La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, crónica, progresiva e incurable. Es el tipo más común de demencia hoy en día.
En el momento en que una persona y su familia son diagnosticados con Alzheimer, su vida toma un giro de 180º.
La intervención más eficaz se compone de tratamiento farmacológico y no farmacológico. Aunque esta intervención no producirá una recuperación, tratará los síntomas de la persona, lo que influirá positivamente en su calidad de vida.
Entre las terapias no farmacológicas está la Terapia Ocupacional. El objetivo principal de esto es que el individuo logre el más alto grado de independencia y calidad de vida a través de la ocupación.
El terapeuta ocupacional trabajará de manera integral, interviniendo en la esfera cognitiva, física y social.
La intervención en el hogar se basará principalmente en el reciclaje de actividades de la vida cotidiana, la adaptación al hogar, un programa de estimulación cognitiva, habilidades psicomotrices y un programa de ocio y tiempo libre.
Este tratamiento no curará ni detendrá la progresión de la enfermedad, pero mejorará la calidad de vida de la persona y de su cuidador principal.
Palabras clave: Terapia ocupacional, Alzheimer, domicilio, valoración, AVD, adaptaciones, rehabilitación.
Alzheimer´s disease is a neurodegenerative, chronic, progressive and incurable disease. It is the most common type of dementia today.
The moment a person and their family are diagnosed with Alzheimer´s, their life takes a 180º turn.
The most effective intervention is made up of pharmacological and non-pharmacological treatment. Although this intervention will not produce a recovery, it will treat the person´s symptoms, which will positively influence their quality of life.
Among the non-pharmacological therapies is Occupational Therapy. The main objective of this is for the individual to achieve the highest degree of independence and quality of life through occupation.
The occupational therapist will work holistically, intervening in the cognitive, physical and social sphere.
The intervention at home will be based mainly on retraining of daily life activities, home adaptation, a program of cognitive stimulation, psychomotor skills and a leisure and free time program.
This treatment will not cure or stop the progression of the disease, but it will improve the quality of life of the person and their main caregiver.
Keywords: Occupational therapy, Alzheimer’s, home, assessment, ADL, adaptations, rehabilitation.
La demencia tipo Alzheimer (EA) presenta una alta incidencia y prevalencia en la población mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (1), se estima que esta enfermedad afecta alrededor de 50 millones de personas a nivel mundial y que el 60% de ellos viven en países con ingresos de nivel bajo-medio. Entre un 5% y 8% de la población mundial mayor de 60 años sufre demencia en un determinado momento.
Observamos que la tasa de incidencia va en incremento, por lo que se prevé, que el número total de personas con demencia sea de 82 millones en 2030 y de 152 millones en 2050. Este incremento está ligado al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida.
Según el Plan Integral de Alzheimer elaborado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2), el número de personas afectadas en España supera los 700.000 casos en mayores de 40 años. En 2050 el número de casos se habrá duplicado y se aproximará a los dos millones.
Esta “pandemia silenciosa” provoca un gran impacto a nivel económico y social tanto en el ámbito familiar como en la sociedad en general.
Como nos indica en la Revista de Neurología Argentina (3), la demencia es la primera causa de discapacidad en adultos mayores y la enfermedad que genera una mayor dependencia, sobrecarga económica y estrés psicológico en el cuidador.
Esto provoca que sea necesaria tras el diagnóstico, una intervención temprana y precoz, que reduzca significativamente la dependencia de la persona y la sobrecarga del cuidador.
La demencia tipo Alzheimer es el tipo de demencia más común en la actualidad. También se le conoce como enfermedad de Alzheimer o mal de Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer hizo aparición en 1906 tomando el nombre de su descubridor Alois Alzheimer.
Esta patología es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva que se caracteriza por la acumulación de placas o depósitos de la proteína Tau o la beta amiloide que causan una degeneración cerebral progresiva en el individuo, afectando a su capacidades físicas, cognitivas y conductuales.
Este tipo de demencia, no es mortal, pero los individuos suelen fallecer de complicaciones derivadas de ésta: Broncoaspiraciones, aparición de ulceras por presión, etc.
El primer síntoma de la enfermedad en aparecer suele ser la pérdida de la memoria a corto plazo episódica. Los familiares y el propio individuo se aquejan de pequeños olvidos o de sucesos que ocurrieron recientemente pero que han olvidado.
