Se define embarazo de alto riesgo aquel en el que el riesgo de morbimortalidad es mayor al habitual, tanto antes como después del parto, para la madre o para el feto.
En el 70% de las muertes maternas, los embarazos se habían diagnosticado como de alto riesgo; por eso, una adecuada valoración ayuda a diagnosticar y prevenir futuras complicaciones.
El objetivo principal de esta revisión bibliográfica es identificar los factores de riesgo durante la gestación que pueden dar lugar al desarrollo de enfermedades que la conviertan en una gestación de riesgo.
Los factores de riesgo durante la gestación se clasifican en sociodemográficos, antecedentes reproductivos, antecedentes médicos y embarazo actual.
Por su gravedad e incidencia destacan la hiperémesis gravídica, estados hipertensivos del embarazo, diabetes gestacional, isoinmunización, tromboembolismo venoso y alteraciones placentarias.
Palabras clave:
Gestación, riesgo, isoinmunización, preeclampsia, diabetes gestacional, hiperémesis gravídica, placenta previa, tromboembolismo, mortalidad materna, mortalidad neonatal.
A high-risk pregnancy is defined as one in which the risk of morbidity and mortality is higher than usual, both before and after delivery, for the mother or the fetus.
In 70% of maternal deaths, the pregnancies had been diagnosed as high risk; therefore, an adequate assessment helps to diagnose and prevent future complications.
The main objective of this bibliographic review is to identify the risk factors during pregnancy that can lead to the development of diseases that turn it into a risky pregnancy.
Risk factors during pregnancy are classified as sociodemographic, reproductive history, medical history, and current pregnancy.
Due to its severity and incidence, hypertensive states of pregnancy, gestational diabetes, isoimmunization, venous thromboembolism and placental alterations stand out.
Keywords:
Gestation, risk, isoimmunization, preeclampsia, gestational diabetes, hyperemesis gravidarum, placenta previa, thromboembolism, maternal mortality, neonatal mortality.
Se define gestación como un proceso fisiológico que afecta a diferentes órganos y sistemas, y la adaptación del organismo a estos cambios proporciona el desarrollo normal de la gestación, mientras que, en el caso contrario, puede dar lugar al desarrollo de diferentes procesos patológicos. También, patologías de base de la mujer embarazada pueden verse alterados de una forma u otra por la gestación. Todo ello clasifica a estas mujeres dentro del grupo de embarazos de alto riesgo. (1)
Se define embarazo de alto riesgo aquel en el que el riesgo de morbimortalidad es mayor al habitual, tanto antes como después del parto, para la madre o para el feto.
En el 70% de las muertes maternas, los embarazos se habían diagnosticado como de alto riesgo; por eso, una adecuada valoración ayuda a diagnosticar y prevenir futuras complicaciones. (1)
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) clasifica los factores de riesgo durante la gestación en: Factores sociodemográficos, antecedentes reproductivos, antecedentes médicos y embarazo actual. (1)
En este artículo se presenta una revisión bibliográfica que pretende establecer una base científica y objetiva de las patologías más frecuentes del embarazo que lo convierten en una gestación de riesgo.
Identificación de los artículos mediante un procedimiento de búsqueda de las siguientes bases de datos: Medline, Pubmed, Cochrane, Web of Science y Google académico. También se han consultado diferentes protocolos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Dicha búsqueda se ha realizado utilizando la unión de palabras clave a través de operadores booleanos.
Las patologías mas frecuentes que caracterizan a la gestación de alto riesgo son las que se desarrollan a continuación.
Las nauseas y los vómitos pueden ser uno de los primeros síntomas de embarazo. Se trata de una situación fisiológica que comienza a los pocos días de la implantación y que afecta hasta un 70-80% de las embarazadas. Aparecen normalmente entre la semana 4 y 7 de embarazo, alcanzando su pico máximo alrededor de la semana 9, desapareciendo entre la semana 16 y 18 de gestación. En algunos casos (10-15%) persisten durante todo el embarazo. Suelen ser por la mañana, esporádicos y antes o poco después de desayunar.
