Bibiana Polo Morís
Diplomada Universitaria en Enfermería
Servicio de Salud del Principado de Asturias.
Andrea González Fernández
Diplomada Universitaria en Enfermería
Servicio de Salud del Principado de Asturias.
Carmen González Fernández
Diplomada Universitaria en Enfermería
Servicio de Urgencias y Emergencias del Principado de Asturias.
El dolor no tratado y el infratratado representan uno de los problemas de salud más extendidos, empeorando a medida que la población envejece y acumulando el riesgo de dolor.
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor definió el dolor como "una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial".
La mayor parte de las opciones terapéuticas tienen un mecanismo de acción determinado pero no se pueden prescribir en dosis ilimitadas ya que su eficacia tiene un límite.
La combinación de fármacos de diferentes clases, con mecanismos de acción diferentes y complementarios, brinda una mejor oportunidad de lograr una analgesia eficaz con dosis reducidas de cada uno de los fármacos.
En una escala global, la repercusión del dolor tiene efectos que alcanzan a la estructura social, a la función y al bienestar económico de la sociedad en su conjunto. Además, la carga del dolor tiene una repercusión importante sobre la utilización de recursos y la actividad laboral.
En los últimos años se han ido analizando los circuitos neuroanatómicos y los mecanismos celulares subyacentes al inicio del dolor, entre ellos, la identificación de moléculas capaces de modular tipos específicos de células modulares neuronales, que podrían representar nuevos objetivos para los tratamientos innovadores del dolor. Además los avances en las técnicas de imagen han proporcionado a los médicos dedicados al tratamiento del dolor instrumentos avanzados para el diagnóstico de los diferentes tipos de dolor y para la evaluación de sus tratamientos.
El tratamiento del dolor todavía no ha alcanzado la sinergia que debería conseguirse a través de un enfoque completo e integrado de la investigación, el diagnóstico y el tratamiento del dolor. Se plantean varios retos entre ellos una apreciación más profunda de la interrelación entre los sistemas nerviosos central y periférico en la percepción del dolor, una mayor toma de conciencia de los múltiples mecanismos subyacentes a la transmisión, facilitación e inhibición del dolor, así como una clara identificación de las barreras existentes dentro de los sistemas sanitarios mundiales, y entre los profesionales sanitarios, para evaluar y tratar correctamente el dolor1.
La sedación se puede definir como “la administración de fármacos sedantes o disociativos, con o sin analgesia, para inducir un estado en el que el paciente se encuentre cómodo, libre de dolor o recuerdos desagradables, tolere procedimientos que pudiesen ser molestos ya sean terapéuticos o diagnósticos, con mantenimiento de la función cardiorrespiratoria,”.
Es muy importante utilizar técnicas de sedación que proporcionen efectividad, seguridad, estabilidad hemodinámica y pocos efectos secundarios como pueden ser la depresión respiratoria, cardiovascular, vómitos etc. La mayoría de las complicaciones relacionadas con la sedación son evitables2, 3,4.
La sedación es uno de los pilares básicos del manejo del paciente crítico. La mayoría de los pacientes ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) requiere de su uso. La utilización adecuada disminuye el grado de estrés del paciente crítico, facilitando su manejo y tratamiento y mejorando su pronóstico. Sin embargo, la sedación, sobre todo en perfusión continua, es una práctica que no está exenta de complicaciones derivadas tanto de su infra como de su sobreutilización, que pueden empeorar el pronóstico de los pacientes críticos. Un nivel de sedación adecuada dependerá del tipo de paciente, del tipo de procedimiento, de los medicamentos utilizados y de las variaciones clínicas que sufra durante su ingreso.4
El objetivo de la sedación en el paciente crítico debe ser asegurar un óptimo nivel de comodidad, reducir la respuesta al estrés y demandas metabólicas durante la inestabilidad cardiovascular y respiratoria, facilitar la adaptación a la ventilación mecánica (VM), los procedimientos diagnósticos terapéuticos, así como los cuidados de enfermería. Protocolos de sedación del paciente en UCI implementan dos características principales: un enfoque estructurado para la evaluación del dolor y la angustia del paciente, junto con un algoritmo que dirige la escalada de drogas y desescalada basándose en las evaluaciones5.
La analgesia se puede definir como “la desaparición, ya sea natural o artificial, de cualquier sensación dolorosa”. De manera artificial se bloquean los medios de transmisión del dolor y/o los mediadores o por desconexión de los centros del dolor mediante el uso de hipnosis, fármacos sistémicos, regionales o por inhalación.
La estrategia óptima para el control del dolor es una combinación de fármacos que actúen a través de múltiples mecanismos y lugares de acción hasta alcanzar el objetivo terapéutico, la analgesia. Este concepto se inicio en 1960 por parte de Houde y cols., posteriormente, en 1980, se recomendó clínicamente y algunos años más tarde fue difundo por Kehlet y Dahl quienes hablaron de analgesia “multimodal”.
La analgesia multimodal ofrece diferentes ventajas como un espectro de acción amplio, mayor eficacia, mejor cumplimiento del tratamiento y mejor coeficiente de eficacia/seguridad1.
La asistencia de un paciente en una UCI demanda a la enfermería un abordaje específico por las características y las dificultades del propio enfermo. El personal enfermero tiene un papel activo organizando los fármacos sedoanalgesiantes solicitados por el facultativo, la dosis que necesite el paciente, su monitorización y mantenimiento en cada caso, control de parámetros, detección temprana de problemas etc. Todo ello hace que el personal enfermero forme un grupo de trabajo fundamental para el manejo de estos pacientes.