A nivel cognitivo suele aparecer alteraciones en el lenguaje, alteraciones en la orientación en los tres planos, alteraciones visuales y/o auditivas (gnosias), alteraciones en la memoria, alteraciones en las praxis, alteraciones en las funciones ejecutivas, alteraciones en la lecto-escritura y cálculo, y alteraciones en la atención y concentración.
También se produce una clínica conductual y emocional, como son, la apatía, desidia, depresión, delirios, alucinaciones, abulia, cambios de humor, etc.
A nivel físico, se produce un deterioro evidente, el cual, suele aparecer en estadios avanzados de la enfermedad: Estereotipias, alteraciones de la marcha, ulceras por presión, incontinencia, etc.
Finalmente, la afectación de todos estos ámbitos conlleva una alteración en la esfera social, que provoca un empobrecimiento en la calidad de las relaciones sociales y un retraimiento y disminución en el número de interacciones.
Cabe destacar, que la afectación cerebral suele producirse de manera homogénea, sin embargo, la aparición de la clínica durante el periodo de la enfermedad se produce de manera heterogénea. Hay individuos que presentan síntomas que pertenecen a estadios más avanzados de manera precoz. Todo va a depender del nivel y de la zona con más deterioro cerebral.
Generalmente se han descrito tres estadios:
Pueden aparecer sintomatología positiva (episodios delirantes). La sintomatología negativa (apatía, abulia, desidia, etc) se hace más evidente.
Sin embargo, otros individuos suelen quedar encamados (vida en cama) con necesidad de sondas gástricas que le ayudan a alimentarse.
Los criterios diagnósticos de dicha patología se han descrito en varios manuales. Los más utilizados son los del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM) y los de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
El DSM más utilizado ha sido el DSM-IV en este se incluye los criterios necesarios para el diagnóstico de la demencia tipo Alzheimer. En su actualización, el DSM-V ha hecho una diferencia entre trastorno neurocognitivo menor, lo que conoceríamos como el deterioro cognitivo leve, y el trastorno neurocognitivo mayor, donde se incluiría la demencia tipo Alzheimer.
A continuación, se adjuntan los criterios de los principales manuales:
Deben cumplirse los criterios generales de demencia (G1-G4)
No existen pruebas en la historia clínica, exploración física o investigaciones especiales de otra posible causa de demencia (p.ej., enfermedad cerebrovascular, infección por VIH, enfermedad de Parkinson.), de un trastorno sistémico (p. ej., hipotiroidismo, déficit vitamina B12) o de abuso de alcohol o sustancias.
Como podemos comprobar todos los manuales van encaminados en la misma línea de sintomatología y criterios. El defecto de memoria evidente es el criterio más identificativo para su diagnóstico.
Para comenzar este capítulo, veo de gran importancia definir que es la Terapia Ocupacional.
La Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales (WFOT) (7) define a la Terapia Ocupacional como una profesión que se ocupa de la promoción de la salud y el bienestar a través de la ocupación. El principal objetivo de la terapia ocupacional es capacitar a las personas para participar en las actividades de la vida diaria. Los terapeutas ocupacionales logran este resultado mediante la habilitación de los individuos para realizar aquellas tareas que optimizarán su capacidad para participar, o mediante la modificación del entorno para que éste refuerce la participación.
El trabajo del terapeuta ocupacional tiene una perspectiva holística, es decir, el ámbito de intervención es una atención biopsicosocial. Se considera a la persona como un todo y se interviene en el ámbito físico, social y cognitivo.
El trabajo del terapeuta ocupacional en las demencias puede ser a nivel domiciliario, comunitario y/o institucionalizados parcial o totalmente. La intervención puede ir enfocada en el usuario y/o en el cuidador principal. En este caso, nos vamos a centrar en la intervención domiciliaria.
El fin final del tratamiento es que el individuo tenga el mayor nivel de autonomía posible dentro de su progresiva disfunción y discapacidad. Esto influirá positivamente a nivel emocional, mejorando el autoconcepto y la autoestima de la persona. Además, conlleva otros beneficios en el ámbito familiar provocando una menor sobrecarga del cuidador, y en el ámbito comunitario, haciendo una utilización responsable de los recursos y evitando un gasto económico innecesario.
La metodología de intervención más eficaz es la combinación de la terapia farmacológica y la terapia no farmacológica.