Si evolucionan de manera grave se denomina Hiperémesis Gravídica (HG), con vómitos muy frecuentes y que no responden al tratamiento, provocando deshidratación, pérdida de peso mayor del 5%, cetonuria y desequilibrio metabólico y electrolítico, taquicardias, hipotensión, oliguria y en casos mas graves, lesiones hepáticas o retinitis hemorrágicas. La incidencia de este cuadro es muy inferior, alrededor del 0,3-2% de las gestaciones. Suelen resolverse alrededor de la semana 20 de gestación y deben ser tratados como emergencia obstétrica.
Las causas se desconocen, pudiendo ser de origen multifactorial. Los factores predisponentes son:
El diagnostico es básicamente clínico:
El diagnostico diferencial debe realizarse con enfermedad trofoblástica, diabetes mellitus gestacional, enfermedad de las vías biliares, hepatitis, úlcera péptica, pancreatitis, apendicitis, pielonefritis, torsión ovárica, migrañas, toxicidad por drogas o síndrome de abstinencia, trastornos psicológicos, hígado graso agudo del embarazo y preeclampsia.
Existen complicaciones tanto maternas por fetales derivadas de la HG.
Las que se han observado con más frecuencia son bajo peso al nacimiento, crecimiento intrauterino retardado (CIR) y prematuridad.
El síndrome de Wernicke-Korsakoff cursa con incapacidad para el aprendizaje, ataxia, alteraciones confusionales y alteraciones de la oculomotilidad.
Otras complicaciones graves son el síndrome de Boherhaave, provocando rotura esofágica, el síndrome de Mallory-Weiss, que cursa con laceraciones en el esófago, el síndrome de Mendelson, es una neumonía por aspiración, y otras alteraciones como insuficiencia hepatorrenal, confusión, letargo y coma.
El tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas y se basa fundamentalmente en la corrección de los desequilibrios hidroeléctricos.
Deberían ser medidas no farmacológicas, modificando algunos hábitos higiénico-dietéticos: comidas frecuentes y de poca cantidad, preferentemente alimentos solidos y fríos, evitar comidas muy condimentadas, grasientas o picantes, evitar líquidos en ayunas, restringir las bebidas con gas, tabaco, alcohol o drogas.
Como recomendación no farmacológica encontramos el uso del jengibre, que puede reducir los síntomas. Y como mecanismo preventivo la toma de complejos polivitamínicos como la vitamina B6, que ha demostrado disminuir las nauseas.
Alrededor del 10% de las gestantes terminarán requiriendo tratamiento farmacológico que consiste en:
Finalmente, en cuadros graves, donde la pérdida de peso persiste y requieren hospitalización, el manejo consiste en:
La diabetes mellitus (DM) es un grupo de alteraciones metabólicas que se caracteriza por hiperglucemia crónica, debida a un defecto en la secreción de la insulina, a un defecto en la acción de la misma, o a ambas. Además de la hiperglucemia, coexisten alteraciones en el metabolismo de las grasas y de las proteínas. La hiperglucemia sostenida en el tiempo se asocia con daño, disfunción y fallo de varios órganos y sistemas, especialmente riñones, ojos, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
Existen diversos tipos de diabetes:
La característica distintiva es la destrucción autoinmune de la célula β, lo cual ocasiona deficiencia absoluta de insulina, y tendencia a la cetoacidosis. Tal destrucción en un alto porcentaje es mediada por el sistema inmunitario, aunque en ocasiones también presenta un origen idiopático.
Es la forma más común y con frecuencia se asocia a obesidad o incremento en la grasa visceral. Muy raramente ocurre cetoacidosis de manera espontánea. El defecto va desde una resistencia predominante a la insulina, acompañada con una deficiencia relativa de la hormona, hasta un progresivo defecto en su secreción.
Alteración de la tolerancia a la glucosa, de severidad variable, que se reconoce por primera vez durante la gestación. Independientemente de que pudiera existir previamente, de las semanas de gestación en el momento del diagnóstico, de que se requiera insulina para su control o de que persista después del embarazo.