La UCI se define como “una organización de profesionales sanitarios que ofrece asistencia multidisciplinar en un espacio específico del hospital, que cumple unos requisitos funcionales, estructurales y organizativos, de forma que garantiza las condiciones de seguridad, calidad y eficiencia adecuadas para atender pacientes que, siendo susceptibles de recuperación, requieren soporte respiratorio o que precisan soporte respiratorio básico junto con soporte de, al menos, dos órganos o sistemas; así como todos los pacientes complejos que requieran soporte por fallo multiorgánico” 6; puede atender a pacientes que requieren un menor nivel de cuidados.
La UCI se desarrolla como evolución de otras estructuras sanitarias previas7:
Funciona generalmente como una unidad intermedia, que presta servicios a pacientes que proceden de y/o son dados de alta a los servicios clínicos finales, generalmente médicos o quirúrgicos, y para cuyo correcto funcionamiento precisa de la integración y coordinación con prácticamente la totalidad de las restantes unidades del hospital6.
La actividad de la enfermería en la UCI es un proceso activo y dinámico que viene determinado por el paciente en estado crítico, el enfermero profesional de cuidados intensivos y el propio medio donde ejercemos nuestra actividad asistencial. Desempeñamos diferentes funciones: asistencial, administrativo, docente e investigador7.
Es recomendable realizar reuniones periódicas del equipo de la UCI para analizar con un enfoque sistémico los incidentes de seguridad en la UCI y, especialmente, para establecer las medidas de corrección pertinentes para prevenir nuevos incidentes. La Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud (AC-SNS) y la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) han realizado un estudio en 79 UCI y 1.017 pacientes; de ellos, el 58,1% presentaron algún incidente6.
La Estadística de Establecimientos Sanitarios con Régimen de Internado (EESCRI), una encuesta creada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), identificaba, en 2005, 4.975 camas de Medicina Intensiva en hospitales de agudos, lo que representa el 4,3% de las camas en funcionamiento en ese tipo de hospitales. De ese total, el 77% (3.809 camas) se correspondían con camas ubicadas en UCI, distribuyéndose el resto entre camas en unidades de cuidados coronarios (10%), de cuidados intensivos neonatales (11%) y de quemados (2%)6.
Los medicamentos se deben ajustar a las necesidades individuales del paciente, administrando la mínima dosis necesaria para conseguir el objetivo, el cual debe ser claramente identificado, definido al inicio de la terapéutica y revisado de forma regular.
Los sedantes se administran para conseguir fundamentalmente un nivel de confot adecuado para el paciente, disminución de su nivel de estrés, que el paciente pueda tolerar técnica ya sean diagnósticas o terapéuticas que impliquen un daño al paciente y conseguir fines terapéuticos. Las Sociedades Médicas en Cuidados Intensivos recomiendan variar los objetivos en función del tipo de paciente que estemos tratando, su evolución clínica y la tolerancia al sedante8, 9,10.
Existen diferencias en la modalidad del uso de sedantes en situaciones agudas o de corta duración y de sedación prolongada. Estas diferencias radican no sólo por el agente a utilizar, sino por el modo de administración3.
Se pueden definir cuatro niveles de sedación, de menor a mayor profundidad, según la clasificación American Society of Anesthesiologists (ASA) (Tabla 1). Grado I o sedación mínima, grado II o sedación moderada, grado III o sedación profunda y grado IV o anestesia general11.
Tabla 1. NIVELES DE SEDACIÓN SEGÚN LA ASA11
|
Sedación mínima Grado I |
Sedación moderada Grado II |
Sedación profunda Grado III |
Anestesia general Grado IV |
Grado de respuesta |
Respuesta normal a estímulo verbal |
Respuesta adecuada* a estímulos verbales o táctiles |
Respuesta adecuada* a estímulos repetidos o dolorosos |
Falta de respuesta a estímulos dolorosos |
Vía aérea |
Normal |
No es necesario intervenir |
Puede ser necesario intervenir |
Es habitual tener que intervenir |
Ventilación espontánea |
Normal |
Adecuada |
Puede ser insuficiente |
Habitualmente es insuficiente |
Función cardiovascular |
Normal |
Normal |
Habitualmente se mantiene |
Puede estar alterada |
*Respuesta adecuada: reflejo de retirada a un estímulo doloroso. No puede considerar una respuesta lógica
Podemos enumerar dos tipos de sedación, que no se engloban dentro de estos niveles: la sedación terminal o sedación profunda y la sedación consciente.
La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECAPAL) propone el concepto de sedación terminal o sedación profunda continua hasta la muerte como: “la inducción de un coma farmacológico profundo que se mantendrá previsiblemente hasta que el paciente fallezca”12.
El término sedación consciente en la UCI podría ser discutible ya que se define como: “estado inducido por fármacos en el que el paciente tolera los procedimientos dolorosos al tiempo que mantiene los reflejos de protección para un adecuado control de la vía aérea”. Es un tipo de sedación muy utilizado en intervenciones ambulatorias, con pacientes estables, en procedimientos mínimamente invasivos en los que no se prevean complicaciones… ya que la recuperación posterior es muy rápida. Su definición se podría englobar en una sedación grado I o mínima.
La profundidad de sedación necesaria dependerá de las características psicológicas del paciente, de la naturaleza y gravedad de su situación clínica, de la evolución prevista y de su tolerancia a las técnicas de soporte usadas para el tratamiento. En condiciones ideales, se debería mantener al paciente con un grado de sedación tal que permitiera su comunicación con el personal que le atiende y con sus familiares, profundizando el nivel ante situaciones puntuales y manteniendo el ciclo vigilia-sueño. La estrategia de sedación debe prever las distintas necesidades a lo largo del día, enmarcándose dentro de lo que se ha propuesto bajo la denominación de «sedación dinámica»8,9.
Existe un mal uso de la sedación en las UCIS conocido como sobresedación e infrasedación.