Es destacable que dentro de las terapias no farmacológicas y a pesar de que la Terapia Ocupacional no retrase la progresión de la aparición de los síntomas propios de la enfermedad, es un tratamiento eficaz sobre la capacidad de desempeño del individuo y por lo tanto interviene directamente en un aumento en su calidad de vida (8).
La ocupación es el eje principal de la Terapia Ocupacional. Mantenerse ocupado e implicarse en las actividades, conlleva un mejor estado de bienestar y salud.
Como ya hemos indicado con anterioridad, en este proyecto nos vamos a basar en la atención domiciliaria y, por lo tanto, en las actividades que ocurran dentro del hogar.
La clasificación que hace la AOTA (9) de las actividades de la vida diarias AVDs:
La valoración debe basarse en una entrevista inicial con el usuario, un batería de escalas y test, una observación directa in situ y finalmente una entrevista con los familiares.
Es de gran importancia disponer de un informe médico con la historia clínica del paciente. A parte del diagnóstico principal, otras patologías secundarias también pueden dificultar la consecución de las tareas de la vida diaria.
Para proceder con la valoración inicial, debemos realizarla con la persona a solas, en un ambiente tranquilo y sin ruidos. Explicaremos el procedimiento con palabras compresibles, de forma clara y sin prisas.
A continuación, se van a añadir un ejemplo de entrevista semiestructurada:
Con respecto a los test y escalas, se van a desarrollar en los siguientes puntos divididos en valoración funcional, cognitiva y social; de manera que sea más fácil visualizarlos.
En el anexo 1, también podremos encontrar otro ejemplos y tipo de escalas que también pueden ser de utilidad en esta valoración, como son la escala de depresión de Yesavage y la escala del Test del Informador (TIN).
El test más utilizado para valorar esta área, suele ser el Mini Examen Cognoscitivo de Lobo. Se usa por su brevedad y rapidez. Cabe destacar que, en casos de déficits sensoriales, bajo nivel educativo y nerviosismo pueden influir negativamente en el resultado obtenido. Ver figura 1 (10)
Según la puntuación obtenida en el test se considera que 25 puntos suponen un ligero déficit, de 20 a 25 puntos un deterioro cognitivo leve, de 15 a 19 puntos un deterioro moderado (claro signo de demencia) y de 0 a 14 un deterioro cognitivo grave (demencia avanzada).
Otro test muy utilizado para este tipo de valoración, es el Test de Pfeiffer. Este instrumento pertenece a una batería de escalas llamadas OARS. Pero se puede usar de manera independiente para valorar el estado cognitivo del enfermo de Alzheimer. Ver figura 2 (11).
En este caso si se hace distinción entre estudios (primarios o secundarios), falsos negativos (pacientes con Parkinson) y falsos positivos (pacientes psiquiátricos y analfabetismo).
Se considera puntuación normal cuando hay de 0 a 2 errores, de 3 a 4 errores se considera deterioro cognitivo leve, de 5 a 7 errores es deterioro cognitivo moderado y de 8 a 10 errores un deterioro cognitivo importante. Se permite un error de más si no han recibido educación primaria y un error de menos si tienen estudios superiores.
Figura 2: Obtenido de la Validación y adaptación del Test de Pfeiffer a la versión española (Martínez, Duenas, Onis 2001)
Hay otra escala muy instaurada y conocida que es la llamada Escala de deterioro global de Reisberg (GDS). Realmente más que una escala es una clasificación, que indica en qué momento de la demencia se encuentra en el sujeto y como su afectación cognitiva afecta a su vida cotidiana.
Bajo estas líneas, se adjunta las fases descritas en la escala de GDS (12). Cabe indicar que las puntuaciones correspondientes al MEC son orientativas.
MEC de Lobo entre 30 y 35 puntos.
Se corresponde con el individuo normal:
MEC de Lobo entre 25 y 30 puntos.
Se corresponde con el deterioro cognitivo subjetivo:
Quejas subjetivas de defectos de memoria, sobre todo en:
No hay evidencia objetiva de defectos de memoria en el examen clínico.
No hay defectos objetivos en el trabajo o en situaciones sociales.
Hay pleno conocimiento y valoración de la sintomatología.
MEC de Lobo entre 20 y 27 puntos.
Se corresponde con el deterioro cognitivo leve:
Primeros defectos claros: manifestaciones en una o más de estas áreas:
Un defecto objetivo de memoria únicamente se observa con una entrevista intensiva.
