clínica en los pacientes con enfermedad de Parkinson.
Palabras clave: Trastorno Neurocognitivo Menor, Trastorno Neurocognitivo Mayor, Enfermedad de Parkinson, Actividades de la Vida Diaria
La Enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa y constituye la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente por detrás de la demencia tipo Alzheimer1.
La enfermedad suele aparecer entre los 65 a 70 años, con una presencia ligeramente más frecuente en varones2. Su base anatomopatológica se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra del mesencéfalo, así como la presencia de inclusiones intracelulares llamadas cuerpos de Lewy1. Su etiología es desconocida2.
Clínicamente, se caracteriza principalmente por la tríada motora: bradicinesia, rigidez y temblor2. Sin embargo, en las últimas décadas, ha aumentado el reconocimiento de las manifestaciones no motoras como el Trastornos Neurocognitivo Menor y Mayor. Estos síntomas han recibido especial atención en los últimos años por parte de los profesionales sanitarios debido a su elevada frecuencia e impacto en la calidad de vida de los pacientes y familiares1. Los síntomas no motores pueden presentarse en cualquier estadio de la enfermedad y llegar a preceder en años a los síntomas motores3.
La Asociación Americana de Psiquiatría ha publicado el DSM-54. En el mismo se incluye una sección denominada Trastornos neurocognitivos, que reemplaza la categoría de Delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognitivos, establecida en el DSM-IV-TR5.
El DSM-5 engloba el término Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor. El término de Deterioro Cognitivo Leve (DCL) queda sustituido por el término Trastorno Neurocognitivo Menor y el término demencia por Trastorno Neurocognitivo Mayor6.
La diferencia principal entre el clásico concepto de DCL y el término de Trastorno Neurocognitivo Menor correspondiente al DSM-5, es que es este último engloba el deterioro producido por cualquier etiología y rango de edad. El término demencia queda sustituido por el término Trastorno Neurocognitivo Mayor, lo cual marca una ruptura conceptual importante. Esto viene determinado por una desvinculación de la demencia como un trastorno mental, propio de la palabra demencia (sin mente), remarcando el concepto de organicidad de los procesos neurocognitivos6.
El criterio que diferencia un Trastorno Neurocognitivo Menor de uno Mayor es que las dificultades cognitivas no deben influir en la capacidad de la persona para efectuar las Actividades de la Vida Diaria (AVD). Si esto es así, ya se hablaría de un Trastorno Neurocognitivo Mayor6 (Ver Tabla I)
Tabla I. Diferencias entre Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor propuestas en el DSM-5
Trastorno Neurocognitivo Menor |
Trastorno Neurocognitivo Mayor |
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Preocupación del paciente u otros por su cognición |
Declive modesto en las funciones cognitivas |
Declinar sustancial en las funciones cognitivas |
Rendimiento en Test neuropsicológicos |
De una a dos desviaciones estándares por debajo de lo esperado |
Dos o más desviaciones estándares por debajo de lo esperado |
Autonomía |
La alteración es insuficiente para afectar la autonomía |
La alteración es suficiente para afectar las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria |
La progresión de un Trastorno Neurocognitivo Menor a Mayor, puede producirse en apenas unos años, o por el contrario, tardar varias décadas o simplemente, no ocurrir7.
Un estudio neuropsicológico es imprescindible para la valoración del grado de déficit cognitivo, y su evolución a lo largo del curso de la enfermedad de Parkinson7.
Algunos de los instrumentos adecuados para valorar la presencia de Trastorno Neurocognitivo Menor y/o Mayor son los siguientes:
Minimental State Examination (MMSE)8 es un instrumento de cribado empleado en la detección del Trastorno Neurocognitivo Menor, que permite valorar ciertas áreas de la función cognitiva como la memoria, la orientación, el lenguaje o la habilidad para la realización de órdenes. Las principales limitaciones del MMSE son: influencia de la edad del paciente y su nivel cultural y un punto de corte muy rígido.