El concepto de sobresedación debe aplicarse a toda aquella situación en la que al paciente se le administre más sedación de la que realmente necesite se asocia a una prolongación del tiempo de VM, de estancia en la UCI y en el hospital, a un mayor consumo de recursos sanitarios y a la dificultad para monitorizar la evolución neurológica9. Estos pacientes tienen mayor frecuencia de sueños paranoides, pesadillas y alucinaciones, lo que puede dar lugar a secuelas psicológicas graves, como el trastorno de estrés postraumático, lo que se relaciona con una peor calidad de vida relacionada con la salud2. Efectos secundarios: hipotensión, bradicardia, íleo, estasis venoso, dificulta la valoración neurológica13.
La infrasedación se define como sedación insuficiente; el paciente sufre miedo, ansiedad, trastornos del sueño, desorientación y agitación, lo que se asocia a un peor pronóstico. Esta situación conlleva un incremento del riesgo para la autorretirada de dispositivos y para las necesidades de cuidados de enfermería, lo que se asocia con un aumento de los costes, un incremento de los requerimientos de oxígeno y una dificultad para la VM2, 13.
El fármaco sedante ideal debería cumplir una serie de características: no deprimir la función respiratoria, tener efectos analgésicos, ser fácilmente dosificable, tener un inicio y fin de acción rápidos, no acumularse, tener un perfil hemodinámico predecible, permitir la interacción del paciente con sus cuidadores y ser barato. Razones farmacocinéticas, farmacodinámicas y económicas por un lado, y la comorbilidad y estabilidad hemodinámica del paciente por otro 13. En la actualidad tenemos diferentes opciones terapéuticas farmacológicas para emplear en la sedación prolongada y en sedaciones más cortas en el tiempo.
En España el sedante que más se utiliza es el midazolam por encima del propofol. En la UCI quirúrgica, sin embargo, se estila más el uso del propofol14.
Fármacos más utilizados en nuestras UCIS:
Imagen 1. Dormicum16
Las perfusiones de propofol deben ser cambiadas cada 12 horas y la emulsión extraída del frasco no debe utilizarse una vez hayan pasado 6 horas. Precisa una única luz de catéter para su administración, debido a la incompatibilidad cuando se administra con otros agentes. La administración de propofol por vía venosa periférica puede resultar dolorosa. Como efectos secundarios cabe destacar: inducción de hipotensión por reducción de las resistencias vasculares periféricas sin modificar el gasto cardiaco, depresión respiratoria, bradicardia por depresión del reflejo barorreceptor, en particular, durante la inducción, disminuye la PIC (presión intracraneal) y la PIO (presión intraocular), amnesia, mioclonias, reacciones alérgicas. Las infusiones prolongadas de propofol tienden a asociarse con un incremento progresivo de los lípidos, especialmente de los triglicéridos. La utilización de dosis elevadas de propofol por tiempos prolongados puede conllevar al desarrollo del denominado “síndrome de infusión del propofol”, entidad que se presenta en raras ocasiones pero que está asociada a una elevada mortalidad, caracterizada por arritmias, shock cardiogénico, acidosis metabólica, hiperpotasemia, hipercaliemia fracaso renal y rabdomiólisis2.
Imagen 3. Remifentanilo18
Imagen 4. Ketamina19
Tabla 2. DOSIS HABITUALES DE LOS SEDANTES20
FÁRMACO |
INDUCCIÓN ANESTESIA EV |
MANTENIMIENTO ANESTESIA EV |
SEDACIÓN |
MIDAZOLAM |
50-350 μg/kg |
|
Consciente: 0.025-0.1 mg/kg Profunda: 2-15 mg/h ( 40-300 μg/kg/h) |
PROPOFOL |
1-2.5 mg/kg |
50-150 mcg/kg/min |
Carga: 0.25-1 mg/kg Mantenimiento 10-50 μg/kg/min |
REMIFENTANILO |
0.5-1 mcg/kg/min |
Bolos 1 mcg/kg c/2-5 min Perfusión 0.05-2 mcg/kg/min |
Dosis máxima: 0.15 μg/kg/min |
KETAMINA |
1-3 mg/kg |
15-35 mg/kg/min |
Carga: 0.2-1 mg/kg Mantenimiento: 5-20 mcg/kg/min |
Es importante hablar sobre cómo medir los niveles de sedación del paciente crítico para conseguir una sedación dinámica. Estas medidas de valoración permiten un ajuste gradual y continuo de las dosis en función de los requerimientos del paciente en cada momento mediante la aplicación de escalas. Existen multitud de estudios que evalúan el impacto de los protocolos que engloban las medidas y escalas, y la gran mayoría encuentran que su uso disminuye la duración de la VM, la estancia en UCI, las dosis de sedación y los costes21.
En los pacientes críticos es imprescindible el uso de sedantes para proporcionar confort22. La sedación inadecuada puede provocar numerosos efectos secundarios (dolor, depresión respiratoria, ansiedad, taquicardia…)14. Cuando hablamos de sedación, distinguimos cuatro niveles de profundidad, existen diferentes métodos para conocerlas, estos métodos pueden ser tanto subjetivos como objetivos (como también ocurre en la analgesia). Según los estudios más recientes, se debe utilizar una guía o protocolo que evalúe de forma regular el nivel de sedación del paciente, usando una escala para ello, y reajustando las dosis para evitar la infra/sobresedación, siendo más frecuente esta última14.