Aparece un decremento de los rendimientos en situaciones laborales o sociales exigentes.
La negación o desconocimiento de los defectos se hace manifiesta en el paciente.
Los síntomas se acompañan de ansiedad discreta-moderada.
MEC de Lobo entre 16 y 23 puntos.
Se corresponde con una demencia en estadio leve.
Defectos claramente definidos en una entrevista clínica cuidadosa en las áreas siguientes:
Frecuentemente no hay defectos en las áreas siguientes:
Incapacidad para realizar tareas complejas.
La negación es el mecanismo de defensa dominante.
Disminución del afecto y abandono en las situaciones más exigentes.
MEC de Lobo entre 10 y 19 puntos.
Se corresponde con una demencia en estadio moderado.
El paciente no puede sobrevivir mucho tiempo sin alguna asistencia.
No recuerda datos relevantes de su vida actual: su dirección o teléfono de muchos años, los nombres de familiares próximos (como los nietos), el nombre de la escuela, etc.
Es frecuente cierta desorientación en tiempo (fecha, día de la semana, estación, etc.) o en lugar.
Una persona con educación formal puede tener dificultad contando hacia atrás desde 40 de cuatro en cuatro, o desde 20 de dos en dos.
Mantiene el conocimiento de muchos de los hechos de mayor interés concernientes a sí mismo y a otros.
Invariablemente sabe su nombre, y generalmente el de su pareja e hijos.
No requiere asistencia en el aseo ni en la comida, pero puede tener cierta dificultad en la elección de la ropa adecuada.
MEC de Lobo entre 0 y 12 puntos.
Se corresponde con una demencia en estadio moderadamente grave:
Ocasionalmente puede olvidar el nombre de su pareja, de quien, por otra parte, depende totalmente para sobrevivir.
Desconoce los acontecimientos y experiencias recientes de su vida.
Mantiene cierto conocimiento de su vida pasada, pero muy fragmentario.
Generalmente desconoce su entorno, el año, la estación, etc.
Puede ser incapaz de contar desde 10 hacia atrás, y a veces hacia adelante.
Requiere cierta asistencia en las actividades cotidianas.
Puede tener incontinencia o requerir ayuda para desplazarse, pero puede ir a lugares familiares.
El ritmo diurno está frecuentemente alterado.
Casi siempre recuerda su nombre.
Frecuentemente sigue siendo capaz de distinguir entre las personas familiares y no familiares de su entorno.
Cambios emocionales y de personalidad bastante variables, como:
MEC de Lobo = 0 puntos, impracticable.
Se corresponde con una demencia en estadio grave.
Pérdida progresiva de las capacidades verbales. Inicialmente se pueden verbalizar palabras y frases muy circunscritas, y en las últimas fases no hay lenguaje, únicamente gruñidos.
Incontinencia de orina. Requiere asistencia en el aseo y en la alimentación.
Se van perdiendo las habilidades psicomotoras básicas, como la deambulación.
El cerebro es incapaz de decir al cuerpo lo que ha de hacer. Frecuentemente aparecen signos y síntomas neurológicos generalizados y corticales.
Para realizar este tipo de valoración es importante distinguir entre escalas que valoran las actividades básicas de la vida diaria (ABVDs) y las de las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVDs).
En general, lo que vamos a medir es el grado de dependencia de la persona durante la realización de las actividades de su rutina diaria. El fin es detectar las tareas o componentes deficitarios para intervenir en ellos y proporcionar al individuo un mayor grado de funcionalidad e independencia.
Las escalas más usadas para valorar este tipo de actividades son el Índice de Barthel, el índice de Barthel modificado y el índice de Katz.
La diferencia entre el índice de Barthel y el Barthel modificado reside en la puntuación. El Barthel modificado desglosa más las actividades en tareas por lo que el sistema de puntuación es distinto, pese a que las actividades y el máximo de puntuación es el mismo.