Los más frecuentemente observados en la población general son los tipos 1 y 2. En cambio, existe una modificación en estos valores durante el período gestacional, en el que predomina la diabetes gestacional.
Durante el embarazo el porcentaje de mujeres que presentan diabetes se sitúa en torno al 8.7% de los embarazos. De este porcentaje, el 87.5% corresponde a DG. Correspondiendo el 12,5% restante a la DM1 y DM2.
En el transcurso de un embarazo normal, a lo largo del 2º trimestre se van produciendo modificaciones en el metabolismo materno. Se produce un aumento de la resistencia periférica a la insulina y un incremento de las demandas energéticas y de insulina necesaria para producir el aumento corporal.
Secundariamente a la insulino-resistencia aparece una disminución de la tolerancia a la glucosa. Como respuesta a la insulino-resistencia hay un aumento en la secreción de insulina, pero hay gestantes que no consiguen una respuesta compensatoria adecuada y por tanto desarrollan una DG, que se caracteriza tanto por una hiperglucemia postpandrial como por una hipoglucemia de ayuno.
Actualmente, en España la prevalencia de diabetes en la gestación se sitúa en torno al 8.7% de los embarazos. De este porcentaje, el 87.5% corresponde a DG. Correspondiendo el 12,5% restante a la diabetes mellitus I y II.
La identificación de los factores de riesgo tiene un papel muy importante en la detección precoz de la DG. Se distinguen factores familiares y personales.
En cuanto al cribado y al diagnóstico de la diabetes gestacional:
El diagnóstico se realiza mediante SOG:
Una vez efectuado el diagnóstico de DG la paciente debe iniciar tratamiento lo antes posible.
Está demostrado en la población en edad reproductiva, principalmente en los grupos de alto riesgo de desarrollo de DM2, que los cambios en el estilo de vida como el ejercicio regular, el peso saludable y la conducta alimentaria, pueden prevenir su desarrollo.
Por lo tanto, el tratamiento se basará principalmente en la dieta y en el ejercicio físico, y será cuando éstos no consigan un buen control de la diabetes cuando se recurrirá al tratamiento farmacológico.
Dieta
Ejercicio físico
Automonitorización
Se recomienda la práctica de controles de glucemia capilar tanto preprandiales como, especialmente, posprandiales (1h postpandriales).
Tratamiento adicional
Cuando a pesar del establecimiento de la dieta y el ejercicio no se consigan los objetivos del control metabólico, será necesario añadir tratamiento adicional.
La insulina es el fármaco que ha demostrado de forma más consistente la reducción de la morbilidad materno-fetal cuando se añade al tratamiento nutricional.
El estudio concluye, que se necesitan estudios con mayor número de pacientes y evaluación a largo plazo de niños expuesto al tratamiento con Metformina para evaluar la seguridad.
En la actualidad ninguno de los laboratorios titulares de glibenclamida o metformina han modificado las fichas técnicas, por lo que se recomienda la insulina para el control de la DG, limitándose el uso de ADO a ensayos clínicos autorizados.
Metabólico
Para ello se verá realizar autocontrol domiciliario con glucómetro de 3 glucemias prepandriales y 3 pospandriales, hasta obtener control, posteriormente, 2 veces por semana. La frecuencia de visitas se adaptará a cada paciente, siendo mínimo en el 2º trimestre cada 2 o 4 semanas y cada 1 o 2 semanas en el 3º trimestre. Y finalmente se hará una determinación de HbA1c cada 4 u 8 semanas.
Obstétrico
El seguimiento y control obstétrico será similar al efectuado en la gestante normal, con las siguientes matizaciones:
Inducción del parto
Se realizará en la semana 39 de gestación en caso de tratamiento médico de la diabetes gestacional y en la semana 37 si hay un mal control metabólico. En caso de peso fetal estimado superior a 4500g se realizará cesárea electiva (desaconsejándose la inducción).
En caso de amenaza de parto pretérmino (APP) el fármaco de elección será Atosiban (o como alternativa el Nifedipino). Evitar β-miméticos por ser hiperglucemiantes.