Son las formas de conocer la sedación más utilizados en la evaluación clínica y en investigación, están basados en el informe que el paciente refiere sobre la intensidad de su dolor, y que el personal de enfermería registra. Las guías clínicas recomiendan el uso de una escala para conseguir un rango óptimo de sedación. Algunas encuestas en Estados Unidos, Canadá y Dinamarca muestran que solo el 50 % de las UCI usan una escala para valorar el nivel de sedación; una revisión posterior puso de relieve que las escalas se aplicaban solo a la mitad de participantes en estudios observacionales revisados entre 1990 y 200723. Un estudio realizado en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, concluyo que la Escala Ramsey (no validada) tiene una fuerte relación con otras ya validadas en investigaciones previas como son la Richmond Agitation Sedation Scale (RASS), Riker Sedation-Agitation Scale (SAS) y Motor Activity Assessment Scale (MASS):
• Escala Ramsay (Imagen 5): se usa básicamente para evaluar la respuesta y el nivel de sueño de los pacientes en UCI. No está validada, pero es ampliamente utilizada en la clínica diaria y en estudios comparativos, está basada en tres estados de paciente despierto y tres de paciente dormido24. Numerosos estudios concluyen que esta escala aunque no está validada es de las más utilizadas25. En un estudio que analiza 4 escalas de valoración de la sedación mantiene que esta escala tiene una fuerte correlación con el resto de escalas ya validadas. Desde que surgió esta escala, con el paso de los años han aparecido multitud de escalas validadas, con la finalidad de encontrar la escala ideal. Es la escala de evaluación de la sedación que requiere un menor tiempo en su aplicación por su sencillez14, 25.
1 |
DESPIERTO |
Paciente ansioso y agitado. |
2 |
DESPIERTO |
Paciente ansioso y agitado o intranquilo. |
3 |
DESPIERTO |
Paciente cooperador, orientado y tranquilo. |
4 |
DORMIDO |
El paciente solo responde a la orden. |
5 |
DORMIDO |
Respuesta rápida y enérgica a un golpe o estímulo auditivo elevado. |
6 |
DORMIDO |
Sin respuesta a un golpe o estímulo auditivo elevado. |
|
|
|
Imagen 5. Escala Ramsay26
● RASS (Imagen 6): es una escala validada y supone a su vez un indicador de calidad básico recomendado por la SEMICYUC y la SEDAR (Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y terapéutica del dolor)24. Consiste en cuatro niveles de ansiedad o agitación, uno de estado de calma y alerta, y cinco niveles de sedación. Se basa en la observación e interacción del enfermero con el paciente. Esta escala fue desarrollada en 1999 por un equipo multidisciplinar del Hospital de Richmond, Virginia y validada en 2002; es útil tanto en pacientes quirúrgicos como no quirúrgicos, e incluye la valoración del delirio y de la agitación. Esta escala es muy utilizada en nuestro país, según un estudio realizado para evaluar la sedación mediante esta escala en el Consorcio Hospitalario de Vic23. Se debe mejorar la aplicación de la escala RASS en pacientes no sedoanalgesiados pero intubados, para detectar la agitación y poder valorar la presencia de delirio. Sería necesario aplicar una escala de valoración del dolor para pacientes no comunicativos y así individualizar el tratamiento analgésico en pacientes intubados. Debería realizarse una evaluación rutinaria del delirio para pacientes con valores RASS entre −3 y +4.
Imagen 6. Escala RASS27
● SAS (Imagen 7): basada en el comportamiento de los pacientes, es una escala validada para pacientes críticos, fue planteada por Riker en 1994 y validada posteriormente en 199924, en Portland y en posteriores investigaciones. Sus principales características, es sencilla y la pueden utilizar enfermeros sin experiencia previa, refleja mejor que la escala Ramsey la agitación y fue la primera diseñada para pacientes adultos ventilados o no ventilados, independientemente14.
1 |
No despierta |
Mínima o nula respuesta al dolor. No obedece órdenes. |
2 |
Muy sedado |
Despierta al estímulo táctil. No se comunica o mueve espontáneamente. |
3 |
Sedado |
Despierta al estímulo táctil o verbal suave. |
4 |
Calmado |
Tranquilo. Despierta fácil, obedece órdenes. |
5 |
Agitado |
Ansioso, leve agitación. Intenta sentarse. Calma con instrucciones. |
6 |
Muy agitado |
No se calma a la orden verbal. Muerde el tubo. |
7 |
Agitación peligrosa |
Tira TOT, trata de removerlo. Agrede a sanitarios. Se mueve de lado a lado. |
Imagen 7. Escala SAS28
● MASS (Imagen 8): desarrollada y validada por el grupo de Clement en Salt Lake City (Utah) en 1999; actualmente ha sido validada científicamente frente a la escala VAS (Visual Analog Scale)24. Esta escala es una adaptación que deriva de la SAS, emplea una clara y concisa descripción de cada categoría y clasificada a los pacientes críticos a través de su actividad motora en respuesta a la estimulación, como principal marcador de sedación14.
6 |
Peligrosamente agitado |
Sin estimularlo el paciente se mueve, no coopera, lucha con el TOT, intenta levantarse de la cama. |
5 |
Agitado |
Sin estimularlo se mueve, intenta incorporarse, y cuando le hablas hace caso solo momentáneamente. |
4 |
Inquieto y cooperador |
Sin estimularlo se mueve, se destapa, sigue órdenes. |
3 |
Calmado y cooperador |
Sin estimularlo se mueve, se arregla la ropa de la cama, y sigue órdenes. |
2 |
Reactivo al tacto o nombre |
Abre los ojos o levanta cejas, mueve la cabeza hacia estimulo, o mueve los miembros cuando se le toca o llama en voz alta. |
1 |
Reactivo solo a estimulo doloroso |
Abre los ojos o levanta las cejas o mueve la cabeza o lo miembros con el dolor. |
0 |
Arreactivo |
|
Imagen 8. Escala MASS29
● Escala de Interacción y Serenidad de Vancouver (Imagen 9): se trata de otra de las escalas de valoración de la capacidad de respuesta de pacientes ingresados en la UCI, en los que su situación hace problemática la interacción con el personal, por estar sedados, sometidos a VM, o por su propia patología de base. Como la mayor parte de ellas, está destinada a una valoración por parte del personal de enfermería, con la idea fundamental de que la correlación entre lo evaluado por diversos miembros de este personal, y a lo largo de la evolución sea buena. La escala está validada y su fiabilidad comprobada para valorar, según los autores, específicamente la sedación en pacientes críticos en VM. Valora a los pacientes con hasta 30 puntos en una escala de interacción, y hasta 30 puntos en una escala de serenidad, y es sencilla y fácil de realizar. Hay que valorar también que la escala se desarrolló utilizando una aproximación psicométrica, en lugar de otras escalas basadas en aproximaciones clínicas, que para algunos autores son mejor valoradas. No valora la tolerancia al respirador. Con todo, su sencillez puede hacerla interesante30.