A continuación, adjuntamos el índice de Barthel, ya que es el más utilizado tanto en instituciones como en atención primaria (13):
Actividades básicas de la vida diaria |
||
Parámetro |
Situación del paciente |
Puntuación |
Total: |
||
Comer |
||
- Totalmente independiente |
10 |
|
- Necesita ayuda para cortar carne, el pan, etc. |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Lavarse |
||
- Independiente: entra y sale solo del baño |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Vestirse |
||
- Independiente: capaz de ponerse y de quitarse la ropa, abotonarse, atarse los zapatos |
10 |
|
- Necesita ayuda |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Arreglarse |
||
- Independiente para lavarse la cara, las manos, peinarse, afeitarse, maquillarse, etc. |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Deposiciones (valórese la semana previa) |
||
- Continencia normal |
10 |
|
- Ocasionalmente algún episodio de incontinencia, o necesita ayuda para administrarse supositorios o lavativas |
5 |
|
- Incontinencia |
0 |
|
Micción (valórese la semana previa) |
||
- Continencia normal, o es capaz de cuidarse de la sonda si tiene una puesta |
10 |
|
- Un episodio diario como máximo de incontinencia, o necesita ayuda para cuidar de la sonda |
5 |
|
- Incontinencia |
0 |
|
Usar el retrete |
||
- Independiente para ir al cuarto de aseo, quitarse y ponerse la ropa… |
10 |
|
- Necesita ayuda para ir al retrete, pero se limpia solo |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Trasladarse |
||
- Independiente para ir del sillón a la cama |
15 |
|
- Mínima ayuda física o supervisión para hacerlo |
10 |
|
- Necesita gran ayuda, pero es capaz de mantenerse sentado solo |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Deambular |
||
- Independiente, camina solo 50 metros |
15 |
|
- Necesita ayuda física o supervisión para caminar 50 metros |
10 |
|
- Independiente en silla de ruedas sin ayuda |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
|
Escalones |
||
- Independiente para bajar y subir escaleras |
10 |
|
- Necesita ayuda física o supervisión para hacerlo |
5 |
|
- Dependiente |
0 |
Máxima puntuación: 100 puntos (90 si va en silla de ruedas) |
|
Resultado |
Grado de dependencia |
< 20 |
Total |
20-35 |
Grave |
40-55 |
Moderado |
≥ 60 |
Leve |
100 |
Independiente |
El índice de Katz, también llamada escala funcional de Katz, es similar al Barthel, pero el número de actividades evaluadas es menor y la puntuación se establece con “letras” no con “números”.
Figura 2: Katz, Dwon y Cash y cols; 1970. (14)
Las actividades instrumentales, como ya hemos contando anteriormente, son las que implican un grado más de dificultad y un mayor número de componentes durante su ejecución.
La escala más usada y conocida es el índice de Lawton y Brody. Es de realización rápida y con puntuación numérica.
Figura 3: Lawton, Brody; 1969. (15)
En los primeros estadios de la enfermedad es de gran importancia, valorar los apoyos sociales (red familiar y social) de la que dispone la persona.
Esto va a guiar en parte, primeramente, la manera de enfocar el tratamiento. Además, va a influir en el uso de recursos (físico y humanos) que se necesitaran a posteriori y en el estado anímico que tenga el paciente durante este largo proceso.
Hay una infinidad de escalas para valorar el apoyo social y familiar del individuo: Cuestionario de MOS, cuestionario de Ocio y Tiempo Libre, Escala de apoyo social, familiar y de amigos; y finalmente, el que se he seleccionado para la valoración de esta esfera, el cuestionario de Duke-Unc.
Es un cuestionario de fácil administración, puede ser el mismo individuo el que se lo realice y en un corto espacio de tiempo.
Figura 4: Broadhead, Gehlbach, Degruy y Kaplan; 1988 (16)
El cuestionario dispone de 11 ítems de valoración numérica, siendo el máximo 55 y el mínimo 11. El resultado es un reflejo del apoyo percibido por el usuario, no del apoyo real. El corte está establecido en 32: Un resultado menor de 32 refleja un apoyo percibido bajo y un resultado igual o superior, un apoyo normal.
Es de gran importancia proponerse unos objetivos tanto a corto como medio plazo.
Tras la valoración, observaremos una áreas y componentes deficitarios y deberemos hacer mayor hincapié en ellos. Estos objetivos nos van a marcar la utilidad de nuestra intervención.
Como ya se ha reiterado en varias ocasiones, el Alzheimer es una enfermedad crónica y progresiva. Hay individuos que evolucionan a futuros estadios con más rapidez y otros, que persisten en la misma situación basal durante años. Por lo que, se debe hacer un seguimiento continuo de la persona, y en caso de ser necesario, hacer una nueva valoración y modificar los objetivos según las nuevas necesidades.