Manejo intraparto
Lactancia y puerperio
El control de la diabetes gestacional no finaliza con el parto.
Las mujeres con DMG tienen un riesgo siete veces mayor de finalmente desarrollar DM tipo 2 en relación con las mujeres que no presentan diabetes durante el embarazo. La intolerancia anormal a los carbohidratos puede persistir en el período postparto dependiendo de la población estudiada y sus factores de riesgo asociados. Hasta un tercio de las mujeres con DG tendrá diabetes manifiesta, glucemia en ayuno alterada, o tolerancia alterada a la glucosa.
Se recomienda revisión metabólica o anual en los casos de GBA o de intolerancia a la glucosa (un solo valor alterado de la SOG) o cada tres años en las situaciones de tolerancia normal.
Dada la frecuente asociación de la DG con otros componentes del síndrome metabólico, las revisiones de las mujeres con antecedentes de DG deben valorar, además: Somatometría completa (índice de masa corporal y cintura) y tensión arterial y perfil lipídico.
Cuidados del recién nacido
Los cuidados del recién nacido difieren de los establecidos en la gestante sin DG, en la necesidad de prevenir, detectar y tratar la hipoglucemia neonatal.
Se recomienda una alimentación precoz (antes de las dos horas de vida) para evitar hipoglucemia, la complicación más frecuente las dos primeras horas.
Se define incompatibilidad Rh cuando dos individuos poseen un factor Rh diferente. La isoinmunización, aloinmunización, isoagresión o isosensibilización es la reacción inmune de una mujer Rh negativa que al estar en contacto con otro organismo con hematíes Rh positivos, produce anticuerpos, generando una reacción.
La sensibilización de una mujer Rh (-) frente al antígeno D puede producirse en casos de transfusiones sanguíneas, trasplante de órganos, intercambio de agujas, pero es durante el embarazo y el parto donde se produce el mecanismo mas importante.
Durante el embarazo, parto o puerperio, las células de la sangre fetal pueden pasar a la circulación materna, las cuales el sistema inmune de la madre puede detectar como extraños y desencadenar una producción de anticuerpos como respuesta. Es lo que se conoce como isoinmunización maternofetal.
En la primera gestación este fenómeno no provoca secuelas, pero es en las siguientes gestaciones cuando la reacción es mas grave, provocando la Enfermedad Hemolítica Perinatal (EHP).
Existen 6 antígenos principales. El más importante es el D, también conocido como factor Rh, y es el causante de mas del 90% de los casos de EHP. Los antígenos están organizados por pares de alelos y los individuos pueden ser homocigóticos, cuando ambos son iguales (DD o dd), o heterocigóticos, cuando no lo son (Dd).
La incidencia de incompatibilidad Rh varía según la raza y la etnia. Aproximadamente el 15% de las mujeres blancas son Rh- negativas, frente al 1-2% de las asiáticas. En nuestro medio la incompatibilidad Rh afecta al 12% de las parejas aproximadamente y la incompatibilidad Rh entre madre y feto globalmente se cifra en el 8-10% de todos los embarazos.
En el 75% de los embarazos aproximadamente se produce paso de hematíes fetales a la sangre materna, siendo el momento principal durante el parto y el alumbramiento. La cantidad de hemorragia feto-materna es mayor en los casos de gestación múltiple, cesáreas o extracción manual de placenta. En los casos de desprendimiento de placenta, placenta previa, aborto, embarazo ectópico o versión cefálica externa, también existe riesgo de sensibilización. De la misma forma en los casos de cualquier técnica prenatal invasiva, como biopsia corial amniocentesis o cordocentesis.
Se debe determinar el grupo ABO y el Rh en la primera visita prenatal, junto con el test de Coombs indirecto. Además, se debe repetir a las gestantes Rh negativo a las 28 semanas de gestación. Si el resultado de los anticuerpos es positivo y se confirma la presencia de anticuerpos anti-D, no se administrará la inmunoprofilaxis.
