En plena pandemia de la COVID-19 hemos querido seguir nuestra hoja de ruta y no caer en la tentación de hacer un monográfico de este tema, al menos en este momento. Este número 25 lo dedicamos a las urgencias traumatológicas y cuenta con seis grandes artículos.
Traumatismo cardíaco está centrado en las lesiones cardíacas resultantes de un traumatismo sobre el corazón representan una afección no demasiado frecuente pero si importante por la gran morbilidad que acarrean. Por una parte, los traumatismos cardíacos originados por una contusión torácica que provocan una lesión contusa que afecta a la pared libre, el septo interventricular, a las válvulas, al aparato subvalvular, el sistema de conducción o los vasos coronarios, y por otra, los traumatismos cardíacos secundarios a heridas causadas por objetos penetrantes. La lesión cardíaca puede originar una inestabilidad hemodinámica con compromiso vital para el paciente, por lo que resulta imprescindible un diagnóstico rápido y claro con el objeto de proceder a su resolución. La incidencia de contusión miocárdica del 8-71% en los pacientes que sufren trauma torácico, depende de la prueba diagnóstica y de los criterios empleados. Se ha estimado que, en el ámbito prehospitalario, el 20% de las muertes por trauma se deben a lesiones cardíacas.
A continuación, traumatismo abdominal grave: biomecánica de la lesión y manejo terapéutico. El paciente que sufre un traumatismo abdominal, debe considerarse como un paciente politraumatizado, donde el conocimiento del mecanismo lesional, la intensidad y dirección de los vectores de fuerza, estigmas y lesiones asociadas son fundamentales para conocer posibles órganos afectados y planificar adecuadamente el estudio y manejo del paciente. La segunda causa más común de muerte tras sufrir un traumatismo es la hemorragia oculta de origen abdominal. Por ello, el adecuado manejo desde la atención inicial tiene importantes implicaciones en morbi-mortalidad, siendo fundamental una adecuada planificación diagnóstico-terapéutica para evitar las lesiones ocultas.
Le sigue actualización en el diagnóstico y tratamiento del traumatismo craneoencefálico. La atención a un paciente con traumatismo craneoencefálico se caracteriza por su complejidad y requiere una especialización por parte de los profesionales, que deberán proporcionar una asistencia de calidad y seguridad al paciente, de forma que se minimicen los efectos adversos y lesiones secundarias. Se pretende recordar los tipos de TCE según las diferentes clasificaciones, aspectos a valorar en el paciente para un diagnóstico precoz, y diferentes pautas de tratamiento desde su atención inicial hasta su posible ingreso en UCI. Vemos que las medidas médicas y quirúrgicas van dirigidas principalmente a disminuir la hipertensión intracraneal y que el control de las lesiones secundarias es crucial para una evolución satisfactoria. Estos conocimientos ayudarán al profesional para poder prestar una atención individualizada a cada paciente.
Le sigue el titulado Perforación corneal: etiología y tratamiento. Se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva sobre la anatomía de la córnea, con el fin de profundizar en los principales factores predisponentes de la perforación corneal, sus causas, cuadro clínico, evolución, complicaciones y tratamiento. Los problemas de adelgazamiento corneal y perforación no son infrecuentes y requieren un tratamiento rápido y adecuado. Los tratamientos disponibles de descemetoceles y perforaciones corneales van desde soluciones temporales o de corto plazo a otros más definitivos. La elección del tratamiento dependerá de la enfermedad subyacente, del tamaño de la lesión, de la extensión de la afectación del estroma, de la ubicación de la perforación y del potencial visual. Existen múltiples tratamientos, a menudo se emplean al mismo tiempo o en un proceso por etapas.
Termina este número con actualización en el manejo del shock hemorrágico traumático. El shock hemorrágico traumático se define como el shock hipovolémico secundario a una pérdida sanguínea importante y rápida, que asocia una inadecuada perfusión y oxigenación tisular. El trauma severo es uno de los principales problemas de salud a los que se enfrenta la sociedad moderna, lo que resulta en más de cinco millones de personas en todo el mundo, y se espera que esta cifra aumente a más de ocho millones en 2020. El sangrado postraumático no controlado es la principal causa de muerte potencialmente prevenible entre estos pacientes. El manejo adecuado del sangrado masivo del paciente traumatizado incluye la identificación temprana del sangrado seguido de las medidas rápidas necesarias para disminuir al mínimo la pérdida de sangre, restaurar la perfusión tisular y lograr la estabilidad hemodinámica. Aproximadamente una tercera parte de los pacientes con traumatismos hemorrágicos se presentan con una coagulopatía al ingreso hospitalario. Este subgrupo tiene una incidencia significativamente mayor de fracaso multiorgánico y muerte en comparación con los pacientes con patrones de lesión similares en ausencia de coagulopatía.
Como ven, no todo es coronavirus, porque hay y habrá vida más de esta infección. Es solo una fase. No es el fin del mundo, es solo el fin de la primera temporada. Salud amigos.