Scales for Outcomes in Parkinsons Disease-Cognition (SCOPA-COG)9. Es una escala cognitiva específica para la EP. Se emplea como instrumento de cribado de Trastorno Neurocognitivo en la EP, aunque se desarrolló inicialmente para valorar los cambios en las funciones cognitivas en la EP. Esta prueba valora cuatro dominios cognitivos: memoria (verbal y visual), atención, funciones ejecutivas y función visuoespacial. Requiere un tiempo de administración entre 10 y 15 minutos. Este instrumento de evaluación cuenta con una elevada fiabilidad sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de los Trastornos Neurocognitivos en la EP.
Montreal Cognitive Assessment (MOCA)10. Constituye un excelente instrumento de cribado, ampliamente utilizado en la EP. Requiere un tiempo de administración de 10 minutos. Evalúa ocho dominios cognitivos (función ejecutiva y visuoespacial, identificación, memoria, atención, lenguaje, abstracción, recuerdo diferido y orientación). Es un instrumento óptimo para discriminar entre Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor en la EP11. Algunos autores lo consideran de mayor utilidad que el MMSE por su mayor y más exigente número de tareas en la valoración de las funciones ejecutivas, lenguaje y tareas visuoespaciales7,12.
El concepto de Trastorno Neurocognitivo Menor es ampliamente aceptado como un estado de transición entre la cognición global y el Trastorno Neurocognitivo Mayor, también en pacientes con enfermedad de Parkinson (13).
Tabla II. Criterios diagnósticos propuestos en el DSM-5 para el Trastorno Neurocognitivo Menor
A. Evidencia de un declive cognitivo modesto desde un nivel previo de mayor desempeño en uno o más de uno de los dominios cognitivos referidos: 1. Preocupación del individuo, de un tercero informado o del facultativo con respecto a un declive modesto en las funciones cognitivas. 2. Declive en el desempeño neuropsicológico, implicando un desempeño en los test del rango de una a dos desviaciones estándar por debajo de lo esperado en la evaluación neuropsicológica reglada o ante una evaluación clínica equivalente. |
B. Los déficits cognitivos son insuficientes para intervenir con la independencia (por ejemplo, Actividades Instrumentales de la Vida Diaria, tareas complejas como el manejo de medicación o dinero), pudiendo ser preciso esforzarse más, utilizar estrategias compensatorias o hacer una acomodación para mantener la independencia. |
C. Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un delirium. |
D. Los déficits cognitivos no son atribuibles de forma primaria a la presencia de otros trastornos mentales (por ejemplo, trastorno depresivo mayor, esquizofrenia) |
La detección temprana del Trastorno Neurocognitivo Menor en la EP es importante porque puede ser útil para identificar individuos en riesgo de Trastorno Neurocognitivo Mayor y para desarrollar intervenciones terapéuticas13. El Trastorno Neurocognitivo Menor no siempre evoluciona igual. De hecho el curso clínico es tan variable que una gran proporción de pacientes permanece clínicamente estable durante algunos años o incluso progresa hacia Trastorno Neurocognitivo Mayor14,15.
El Trastorno Neurocognitivo Menor puede apreciarse incluso en las etapas más iniciales de la enfermedad7. Afecta de 26,7%1 al 55 % de los pacientes con Parkinson3.
El Trastorno Neurocognitivo Menor puede clasificarse como amnésico o no amnésico, según el tipo de déficit cognitivo predominante, y como único o múltiple, dependiendo de la cantidad de dominios cognitivos afectados. En la EP, se ha informado que el subtipo no amnésico es el más común. La definición del tipo de Trastorno Neurocognitivo Menor es importante, porque los pronósticos son diferentes12. En las etapas tempranas, el subtipo más frecuente de Trastorno Neurocognitivo Menor es el de dominio múltiple, con déficits en la memoria y las funciones visuoespaciales16.
Los cambios cognitivos más comúnmente observados se presentan en funciones ejecutivas, atención, memoria y habilidades visuoespaciales3.
Respecto a la atención y funciones ejecutivas, es frecuente encontrar bajo nivel de rendimiento en tareas que exigen organización, velocidad de procesamiento, planificación y resolución de problemas.