En caso de mujeres Rh negativo, pero con pareja también Rh negativo, se procede de la misma forma.
Para evitar la sensibilización de la madre frente al antígeno D, se administra inmunoglobulina anti-D a todas las embarazadas Rh negativo no sensibilizadas o Rh desconocido. Esta globulina detiene la formación de anticuerpos en un 99% de los casos.
La dosis recomendada es 300 mcg en los siguientes casos de mujeres Rh negativo no sensibilizadas:
La forma de determinar el antígeno D fetal es en el análisis del líquido amniótico mediante PCR, con una eficacia superior al 99%.
El 75% de las gestaciones se podrán tratar realizando analíticas seriadas de anticuerpos en sangre materna, y si se mantiene dentro de unos límites, no será necesaria ninguna intervención invasiva.
Pero en el porcentaje restante de los casos, la alta cantidad de anticuerpos puede hacer necesaria la realización de amniocentesis para conocer los niveles de bilirrubina fetal y así determinar la gravedad de la destrucción de los glóbulos rojos. Hay casos, en los que es necesaria la realización de cordocentesis para valorar la anemia.
Los fetos reaccionan bien a la anemia de instauración progresiva, por lo que el tratamiento consistirá en la transfusión intrauterina de hematíes en las gestaciones inferiores a 34 semanas y con feto hidrópico o con riesgo de que lo desarrolle.
Este proceso de transfusión intrauterina se realiza de manera periódica, cada 2-3 semanas, pero no existe consenso de en que momento suspenderlas e inducir el parto. Por lo general, se recomienda realizar la última transfusión entre la semanas 33 y 35, de tal manera que el parto se produzca entre la semana 37 y 38. La supervivencia fetal en estos casos esta por encima del 80%. (Anexo 1)
En las formas moderadas-severas de isoinmunización, se produce una hepatoesplenomegalia en el feto. Como consecuencia de este daño hepático, se produce hipertensión portal, hipoproteinemia y ascitis. Además, la hipoxia secundaria a la anemia lesiona el endotelio vascular, aumentando el paso de líquido vascular al espacio intersticial, provocando edema subcutáneo y placentario. Todo ello conduce a anasarca-hidrops fetal. En los casos mas graves puede conducir a muerte fetal intraútero.
La vigilancia del recién nacido tras el parto es fundamental para prevenir la aparición de una anemia tardía. Las posibles formas de tratamiento del recién nacido son:
Fototerapia
Técnica inocua para la reducción de la hiperbilirrubinemia. Es importante la protección ocular del recién nacido, prevenir las quemadura y asegurar una hidratación correcta.
Exanguinotransfusión
Es una técnica con una mortalidad del 4,7% y con aparición de secuelas en el 23,5% de los casos. Los efectos que puede provocar son: inestabilidad hemodinámica, hipoglucemias, hipocalcemias, hemorragia pulmonar, apneas, coagulopatias, trombopenias, arritmias, hipertensión, enterocolitis necrosante, perforación intestinal, sepsis, vasoespasmos, alteraciones electrolíticas y trombosis vascular.
Los EHE afectan al 10% de las gestaciones y un 5% de las mujeres con Preeclampsia (PE) y eclampsia grave ingresarán en una unidad de cuidados intensivos. En los países desarrollados, la PE es la segunda causa de mortalidad materna.
Se define como hipertensión arterial (HTA) a la presión arterial sistólica (PAS) igual o mayor a 140 mmHg y/o 90 mmHg de presión arterial diastólica (PAD) en dos tomas separadas por 4 horas. Se considera de gravedad si PAS ≥ 160 mmHg y/o PAD ≥ 110 mmHg.
La toma correcta de la presión arterial es fundamental para un diagnostico correcto, y se debe hacer hincapié en su conocimiento:
La SEGO asume los criterios de la International Society for the Study of Hypertension in Pregnancy (ISSHP), clasificando así los EHE:
HTA o presente en las primeras 20 semanas. Se trata de HTA crónica no diagnosticada previamente.