Los objetivos deben ser realistas, claros y estar consensuados tanto con la persona como con sus familiares.
A continuación, vamos a proponer una serie de objetivos generales en este tipo de intervención. Estos objetivos habrá que adecuarlos y graduarlos a las necesidades y posibilidades del paciente.
Estos objetivos anteriormente enumerados, son objetivos más generales. Tras la valoración inicial y observar los componentes y tareas deficitarias, se podrán exponer otros más específicos. A modo de ejemplo, se van a enumerar unos pocos:
Es importante hace evaluaciones constantes con respecto a la consecución de los objetivos y la efectividad del tratamiento implantado. Esto permitirá al terapeuta detectar cambios en el usuario y modificar la intervención adoptada cuando sea necesario.
La intervención desde Terapia Ocupacional va a estar enfocada en varias partes:
Dada la importancia de establecer una rutina diaria en pacientes con este tipo de patología, sería de gran ayuda realizar un calendario semanal con ayuda del propio individuo y del familiar (respetando sus horarios y rutinas diarias) que faciliten la automatización de las tareas.
Involucrar al familiar en su elaboración y hacerle participe del tratamiento, va a suponer una menor sobrecarga en el cuidador.
Como ejemplo, podemos mostrar el siguiente horario de elaboración propia:
Figura 5: Realización propia.
Este horario se puede modificar o variar según las necesidades, preferencias o rutinas de la persona.
Hay que ser siempre paciente y no meter prisa en la realización de las actividades, pero en el caso de que se disperse, hay que reconducirle a la actividad.
Si se observa que no es capaz de llevar a cabo todas las tareas de una actividad compleja, siempre realizará el paso final y conforme vaya adquiriendo las destrezas necesarias, se va incrementando a tareas que impliquen mayor dificultad.
No puede apreciar el enfado o impaciencia del profesional, ya esto generará frustración y negativa a continuar con la tarea. Si presenta mucha dificultad en una actividad hay que graduarla o adaptarla a sus capacidades.
Dar órdenes simples y no dar demasiada información seguida. Hablar con un lenguaje sencillo y pausado, y con tono asertivo.
Reforzar siempre las actividades que se ejecuten correctamente y las conductas adecuadas, reforzando así el sentimiento de autoestima.
Permitir que sea el paciente el que realice las actividades, aunque esto conlleve un largo tiempo.
Adecuar siempre los ejercicios a los gustos y preferencias del paciente.
Realizar las actividades en lugares donde no haya estímulos ambientales que interfieran en su ejecución (televisión, familiares hablando, etc.)
La alimentación es una actividad muy importante en nuestra vida diaria, es un ritual placentero y social. Una adecuada alimentación nos proporciona nutrientes que permiten un buen estado de salud, influyendo en nuestro estado de la piel, hidratación, etc.
En los primeros estadios de la enfermedad, la alimentación no suele verse afectada. Conforme avanza la patología, los principales problemas que aparecen son alteraciones de la deglución, disfagias y dificultad en la praxis de la alimentación (fallos en la programación de la actividad, ecopraxias, estereotipos patológicos, apraxia ideomotora y apraxia ideatoria).
Normalmente, el individuo durante la alimentación se equivoca de cubierto, come de manera desordenada, hace movimientos repetitivos (limpia con la servilleta la mesa o la dobla continuamente), es incapaz de usar un utensilio, etc.
En estos casos lo mejor es servir los platos de manera ordenada, no ponerlos todos en la mesa al mismo tiempo, proveerlo del utensilio necesario únicamente, darle apoyo verbal simple; buscando la automatización de la tarea. Las tareas automatizadas son las que “se olvidan” con mayor dificultad.
Cuando aparecen problemas de agarre, dificultad del arrastre de la comida o para coger el vaso, hay diferentes productos de apoyo que pueden facilitar la independencia de dicha actividad (ver figura 6). En el mercado hay disponibles una gran variedad de cubiertos engrosados, platos antideslizantes o con reborde, jarras con asa, etc.
Con respecto a los problemas deglutorios y con la aparición de cualquier signo de ello, hay que acudir a un profesional que evalúe y diagnostique el problema. En pacientes con Alzheimer es común el uso de espesantes por problemas deglutorios. En casos de mayor gravedad, suelen colocarse sondas que administran un correcto estado nutricional al enfermo. Por su parte, el terapeuta, debe incidir en un adecuado posicionamiento, facilitando el desplazamiento del bolo alimenticio hacia el estómago.