En cuanto a las habilidades mnésicas, predominan los trastornos de memoria inmediata. No obstante, suele verse afectada la memoria episódica (verbal y visual) y la evocación libre diferida (secundario a la disfunción ejecutiva). Es posible observar una disminución en el rendimiento de rostros con una preservación de funciones de aprendizaje visual .
El lenguaje puede presentar baja fluidez verbal, posiblemente secundaria a la disfunción ejecutiva3.
El propio trastorno neurocognitivo menor supondría por sí mismo, un incremento en el riesgo de desarrollar Trastorno neurocognitivo mayor comparado con aquellos pacientes sin ningún tipo de deterioro cognitivo7. El Trastorno Neurocognitivo Menor está asociado a mayor edad, mayor deterioro motor y depresión12.
La presencia de trastorno neurocognitivo menor en pacientes con EP se asocia con una peor calidad de vida y deterioro funcional y puede influir negativamente en sus actividades de la vida diaria y calidad de vida, empeorando la carga del cuidador7.
La prevalencia del Trastorno Neurocognitivo Mayor en la EP, en los estudios transversales es del 40%, mientras que según los resultados de los estudios longitudinales7, la presencia de Trastorno Neurocognitivo Mayor está presente hasta en el 83% de los pacientes tras 20 años de enfermedad1.
Tabla III. Criterios diagnósticos propuestos en el DSM-5 para el Trastorno Neurocognitivo Mayor
A. Evidencia de un declive cognitivo sustancial desde un nivel previo de mayor desempeño en uno o más de los dominios cognitivos referidos: 1. Preocupación del individuo, de un tercero informado o del facultativo con respecto a un declive sustancial en las funciones cognitivas. 2. Declive en el desempeño neuropsicológico, implicando un desempeño en los test del rango de dos a más desviaciones estándar por debajo de lo esperado en la evaluación neuropsicológica reglada o ante una evaluación clínica equivalente. |
B. Los déficits cognitivos son suficientes para intervenir con la independencia (por ejemplo, requieren asistencia para las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria, tareas complejas como el manejo de medicación o dinero). |
C. Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un delirium. |
D. Los déficits cognitivos no son atribuibles de forma primaria a la presencia de otros trastornos mentales (por ejemplo, trastorno depresivo mayor, esquizofrenia) |
El Trastorno Neurocognitivo Mayor posee 3 estadios:
1.- Leve, si las dificultades son exclusivamente para AVD instrumentales.
2.- Moderado, cuando las dificultades también incluyen las AVD básicas.
3.- Grave, cuando la persona es totalmente dependiente.
El DSM-5 recomienda la sospecha de un Trastorno Neurocognitivo Mayor Leve cuando la persona exprese dificultad para realizar tareas instrumentales de la vida diaria, como pagar facturas o realizar actividades domésticas, ya sea porque las exprese como difíciles, o porque requiera utilizar estrategias compensatorias para llevarlas a cabo. No obstante, el diagnóstico se efectuará cuando la persona requiera algún tipo de ayuda para llevar a cabo dichas tareas o cuando las abandone si no dispone de ayuda6.
Típicamente, el perfil cognitivo del Trastorno Neurocognitivo Mayor en la EP es un síndrome disejecutivo (caracterizado por deterioro en la planificación, pensamiento abstracto, flexibilidad mental y apatía), con deterioro prominente de la atención y funciones visuoespaciales17.
Los déficits en la atención, funciones ejecutivas, denominación, capacidad visuoespacial, capacidad constructiva y recuperación en la memoria episódica están presentes en las primeras etapas del Trastorno Neurocognitivo Mayor17.
Recientemente, se ha descrito que mientras que el 56% de los pacientes con TNMayor por EP tendría un perfil de deterioro tipo subcortical, en un 30% sería de tipo cortical. Es importante destacar que las alteraciones mnésicas son menos frecuentes y de menor gravedad que en otros tipos de demencia3. La afectación subcortical, presenta una afectación predominantemente de los dominios cognitivos no amnésicos (funciones ejecutivas, atención y visuo-percepción). No obstante, en estos pacientes puede encontrarse además una afectación de la memoria e incluso del lenguaje.