INTERACCION |
A |
B |
C |
D |
E |
F |
El paciente se relaciona con el medio |
6 |
5 |
4 |
3 |
2 |
1 |
El paciente se comunica |
6 |
5 |
4 |
3 |
2 |
1 |
La información del paciente es fiable |
6 |
5 |
4 |
3 |
2 |
1 |
Paciente cooperador |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
SERENIDAD |
A |
B |
C |
D |
E |
F |
El paciente parece sereno |
6 |
5 |
4 |
3 |
2 |
1 |
El paciente parece intranquilo |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
El paciente parece tranquilo |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
El paciente parece angustiado |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
El paciente no para de moverse en la cama |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
Intenta arrancarse los catéteres y tubos |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
Imagen 9. Escala de Interacción y Serenidad de Vancouver31
• Instrumento de Enfermería de la Comunicación en la sedación (NICS): la escala NICS fue desarrollado en 201032. El objetivo que persigue esta escala es optimizar la sedación al facilitar la comunicación entre las enfermeras y médicos en la UCI, utilizando un sistema de puntuación más sencillo y más intuitivo que las escalas de sedación publicados anteriormente. El NICS es una escala ordinal de siete niveles simétrica centrada sobre un estado de cooperación óptima (0), que van desde agitado peligrosamente (3) para sedado profundamente (-3).
● Otras escalas: Confusion Assessment Method for the Intensive Care Unit (CAM-ICU)32, Observer´s Assessment of Alertness/Setation Scale (OAASS), COMFORT Scale, Brussels sedation scale , Escala de Coma de Glasgow modificada por Cook y Palma, Bion Scale14, etc.
Actualmente existen escalas de sedación múltiples con diferentes grados de calidad basado en las propiedades psicométricas. Haciendo un análisis sobre la base de la literatura actual y el uso de un sistema de evaluación psicométrica predeterminada, en 2013 se publicó un estudio que evaluaba 12 escalas de sedación para el paciente crítico y tras el análisis se concluyó que las escalas de sedación subjetivas más fiables y válidas eran la RASS y la SAS para su uso en pacientes de UCI de adultos32.
Diversos estudios han abordado la correlación entre el valor de los métodos objetivos y las escalas clínicas con resultados dispares, aunque han sido considerados aceptables por algunos autores. En general, no se han mostrado apropiados para ajustar la sedación. La causa principal de esa mala correlación son los artefactos producidos en el entorno y en el propio paciente, que desaparecen lógicamente cuando se usan bloqueadores neuromusculares 34. Sin embargo la sedación profunda (excluyendo la ketamina y otros sedantes que actúan sobre los receptores NMDA) de la actividad cerebral es captada por el índice biespectar o BIS y no por las escalas clínicas. Describimos algunas medidas objetivas para valoración de la sedación, aunque la más importantes y recomendado es el BIS:
● BIS34, 35 (Imagen 10): en la actualidad existen hay varios dispositivos de monitorización de la sedación profunda basados en sistemas de interpretación electroencefalografía (BIS, Entropia, SEDline o PSA, Narcotrend, Cerebral State Monitor, Snap Monitor), potenciales evocados o ambos. En la actualidad, el monitor BIS es el más usado, con el que mayor experiencia hay, y además está aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) para la monitorización de la profundidad anestésica mediante el análisis biespectral del electroencefalograma (EEG).
La monitorización con el Monitor BIS se inicia con la adquisición de múltiples parámetros electroencefalográficos y, tras su análisis posterior, ofrece un valor numérico o índice biespectral que oscila entre 0 (silencio eléctrico cerebral) y 100 (paciente despierto), en general se considera que un valor de BIS entre 60 y 70 es apropiado. Al igual que con cualquier otro sistema de monitorización a la hora de tomar decisiones, se deben tener en cuenta otros parámetros clínicos, no simplemente el valor numérico del BIS, ya que puede encontrarse artefactado (debido al aparataje, fármacos como las catecolaminas y la actividad muscular), en estos casos de presencia de artefactos y que se precise tomar una decisión, la valoración clínica y global del paciente (especialmente de la analgesia adecuada), junto con la administración puntual de bloqueadores neuromusculares si se creen imprescindibles pueden ayudar a encontrar la solución.
● Variabilidad de la frecuencia cardíaca: los cambios en las variables autonómicas como la frecuencia cardíaca, han sido descritos como método de valoración de la sedación en pacientes críticos con bloqueo neuromuscular. Sin embargo, en un paciente crítico, los signos vitales se pueden ver influidos por otros muchos factores fisiológicos22.
● Contractilidad esofágica inferior: el grupo de estudio de Evans et al observaron correlación entre la contractilidad peristáltica y la profundidad de la anestesia, de modo que la contractilidad espontánea del esófago inferior representa una respuesta de estrés. El inconveniente de este método es que esta respuesta está sujeta a una importante variabilidad entre pacientes, y se puede ver influenciada por la atropina22.
● EEG (Imagen 11): es una exploración neurofisiológica que se basa en el registro de la actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o en sueño y durante diversas actividades (habitualmente hiperpnea y estimulación luminosa intermitente). Este método no se puede disponer de forma continua, principalmente, debido a su complejidad y a la posible malinterpretación de los resultados por la ausencia de neurofisiólogos de presencia física en todas las UCI. Uno de estos parámetros del EEG es el límite espectral 90% (LE90)26 o spectral edge frequency 90% en terminología anglosajona. El LE90 es el valor de la frecuencia correspondiente al percentil 90 de la distribución de la potencia del EEG obtenida mediante la aplicación de análisis espectral. Su valor se obtiene para fragmentos de señal de EEG de 2 segundos de duración. Este parámetro ha sido ampliamente usado para cuantificar el efecto y definir los modelos farmacodinámicos de opiáceos e hipnóticos22.