HTA presente antes de la gestación o diagnosticada antes de la semana 20 de gestación. Puede ser primaria (esencial) o secundaria a otros procesos.
HTA de nueva aparición después de las 20 semanas de gestación. No asociada proteinuria ni otro signo de PE. Puede progresar a PE en un 25% de los casos.
HTA de nueva aparición después de las 20 semanas asociada a al menos uno de los siguientes criterios:
PE sobreañadida a hipertensión crónica
Empeoramiento brusco de la HTA o aparición o empeoramiento de proteinuria o aparición de signos o síntomas de afectación multiorgánica en una paciente con HTA crónica o proteinuria previa.
Eclampsia
Asociación de convulsiones a PE, no siendo atribuibles a otras etiologías: accidente vascular cerebral (AVC), tumoraciones, infecciosas, metabólicas, etc.
Síndrome de Hellp
Forma grave de PE. Se define por criterios analíticos: anemia hemolítica junto con elevación de enzimas hepáticas y plaquetopenia.
Hipertensión de bata blanca
HTA elevada en la consulta, con limites dentro de la normalidad de forma ambulatoria (< 135/85).
Hipertensión transitoria
Detección únicamente de una cifra de HTA con valores de hipertensión que no se confirman con una segunda toma, probablemente debido a fenómenos ambientales.
Hipertensión enmascarada
HTA elevada en domicilio que se mantiene en límites normales en la consulta.
Preeclampsia:
En función de la gravedad, la PE podemos clasificarla en:
TA ≥ 140/90 mmHg, en dos ocasiones, separadas al menos 4 horas, con proteinuria ≥ 300 mg en 24 horas y menor a 5g/24 horas.
TA ≥ 160/110 mmHg o con cifras menores pero asociados a uno o mas de las siguientes alteraciones:
Cribado de la PE
En la actualidad se recomienda realizar el cribado de PE en el primer trimestre de gestación, ya que la administración antes de la semana 16 de acido acetil salicílico (AAS) disminuye la probabilidad de contraer la enfermedad antes de las 37 semanas de gestación (Anexo 3).
Existen diferentes cribados:
Basado en factores maternos
Se consideran gestantes de alto riesgo si tienen 2 o mas factores de riesgo moderado o 1 de riesgo elevado.
Basado en modelos multivariantes
Combinación de marcadores biofísicos, toma de tensión arterial y índice de pulsatilidad de las arterias uterinas (IPAUt) con marcadores bioquímicos, como el PIGF o la PAPP-A, aumentan la tasa de detección.
Prevención de PE
Un estudio de la Cochrane evalúa la capacidad de los fármacoS antiplaquetarios, como la aspirina y el dipiridamol, para prevenir la PE. (9)
La PE afecta a la serie plaquetaria de la gestante, de manera que se agrupan mas haciendo que la sangre se coagule con mas facilidad. Así pues, concluye que la dosis baja de aspirina reduce el riesgo de PE y sus complicaciones.
No obstante, según un estudio (10) publicado en Pubmed recientemente, afirma que la administración de aspirina antes de la semana 11 no supone ningún cambio ni disminuye el riesgo de PE, aunque si que podría estar implicada en la reducción del riesgo de parto pretermino. Concluye que todavía son necesarios mas estudios para confirmar dicha hipótesis. .
Diagnostico de PE
El exceso de producción del Receptor 1 del Factor de Crecimiento Endotelial Vascular (sFIT-1) junto con la disminución del Factor de Crecimiento Placentario (PIGF) contribuyen a la patogénesis de la PE.
La forma mas frecuente en el diagnostico es el uso del cociente sFIT-1/PIGF. Un aumento en este cociente significa una elevación del riesgo de complicaciones derivadas de la insuficiencia placentaria. No solo sirve para el diagnostico de PE, sino que también de CIR, muerte fetal o desprendimiento de placenta. (ANEXO 4)
Tratamiento de PE
Distinguimos en función de la gravedad de la PE.