Las pruebas de fluidez verbal, en las que se solicita al paciente que enumere el mayor número posible de palabras circunscritas a ciertas características semánticas o literales, muestra la dificultad para adoptar una estrategia que extraiga con rapidez palabras de ese caudal léxico. Es típico, por ejemplo, que al solicitar al paciente que enumere nombres de animales, aliga nombres sin conexión alguna entre ellos18.
Respecto a la memoria, se destaca una alteración mayor de la codificación que de la recuperación, lo que refleja una afectación del lóbulo temporal7. Además, suele verse afectada la memoria episódica (inmediata y diferida)3. La memoria remota se encuentra relativamente preservada18.
El Trastorno Neurocognitivo Menor se considera uno de los principales factores de riesgo del Trastorno Neurocognitivo Mayor12. También se consideran factores de riesgo la edad avanzada, sexo masculino, una mayor afectación motora, depresión7, bajo nivel educativo, confusión o psicosis después del tratamiento con levodopa18, presencia de alucinaciones visuales y el fenotipo rígido-acinético1. Respecto a la edad, una edad avanzada en el momento del diagnóstico no implicaría un mayor riesgo de conversión a Trastorno Neurocognitivo Mayor en la EP7. Además, aquellos pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada tienen un riesgo 12 veces mayor de Trastorno Neurocognitivo Mayor en comparación con pacientes jóvenes con menor gravedad de enfermedad17.
Los pacientes con fenotipo con temblor dominante tienen un menor riesgo de desarrollar Trastorno Neurocognitivo Mayor17.
El déficit en tareas de denominación, copia de dibujos, memoria visual y cálculo, son posibles predictores de Trastorno Neurocognitivo Mayor en la EP 3,19.
Este estadio contribuye de manera marcada a la pérdida de autonomía del paciente, lo que conlleva un alto impacto tanto en su calidad de vida como la de sus familiares1.
El Trastorno neurocognitivo mayor tiene un grave impacto en el paciente y el cuidador, ya que está asociado con una mayor tasa de discapacidad y mortalidad en la EP, así como mayor riesgo de institucionalización7.
Las dificultades cognitivas derivadas del Trastono Neurocognitivo Mayor afectan a la gestión del hogar y diversas actividades de la vida diaria. Las dificultades surgen principalmente para las tareas más exigentes cognitivamente, como gestiones financieras, planificar, tomar decisiones y usar tecnología. También se observan dificultades en el manejo del medicamentos y citas. En cuanto a las actividades de ocio, también podrían sufrir afectación debido a estas dificultades cognitivas. Las personas con EP abandonaron sus actividades sociales debido al esfuerzo involucrado en llegar a quedar con sus amistades o simplemente ser parte de una conversación20 .
Los déficits motores de la enfermedad junto con los déficits cognitivos hace que las limitaciones en las actividades de la vida diaria se presenten en las personas con EP. Los déficits en las funciones ejecutivas comprometen la planificación y organización de tareas y rutinas complejas. Esto se manifiesta en actividades de la vida diaria como el manejo de medicamentos, planificación de un viaje o tareas administrativas21.
Inevitablemente, la EP restringe a las personas a participar en actividades significativas relacionadas con el trabajo, el ocio, participación social y actividades en la comunidad. Muchas de estas actividades requieren demasiado tiempo y esfuerzo para las personas con Parkinson, les causan vergüenza o no pueden realizarlas de manera independiente22.
Puesto que a consecuencia del Trastorno Neurocognitivo Mayor las personas con Parkinson precisan ayuda en las Actividades de la Vida Diaria o terminan por abandonarlas, es importante conocer cuáles son los problemas más comunes en estas áreas ocupacionales con el fin de mantener el mayor grado de participación posible en las AVD en esta etapa.
Los terapeutas ocupacionales pueden aconsejar y capacitar en el uso de estrategias cognitivas compensatorias en las tareas diarias. Estas estrategias están dirigidas a mejorar la planificación, resolución de problemas y gestión del tiempo. Cuando un paciente no puede aplica estar estrategias de forma independiente, se aconseja utilizar indicaciones ambientales que también pueden actuar como recordatorio21.