La correcta analgesia debe ser una asignatura de cumplimento obligatorio.
La evaluación del dolor y el sufrimiento en un paciente crítico no es una tarea fácil pero sí muy importante e intensamente relacionada con el personal enfermero. Las respuestas tanto psicológicas, hemodinámicas, metabólicas como neuroendocrinas que son producidas por un control inadecuado del dolor pueden aumentar la morbimortalidad del paciente.
Una UCI sin dolor debe ser un objetivo de calidad asistencial en cualquier servicio de Medicina Intensiva.
El dolor es una de las mayores preocupaciones tanto por el personal sanitario como por el paciente y su entorno.
Un dato nefasto para el personal enfermero sitúa la tasa del dolor entre los pacientes ingresados en una UCI en torno al 50-90% en algún momento de su estancia hospitalaria.
Por todo ello el primer paso para el tratamiento del dolor es su correcta detección.
La valoración subjetiva en el nivel del dolor por el personal enfermero y el paciente es una barrera importantísima a la hora de su correcto tratamiento. La mejor forma de conocer si un paciente tiene dolor, desde luego, es preguntándole y no caer en juicios de valor; si el paciente nos refiere dolor creeremos que lo tiene. No obstante, esta situación ideal no siempre se tiene en la UCI ya que muchos de nuestros pacientes pueden tener problemas a la hora de comunicarse (inconsciencia, sedación profunda etc.), barreras religiosas, en el idioma y un largo etc38.
Objetivos básicos en la analgesia39, 40:
El analgésico vía parenteral más utilizado hoy en día en nuestras UCIS es un opiáceo, la morfina. Los tipos de analgésicos más utilizados vía parenteral son10:
Imagen 13. Fentanilo42
Imagen 14. Meperidina, dolantina43
Imagen 16. Nolotil45
Tabla 3. DOSIS HABITUALES DE LOS ANALGESICOS46
FÁRMACO |
INICIO |
PERFUSIÓN |
DOSIS MÁXIMA |
MORFINA |
10 Mg |
1-2 Mg/h (máx. 100 Mg) |
360 Mg c/24H |
FENTANILO |
ENTRE 0.5 Mcg/Kg Y 50 Mcg/Kg |
0.5/3 Mcg KG/h |
150 Mcg/Kg 500 Mcg c/4 H |
MEPERIDINA |
1-1,5 mg/kg |
0,5-1 mg/kg/h |
1 Gr c/24 H |
TRAMADOL |
50 Mg |
|
400 MG c/24 H |
Existen otros medios capaces de disminuir o eliminar la sensación dolorosa que puedes utilizarse de forma independiente o asociadas a la vía parenteral. Los más comunes podrían ser:
El índice de complicaciones es mínimo siendo los más frecuentes: el neumotorax, la punción de la arteria torácica anterior, dolor o infección en el lugar de punción, laceración muscular y técnica fallida10.
- Tórax y abdomen superior: bloqueo epidural torácico
- Abdomen inferior y Miembros Inferiores: bloqueo epidural lumbar
La analgesia epidural no está exenta de complicaciones siendo entre estas las más graves las de origen neurológico, que pueden ser originadas por procesos traumáticos, isquémicos, infecciosos o neurotóxicos en relación al empleo del anestésico local. Existe una tasa de fallos en la instauración y mantenimiento de la analgesia epidural considerable. La causa es multifactorial, destacándose la experiencia previa del anestesiólogo, las características anatómicas del paciente y el tipo de material utilizado. Generalmente, se tratan de bloqueos incompletos o parciales que producen una analgesia poco satisfactoria, pero también hay casos de ausencia total de analgesia o de bloqueos unilaterales o parcheados47.
Es muy frecuente la sobredosificación de sedantes que “duermen” al paciente y la subdosificación de analgésicos, por lo que no se protege al mismo del dolor ni de las reacciones sistémicas que éste provoca. Estas reacciones en el paciente crítico incluyen taquicardia, aumento del consumo de oxígeno miocárdico, hipercoagulabilidad, inmunosupresión y catabolismo persistente48.
Se ha promovido el reconocimiento mundial del “tratamiento del dolor como un derecho fundamental de los seres humanos”. Lo anterior les brinda la merecida justicia a los padres de la Declaración Universal de los Derechos Humanos quienes percibieron y reconocieron el sufrimiento humano como consecuencia del dolor e incluyeron el derecho a su tratamiento dentro del derecho al tratamiento de las enfermedades, inmerso este, a su vez, en el Derecho a la Salud.
Existen diferentes factores que pueden modificar la percepción dolorosa del paciente, como la edad, su situación cognitiva, estado emotivo y las experiencias dolorosas previas.
Las escalas ayudan a detectar el dolor. En el ámbito de la terapia intensiva existen diferentes tipos de pacientes y por tanto las escalas de evaluación deben ser apropiadas para cada uno de ellos4, 48.
El Task Force de sedación y analgesia y la Sociedad de Cuidados Críticos recomiendan la utilización de escalas numéricas para evaluar dolor referido por el paciente48.
Imagen 18. IPT50
Se deben utilizar indicadores fisiológicos y/o escalas comportamentales
La presencia de dolor provoca un estímulo simpático que puede ir asociada a hipertensión arterial, taquicardia, sudoración, midriasis o lagrimeo. La taquicardia y la hipertensión arterial son los indicadores de dolor más precisos en los pacientes críticos con incapacidad para comunicarse. En ocasiones, paradójicamente, un paciente con dolor puede evocar una respuesta vagal. La Task Force de sedación y analgesia del año 2002 recomienda evaluar el dolor en pacientes con dificultades con la comunicación mediante la utilización de escalas relacionadas con el comportamiento e indicadores fisiológicos y considerar los cambios en estos parámetros luego de la administración de analgésicos48.