Preeclampsia sin criterios de gravedad:
Preeclampsia con criterios de gravedad:
Aparición de convulsiones después de la semana 20 de gestación y sin antecedentes de ataques epilépticos. Es une emergencia obstétrica y se debe actuar estabilizando en primer lugar a la madre mediante el protocolo ABCDE.
Los síntomas son:
Tratamiento:
La finalización del embarazo dependerá de la viabilidad fetal. En el caso de que el feto no sea viable se finalizará la gestación lo antes posible, si el feto es viable, una vez estabilizada la madre se finalizará a las 24-48 horas.
Se trata de una complicación obstétrica caracterizada por:
Anemia hemolítica microangiopática debido a la disfunción endotelial con daño de los pequeños vasos. Se manifiesta por diminución de hemoglobina, esquistocitos y elevación de LDH.
De la amilasa aminotranferasa (ALT) y de aspartato aminotransferasa (AST) reflejo de daño hepático.
Criterio diagnostico por debajo de 100.000 plaquetas.
El tratamiento es la finalización de la gestación. Se debe finalizar de forma inmediata en caso de < 50.000 plaquetas/μ y/o sospecha de bienestar fetal.
Existe evidencia científica acerca del uso de dosis altas de betametasona para prevenir complicaciones neonatales.
La transfusión de plaquetas estará indicada por debajo de 20.000 en el parto vaginal y por debajo de 40.000 en la cesárea.
Todas las gestantes que han padecido HTA en el embarazo previamente deben recibir las siguientes recomendaciones:
La enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) incluye la trombosis venosa profunda (TVP) y el tromboembolismo pulmonar (TEP). Es una causa importante de morbimortalidad materna. El riesgo en las gestantes esta aumentado 5 veces mas con respecto a las no gestantes, constituyendo la segunda causa de muerte materna. La incidencia se estima alrededor de 1 de cada 1000 embarazos.
El embarazo se caracteriza por ser un estado protrombótico con el objetivo de prevenir hemorragias durante el embarazo, parto y puerperio. Están aumentados los factores procoagulantes como el factor de Von Willebrand, el factor V, el factor VIII y el fibrinógeno. También la proteína C activa esta aumentada junto con una disminución de la proteína S. Todo ello predispone a la gestante a un riesgo incrementado de ETEV.
El 90% tienen lugar en la extremidad inferior izquierda, la mayoría de localización ileofemoral.
Los síntomas típicos son:
El diagnostico se realiza mediante: (Anexo 5)
La sintomatología incluye:
Diagnóstico: (Anexo 6)
La determinación del dímero D tiene un alto valor predictivo negativo como cribado de las complicaciones de ETEV. Pero en el caso de las embarazadas , las modificaciones fisiológicas que se producen en la coagulación ya causan una elevación del dímero D. No obstante, unos niveles por debajo de 500 ng/ml confirman que el proceso no existe.
Tratamiento de ETEV
El tratamiento debe realizarse con anticoagulantes para disminuir la extensión del proceso trombótico y la incidencia de TEP. Los anticoagulantes orales no se recomiendan ya que atraviesan la barrera placentaria.
El tratamiento debe mantenerse durante toda la gestación, y puede ser sustituido por anticoagulantes orales en el postparto, manteniéndose al menos durante las 6 primeras semanas.
Manejo durante el parto
Resulta importante el conocimiento de la ETEV durante la gestación ya que, aunque se ha reducido la mortalidad, todavía sigue siendo frecuente. En un 56% de los casos la evaluación, la tromboprofilaxis y el diagnostico continúan siendo incorrectos.
Se define placenta previa como la inserción anómala, total o parcialmente, de la placenta en el segmento uterino inferior, cerca o cubriendo el Orificio Cervical Interno (OCI).
Se trata de una patología en aumento en los últimos años, causando el 20% de las hemorragias durante el tercer trimestre de gestación con una elevada morbimortalidad materna y fetal.
Existen dos clasificaciones, durante el embarazo y de cara al parto, en función de la distancia al OCI:
Existen factores de riesgo asociados a la placenta previa que incluyen cicatrices uterinas previas (cesárea anterior), edad materna avanzada, multiparidad, legrados anteriores, tabaquismo y la raza asiática y negra.