ACTIVIDADES BÁSICAS DE LA VIDA DIARIA (AVD)
ALIMENTACIÓN |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
Confunde los cubiertos entre ellos (come la sopa con tenedor). Manejo incorrecto de los utensilios por dificultad física o por la aparición de las apraxias (no es capaz de llevarse la cuchara a la boca o no coordina el uso del cuchillo y tenedor). Debido a la falta de atención y presencia de apatía, se distrae durante la comida y no inicia ni continúa la tarea. No mantiene una limpieza adecuada en la mesa (se mancha la ropa, escupe, juega con la comida). Posibles atragantamientos. Come atropelladamente. Rechaza la comida o no come; no le resulta atractivo. |
Poner únicamente el cubierto que se necesita para comer cada plato. Utilizar cubiertos, platos y vasos adaptados a las necesidades de la persona. Simplificar la tarea (si tiene dificultad para cortar la comida con cuchillo y tenedor, se le presentará ya cortada). Dar instrucciones verbales o iniciar el movimiento para estimular a la persona a que comience y siga con la actividad. Mantener un buen posicionamiento en sedestación. Utilizar cubiertos pequeños para evitar que introduzca grandes cantidades de comida en la boca y coma de manera impulsiva. Presentación vistosa de la comida de manera que despierte su interés, así como darle siempre comida que le resulte familiar, a la que esté acostumbrado. Fomentar la toma de decisiones dando a elegir entre dos opciones de comida. |
VESTIDO |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
Dificultad para abrocharse las prendas. Aparición de apraxias. No se pone la ropa en el orden y posición adecuados (se pone la ropa interior por encima de los pantalones) o no es capaz de vestirse solo. Dificultades a la hora de elegir la ropa. Respuestas agresivas al ser vestido por otra persona. Se desviste continuamente. Posibles pérdidas de equilibrio o caídas. |
Dar instrucciones verbales para ir guiando la actividad. Utilizar prendas más fáciles de colocar (faldas y pantalones sin botones, zapatos sin cordones). Colocar las prendas de manera que la persona sepa el orden en que se las tiene que poner. Adaptación de las prendas de vestir (sustituir botones por cremalleras, velcros o gomas elásticas). Dejar en el armario solo las prendas de temporada. Utilizar carteles o etiquetas para señalar donde se encuentran las prendas dentro del armario. Si necesita la ayuda de otra persona, explicaremos lo que vamos a hacer y verbalizaremos cada paso. En caso de que la persona se desvista continuamente, utilizaremos ropa de menor accesibilidad (apertura por la espalda). Si la persona se muestra inestable en bipedestación, realizará la actividad del vestido sentada la mayor parte del tiempo. |
ASEO Y DUCHA |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
Aparición de apraxias. No es capaz de utilizar el peine, el cepillo de dientes, la cuchilla de afeitar, lavarse la cabeza, etc. No secuencia adecuadamente la actividad o repite los pasos. Confunde o no reconoce los utensilios necesarios. No sabe regular la temperatura del agua. Se muestra agresivo cuando otra persona tiene que asearle, ya que es un momento de especial intimidad. Riesgo de caída en la ducha. Dificultad para entrar y salir de la bañera. |
Dar instrucciones verbales para ir guiando la actividad. Adaptar algunos utensilios para facilitar su uso. Sustituir la cuchilla por máquina de afeitar. Utilizar carteles y etiquetas para reconocer los diferentes objetos. Dejar preparada a la persona la temperatura adecuada del agua. Si necesita la ayuda de otra persona, explicaremos lo que vamos a hacer y verbalizaremos cada paso. Productos de apoyo (silla de ducha, asideros...) |
USO DEL INODORO |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
No es capaz de encontrar el baño, no reconoce el inodoro, de manera que puede llegar a hacer sus necesidades en lugares inadecuados. No realiza una higiene adecuada. |
Utilizar carteles y etiquetas para reconocer el espacio. Dar instrucciones verbales para ir guiando la actividad. Utilizar adaptaciones como asideros, alza para el inodoro... Respetar su intimidad (una vez que lo hemos ayudado a sentarse en el retrete, podemos retirarnos sin dejar de supervisar) Pautar un horario a seguir cada día para ir al cuarto de baño. Preguntar a la persona si necesita ir al baño |