Con “datos de comportamiento” o “conductuales” se refiere a las acciones que realiza la persona para comunicar (voluntaria o involuntariamente) su dolor a otros. Estas características observables pueden indicar la presencia o aparente ausencia de dolor47. Algunos indicadores de dolor son:
Al día de hoy, solo dos escalan han sido evaluadas respecto a su validez y confiabilidad para evaluar dolor en pacientes de UCI. Ellas son: la Behavioral Pain Scale (BPS) y la Critical-Care Pain Observation Tool (CPOT).
Imagen 19. Escala BPS51
Imagen 20. Escala Campbell52
Idealmente las escalas descriptas deben ser utilizadas, al menos, cada 4 horas, respetando el sueño, en todos los pacientes ingresados y más frecuentemente en los que refieren dolor, para así poder evaluar la respuesta al tratamiento.
El profesional de enfermería es el principal gestor de los cuidados que se les brindan a los pacientes y su intervención marca una diferencia en su estado de salud. La práctica profesional de enfermería incluye otorgar un cuidado individualizado48.
Las características del trabajo que se desarrolla en una UCI requieren que el enfermero posea amplia experiencia clínica y madurez suficiente para hacer frente a la toma de decisiones difíciles con implicaciones morales y éticas.
Las cualidades más reseñables son: responsabilidad, entendiendo como tal una obligación moral de ejercer la profesión de manera adecuada evitando errores, serenidad, comprensión para entender las necesidades del enfermo como un todo, integridad, paciencia, prudencia, optimismo, laboriosidad y afabilidad7.
La enfermera debe adoptar un papel activo en lo que respecta al manejo de la sedación y la atención integral adaptada al paciente34.
Uno de los principales cuidados que debe de realizar el profesional de enfermería en las unidades de cuidados intensivos es la evaluación de la analgesia y la sedación, cabe destacar que estas deben de evaluarse por separado, a pesar de su interdependencia8.
La intervención del profesional de enfermería debe de incluir una valoración detallada de la sedación y del dolor, basada en el uso de escalas para tal fin, así mismo verificar la meta de la sedoanalgesia con escala de Rass. La valoración permite a la enfermera desarrollar un plan de cuidados con el objetivo de facilitar la selección del tratamiento y además poder evaluar la efectividad del tratamiento administrado. La valoración debe de realizarse regularmente con el objetivo de reajustar las dosis14. Es importante recordar que las necesidades de sedación no son las mismas para todos los pacientes, ni para el mismo paciente a lo largo del día ni durante su evolución en la UCI, por lo que se debe individualizar el tratamiento en función de los requerimientos de analgesia y sedación que precise el paciente en cada momento4.
La introducción en la práctica clínica de un protocolo de sedación dirigido por enfermería aumenta la cantidad de pacientes óptimamente sedados y disminuye la incidencia de retiradas accidentales de sondas y catéteres53, 54. Existen estudios que demuestran que el uso sistemático de protocolos ha supuesto una mejora notable de la calidad de los cuidados que reciben los pacientes sedoanalgesiados. Principales sociedades científicas del campo de la medicina intensiva y de la anestesiología recomiendan el uso de protocolos de sedoanalgesia que permitan una monitorización y manejo de los mismos por los profesionales de enfermería22.
La monitorización clínica facilita el mantenimiento de una sedación uniforme, suficiente y no excesiva, evitando su acumulación. Chanques et al consiguieron disminuir en un 33 y un 66% la incidencia de agitación y dolor, respectivamente, tras la monitorización de la sedación y la analgesia con escalas validadas como la RASS y la numeric rating scale. Dicho estudio también objetivó una disminución en el tiempo de VM y en la tasa de infección nosocomial tras la aplicación de estas escalas. Los autores atribuyen dichos hallazgos al hecho de que con la evaluación periódica, no sólo se escala el nivel de analgesia y sedación para que el paciente se encuentre confortable, sino que también se desescala en el paciente que se considera que no tiene dolor ni se encuentra ansioso4.
La búsqueda de una sedoanalgesia basada en criterios de calidad y seguridad es un tema relevante en el paciente crítico.
El uso de protocolos permite mejorar desenlaces clínicos relevantes, como los días de VM y estancia en la unidad.
Muchas sociedades médicas de países extranjeros recomiendan la evaluación del dolor (junto con la evaluación del nivel de sedación y existencia de delirio) en pacientes ingresados en terapia intensiva. De esta manera buscan cumplir con las exigencias de la “Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organization’s standards”3, 9.
Se pretende proporcionar al paciente crítico un nivel óptimo de comodidad con seguridad, reduciendo la ansiedad y desorientación, facilitando el sueño y controlando el dolor.
Una de las recomendaciones son los sistemas de monitorización de la sedación, que permiten medir y evaluar de forma periódica y planificada aspectos relevantes de la asistencia mediante el uso de indicadores de calidad55.
Los indicadores de calidad son instrumentos de medida que identifican la presencia de un suceso y su intensidad y deben ser fiables, objetivos, aceptables, relevantes y basados en la evidencia55.
La finalidad de la monitorización es identificar problemas o desviaciones de la práctica estandarizada y los indicadores actúan como señales de alarma.
Los indicadores de calidad relacionados con la sedación y la analgesia, descritos por la SEMICYUC son los siguientes55:
La monitorización mejora el manejo efectivo del dolor, permitiendo un mejor ajuste de la medicación sedante y analgésica.
Una adecuada monitorización de la sedación permite reducir el tiempo de VM, la estancia en UCI o el número de complicaciones de infecciones nosocomiales, especialmente la neumonía asociada a la VM34.