El síntoma típico es la hemorragia indolora de color rojo brillante, que pueden ir aumentando en cantidad e intensidad. Generalmente en el 2º y 3º trimestre de gestación, por lo que, se debe sospechar de placenta previa ante cualquier sangrado por encima de las 20 semanas de gestación.
El método diagnóstico es la ecografía. Entre la ecografía vaginal y abdominal existe controversia.
Una vez que se ha diagnostica la placenta previa, se debe realizar:
El tratamiento puede ser conservador en el caso en el que no hay afectación hemodinámica, menor de 36 semanas, inmadurez pulmonar fetal, feto vivo y sin malformaciones incompatibles con la vida, sin ninguna otra contraindicación.
El manejo expectante consiste en mantener un hematocrito materno por encima del 30% y hemoglobina mayor de 10 g/dl, maduración pulmonar fetal con corticoides, reposo y control periódico del bienestar fetal. Con estas medidas el objetico es alcanzar la madurez fetal y evitar la finalización prematura de la gestación.
Por otro lado, ante una hemorragia que ponga en peligro el estado hemodinámico materno o fetal, se deberá realizar seguimiento con ingreso hospitalario:
La vía del parto dependerá de la oclusión de la placenta previa. En caso de placenta previa oclusiva será la cesárea, pudiendo plantearse el parto vaginal en el caso de placenta no oclusiva.
Si la paciente tiene síntomas y esta bajo tratamiento expectante, se terminará la gestación en la semana 37. Se podrá esperar hasta la semana 38-39 de gestación en el caso de placenta previa no complicada.
En el caso de hemorragia tras el alumbramiento, deberán realizarse las siguientes medidas:
En el 70% de los casos de muerte materna, previamente esa gestación se había clasificado como de alto riesgo, por lo que, una valoración adecuada del riesgo y un diagnóstico correcto pueden ayudar a prevenir graves complicaciones.
Resulta fundamental identificar los factores de riesgo antes de que se inicie la gestación, ya que muchas situaciones dificultan o impiden el curso normal del mismo. Para ello es necesaria la consulta preconcepcional.
Aunque en nuestro medio se planifiquen mas de la mitad de los embarazos, solo el 10% acuden a la consulta de valoración preconcepcional. Se trata de una cifra muy maja, que desde la consulta de la matrona en atención primaria se debería fomentar y darse a conocer para que todas las parejas en edad reproductiva conozcan los beneficios de acudir a la misma. (1)
En los países desarrollas se calcula que la mortalidad materna esta alrededor de 2-15/100000 nacidos vivos. Se trata de una cifra que ha mejorado con los años y que esta 200 veces por debajo de la cifra en países subdesarrollados, pero continúa siendo un problema en nuestro medio. (17, 18)
Con respecto a la mortalidad neonatal, también han disminuido en los últimos años, pero se reconoce que casi la mitad de estas muertes podría haberse evitado. Una gran parte de estas muertes por enfermedades maternas y neonatales, sobre todo en los países en desarrollo, podrían tratarse con las intervenciones sanitarias adecuadas. (17-19)
Para entender estas cifras debemos conocer los siguientes términos: (17-19)
Por todos estos datos, resulta fundamental el conocimiento de las patologías que convierten a la gestación en un embarazo de riesgo. Todos los profesionales sanitarios, y en especial los especializados en obstetricia, deben conocer los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento del embarazo de riesgo para disminuir las tasas de mortalidad materna y neonatal en nuestro medio.
Protocolo para el manejo de la isoinmunización eritrocitaria
Signos y síntomas de disfunción orgánica materna
Cribado de PE en el primer trimestre
Sospecha clínica de PE
Algoritmo diagnostico en pacientes con sospecha de TVP proximal
Algoritmo diagnostico de tromboembolismo pulmonar (TEP)
Dosis de HBPM para la profilaxis y el tratamiento en el embarazo
Diagnóstico diferencial entre placenta previa y desprendimiento prematuro de placenta normoinserta (DPPNI)