ACTIVIDADES INSTRUMENTALES DE LA VIDA DIARIA (AIVD)
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
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Dificultad para llegar al establecimiento debido a su desorientación. No recuerda los productos que tiene que comprar. Dificultad para planificar la lista de la compra. Dificultad en el manejo del dinero (por ejemplo, gasta dinero en exceso, no identifica el valor de las monedas) |
Acompañar a la persona al establecimiento y supervisar la tarea. Llevar siempre una lista de la compra. Elaborar a la persona a elaborar la lista. Calcular el precio aproximado de la compra que se vaya a realizar y darle solamente el dinero que necesite. Simplificar la tarea y permitir que continúe participando en pequeñas compras. |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
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Dificultad para secuenciar una tarea. Dificultad en el reconocimiento y manejo de los productos de limpieza. Dificultad para encontrar los utensilios necesarios para realizar la tarea. |
Guiar verbalmente los pasos de la tarea. Adaptar el entorno para que los utensilios estén a su alcance con las indicaciones necesarias. Utilizar carteles y etiquetas. Mantener los productos tóxicos y medicamentos en lugares de difícil acceso. |
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DIFICULTADES EN PERSONAS CON PARKINSON |
RECOMENDACIONES |
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Dificultad para secuenciar la tarea. Aparición de pequeños olvidos (se deja el fuego encendido o no recuerda si ha realizado ya alguno de los pasos previos) No reconoce los objetos, utensilios, alimentos... No recuerda los alimentos necesarios para elaborar una comida. No es capaz de prevenir posibles riesgos como cortarse o quemarse. |
Supervisar y/o guiar verbalmente todos los pasos de la tarea. Simplificar la tarea dividiéndola en pasos más sencillos. Dejar preparados previamente los alimentos y utensilios que se vayan a necesitar para la realización de la comida. Además la receta puede estar presente durante toda la actividad para ir recordando cada paso. Cuando la persona ya no realiza la tarea completa, se le permitirá participar en tareas más sencillas, como lavar los alimentos, separarlos, cortarlos... |
Como se ha desarrollado a lo largo de este trabajo, la presencia de Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor en la EP es crucial, ya que unido a los déficits motores de la enfermedad genera una discapacidad progresiva y afecta al desempeño en las AVD (Ver Tabla IV).
Tabla IV. Resumen de los déficits del Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor.
Trastorno Neurocognitivo Menor |
Trastorno Neurocognitivo Mayor |
Déficit de las funciones ejecutivas: organización, planeación y resolución de problemas. Deterioro de las habilidades visuoespaciales: episodios cortos de desorientación. Alteración de la memoria: inmediata, episódica, verbal y visual. Lenguaje: menor fluidez verbal semántica. Fallos de atención selectiva. Enlentecimiento cognitivo Apraxia visuoconstructiva |
Aumento y mayor severidad de síntomas cognitivos y en el número de errores. Mayor deterioro en la función ejecutiva Mayor déficit en las habilidades visuoespaciales y visuocontructivas. Deterioro irregular de la memoria episódica y diferida Trastornos de la habilidad verbal motora y no motora |
Los estudios previos indican que los déficits motores asociados a la enfermedad repercuten negativamente en la vida cotidiana23 y también los déficits no motores21.
Los síntomas no motores han recibido mayor atención en los últimos años, ya que se pueden detectar en la mayoría de los pacientes con EP. El empleo de baterías neuropsicológicas específicamente diseñadas para detectar estos déficits permite no solo descubrir la alteración de estos déficits cognitivos en las etapas más iniciales de la EP, sino también valorar su empeoramiento progresivo.
Se hacen por tanto necesarias más investigaciones en este ámbito para conocer el alcance real que el Trastorno Neurocognitivo Menor y Mayor tienen en la vida cotidiana de las personas con enfermedad de Parkinson.