Aunque en las facultades de Medicina, y demás disciplinas afines, se comenta ocasionalmente, gran parte de los profesionales sanitarios desconocen que una línea de células denominada HeLa, y que derivan del nombre de la paciente de la que se tomaron, Henrietta Lacks fallecida en 1951 de un cáncer de cérvix, ha supuesto un enorme avance para la investigación científica y la práctica clínica.
Hasta su descubrimiento, los científicos no habían logrado cultivar en masa células humanas, pero las células del tumor de Henrietta Lacks se dividían – y continúan dividendo – fácilmente, y han sido usadas para el estudio y el tratamiento de todo tipo de enfermedades y situaciones: herpes, leucemia, hemofilia, Parkinson, enfermedades de transmisión sexual, longevidad, exposición a sustancias químicas, la vacuna de la polio, etc.
La periodista y autora Rebecca Skloot cuenta en el libro que descubrió la historia de las células HeLa gracias a su profesor de biología, Donald Defler, que le dijo que eran uno de los mayores avances en medicina en los últimos cien años. Pero al tratar de indagar acerca de Henrietta Lacks, le sorprendió la escasa cantidad de información publicada, por lo que mediante entrevistas con amigos y familiares de Henrietta, la información médica, y con lo que ya conocían previamente sobre ella, reconstruye su vida, padecimiento y muerte, y su impacto científico.
La autora presenta un libro ameno, controvertido, y que da lugar a numerosos debates éticos, que no solo habla de Henrietta y el uso de las células HeLa, sino de su familia, especialmente su hija Deborah y sus “esfuerzos para estar en paz con la existencia de esas células, y con la ciencia que las hizo posibles”. Y lo hace no solo contando la historia en sí misma, sino también la de todo el proceso de investigación, de viaje, de las dificultades para poder hablar con los diferentes miembros de la familia.
En la primera parte, se repasa la vida de Henrietta Lacks. Especialmente interesante es la reconstrucción de su sintomatología, y de la relación con la medicina. Como la mayoría de los pacientes afroamericanos, en un momento en el que los hospitales estadounidenses admitían a los pacientes según su raza, Henrietta acudía al hospital Johns Hopkins de Baltimore, en Estados Unidos, cuando no tenía más remedio. La mayoría de los pacientes eran pobres y de raza negra allí, ya que se construyó en 1889 como un hospital benéfico.
En la segunda, una vez fallecida, se analiza el impacto que progresivamente tuvieron dichas células. Además, se hace destacando el racismo médico existente, por ejemplo explicando que mientras se estaban haciendo los execrables estudios de sífilis de Tuskegee, científicos y técnicos de raza negra, muchos de ellos mujeres, estaban usando las células HeLa para ayudar a salvar las vidas de millones de americanos, la mayoría de ellos de raza blanca. La autora acerca al lector los entresijos de la ciencia, explicando cómo la replicación de estudios es la base de la ciencia, y cómo la aparición de las células HeLa ha supuesto que científicos de todo el mundo puedan realizar trabajos en las mismas condiciones al utilizar las mismas líneas celulares. Pero no duda al tachar de ilegales, inmorales y deplorables las técnicas utilizadas por algunos investigadores, que incluso inocularon dichas células en personas sanas sin su consentimiento.
En la última parte, titulada “inmortalidad”, se analizan situaciones similares y cómo la línea entre la investigación clínica y los intereses comerciales es más débil de lo que parece, y cómo la aparición de patentes genéticas ha hecho que, aunque haya disponibilidad de pruebas genéticas, el coste de realizarlas sea en muchas ocasiones inasumible y cómo la tensión acumulada por una vida muy difícil hizo mella en las vidas de los familiares de Henrietta Lacks.
Así, aunque inicialmente el cultivo de las células fue desinteresado, por el bien de la ciencia, progresivamente ha derivado en un negocio en el que laboratorios de todo el mundo compran células HeLa, mientras sus familiares no reciben nada por ello, por lo que tenían una sensación de que la ciencia y la prensa se habían aprovechado de ellos.
Un libro de divulgación imprescindible que pretende reconocer su papel a Henrietta, y abrir un debate ético complicado sobre la investigación, nuestros derechos sobre células o partes del cuerpo y sobre el posible uso comercial de nuestro material genético.
“La vida inmortal de Henrietta Lacks”, publicado originalmente en inglés como “The inmortal life of Henrietta Lacks” ha sido publicado en España por Ediciones Martínez Roca (ISBN 978-84-8460-993-3).