Se evalúa el nivel de sedación con alguna de las escalas validadas, cada 6 horas, o cuando varíe la situación clínica55.
Idealmente las escalas descriptas que se utilizan para medir el nivel del dolor del paciente y si la analgesia es efectiva y/o insuficiente deben ser utilizadas, al menos, cada 4 horas, respetando el sueño, en todos los pacientes ingresados y más frecuentemente en los que refieren dolor, para así poder evaluar la respuesta al tratamiento48.
La sedación y la analgesia inadecuadas (tanto por defecto como por exceso) comportan eventos adversos sobre los enfermos con VM; pueden influir negativamente prolongando la VM, e incrementando la morbimortalidad, las estancias y el consumo de recursos.
La utilización de escalas de sedación y analgesia validadas ha demostrado ser útil en el manejo de estos enfermos, recomendándose su uso en las guías de práctica clínica.
Se basa en el mantenimiento de al menos el 80% los sucesivos resultados de las escalas de sedación y analgesia dentro del rango prescrito para ese enfermo.
La sedación excesiva produce hipotensión, bradicardia, íleo, estasis venoso, dificulta la valoración neurológica, alarga la ventilación mecánica e incrementa las estancias y el consumo de recursos.
La sedación y analgesia debe ser individuales para cada paciente “droga adecuada” a la “dosis adecuada” en el “momento adecuado”. Deben estar basadas en objetivos y protocolizadas, identificando metas claras utilizando instrumentos de medida válidos y reproducibles13.
Consiste en la suspensión/descenso del régimen de sedación hasta que el enfermo esté consciente, obedezca órdenes o aparezca agitación.
La suspensión de la sedación diariamente en enfermos críticos sometidos a VM, se asocia a un descenso de la duración de la VM, de la estancia en cuidados intensivos y no se asocia a secuelas psicológicas tardías.
La utilización de esta estrategia no está recomendada en epilepsia no controlada, deprivación alcohólica, tratamientos con bloqueantes neuromusculares, hipoxia grave, isquemia miocárdica activa en las 24 horas previas, psicosis aguda13.
Si es necesario continuar la sedación se reiniciará a la mitad de dosis que llevaba previamente.
El delirio tiene una incidencia elevada en adultos, se asocia a una importante morbilidad e incremento de costes en los enfermos críticos. Su identificación es difícil siendo recomendable la utilización de sistemas que nos permitan reconocerlo y tratarlo de forma adecuada.
Los sanitarios pueden malinterpretar el delirio hiperactivo como una expresión de dolor en pacientes cuyo dolor estaba bien controlado. Esto puede generar falsos positivos en las herramientas conductuales de evaluación del dolor, por lo que se hace necesario evaluar el delirio para poder considerar este factor48.
Una de las funciones de la enfermería es intentar prevenir estados de delirio mediante intervenciones específicas:
Los hospitales y las Organizaciones Sanitarias públicas están, en la actualidad, constituyendo comités éticos clínicos y de investigación para intentar mejorar la calidad asistencial.
A la bioética le corresponde como función básica el estudio de la conducta humana, fijándose en los principios morales y los valores extendiéndose en los campos de las Ciencias Biológicas y la atención de la salud; pretende educar moralmente a los individuos resolviendo problemas que se plantean tanto en el ámbito de la biología como de la medicina.
La medicina en los últimos años ha sobrepasado límites que se creían infranqueables como son el principio y final de la vida.
Hasta los años 60 la PCR (parada cardiorespiratoria) era considera como el fin para un individuo, sin embargo, con las técnicas actuales de RCP (reanimación cardiopulmonar) se permite la recuperación de la parada, si bien es cierto que en algunos casos las secuelas son tan importantes que la calidad de vida que le queda al sujeto dista enormemente de lo que entenderíamos por una vida digna.
Con la tecnología biomédica actual se lleva a cabo en 1978 la primera fertilización in vitro consiguiéndose una gestación con un final fructuoso sin seguir las normas naturales de fecundación. Con esta nueva técnica nacen diversos problemas morales.
Ante la actual sociedad en la que estamos viviendo que se aleja de las normas morales rígidas que se establecían hace años se abre la posibilidad de numerosos confrontamientos éticos lo que será muy frecuente en las prácticas sanitarias de hoy en día.
En cuanto a términos sanitarios y por tanto de salud los individuos son responsables, autónomos, libres de elección y con derechos y deberes de participar en las decisiones que le pudieran atañir; ello choca con el concepto antiguo de paternalismo médico donde era el facultativo el que decidía lo mejor para su paciente. Si hoy en día actuáramos de este modo posiblemente nos acusarían de soberbia asistencial lo que podría traernos diferentes consecuencias7.
Características de la bioética7:
Principios de la bioética7:
Los valores en la UCI7:
La limitación del esfuerzo terapéutico es un acto controvertido entre profesionales sanitarios se podría definir como establecer un límite de tratamientos extraordinarios en aquellos pacientes en que se tiene la certeza que no existen posibilidades de recuperación.
El orden al esfuerzo terapéutico se clasifica en cuatro categorías desde un soporte total hasta la muerte cerebral (Tabla 4).
Tabla 4. CATEGORIAS EN EL ESFUERZO TERAPEÚTICO7
Categoría I |
Soporte total: recoge todos los pacientes que ingresan hasta que se reclasifiquen. Se emplean todos los recursos sin limitaciones |
Categoría II |
Enfermos a los que no se les deben emplear técnicas de RCP. Reciben todo tipo de apoyos y medios pero si el paciente sufre una PCR no se le reanima y se le deja fallecer |
Categoría III |
Enfermos a los que no se deben someter medidas extraordinarias. Los tratamientos agresivos solo retrasarían su muerte. Se proporciona opciones terapéuticas convencionales pero se excluyen medidas de soporte vital. |
Categoría IV |
Muerte cerebral: suspender todo tipo de medidas salvo que sur órganos vayan a ser donados |