El terapeuta ocupacional debe realizar una observación directa durante la alimentación, detectando los fallos durante su ejecución, para proporcionar al usuario y a su cuidador la información, la metodología y los productos de apoyo (si fuese necesario) adecuados para abordar este problema.
Figura 6: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
En el vestido, como en la alimentación, los mayores problemas aparecen por fallos en la programación de la actividad en un estado más avanzado de la enfermedad. Las principales dificultades aparecen en la secuenciación: Se saltan pasos, cambian el orden de las tareas, etc. Por ejemplo: Se colocan primero la camiseta y después el sujetador.
Podemos observar dificultades por afectación de apraxia ideomotora, apraxia ideatoria y asomatognosia. La desorientación temporal y la afectación de las funciones ejecutivas pueden afectar en el la elección de la prenda adecuada, como por ejemplo, ponerse un pantalón corto en invierno.
El terapeuta debe observar la actividad durante su ejecución y analizarla, buscando los componentes (motores, cognitivos o del entorno) que puedan estar afectando en su desempeño.
Cabe indicar, que los enfermos de EA tienen otras comorbilidades que pueden afectar en la autonomía de dicha actividad: Problemas de movilidad, lesiones neurológicas, déficits sensoriales, lesiones medulares, etc.
En estadios iniciales, podemos trabajar con la persona la elección de ropa adecuada de manera semanal. Primeramente, debemos hablar del tiempo que va a hacer y junto al usuario elegir la ropa de todos los días de la semana, siempre respetando sus gustos y rituales. Para organizarla en la percha podemos colocar un cartel indicativo con el día de la semana o con un número del 1 al 7 (en casos de analfabetismo). Un método muy efectivo para evitar fallos en la secuenciación, es colocar la ropa de dentro a fuera en la percha. De manera, que lo primero que cojamos sea el sujetador, seguidamente la camiseta y por último el pantalón. (ver figura 7)
Durante la ejecución, podemos dar apoyo verbal y si vemos que es necesario, proveer de productos de apoyo que faciliten su ejecución. (Calzadores, pinzas de agarre largo, abotonadores, etc.)
Esta intervención fomentará un mayor grado de independencia y al mismo tiempo una menor sobrecarga del cuidador.
Figura 7: Realización propia.
La higiene personal es otra actividad básica con una frecuencia diaria. Dentro de ésta, entran una multitud de actividades como son el cepillado de dientes, afeitado, maquillarse, lavado de manos y cara, uso del peine, etc.)
Este tipo de actividades no suelen verse afectadas en el primer estadio de la enfermedad. Pese a ello, el terapeuta debe realizar una observación directa, para captar los componentes deficitarios y poder intervenir en ellos.
La mayoría de dificultades que aparecen en estas actividades son asociadas a patologías de origen físico: Problemas osteomusculares (rigideces, disminución arco articular, …) y de origen neurológico (hemiplejia, hemiparesia, problemas de sensibilidad, …)
En este caso, lo mayor es dar pequeñas órdenes verbales y realizar las tareas de manera sistemática para que se produzca una automatización.
Se le puede proporcionar al individuo, si fuese necesario, de una gran variedad de productos de apoyo que faciliten la ejecución de manera autónoma: Engrosadores, peine de mango grueso, maquinillas eléctricas, etc. (Ver figura 8)
Si la persona se fatiga con facilidad hay que facilitar realizar estas tareas sentada y con una economía de la energía.
Figura 8: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
Se encuentra dentro de las actividades básicas de la vida diaria. Esta actividad suele verse afectada en estadios avanzados de la enfermedad, ya sea por problemas de continencia o de secuenciación en la programación de la actividad o comorbilidad con otro tipo de patologías.
Como en las anteriores actividades descritas, lo ideal es una observación directa con apoyo verbal y realizar las tareas de manera sistemática buscando alcanzar una automatización.
Con respecto a los productos de apoyo, se pueden usar agarraderas o alzas para el wc que faciliten su realización. (Ver figura 9)
Figura 9: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020
Bañarse o ducharse son actividades que no suele verse afectadas en estadios iniciales de la enfermedad de Alzheimer. Las primeras dificultades suelen darse por problemas de equilibrio, alcance de zonas más complicadas (espalda) y en algunos casos problemas de sensibilidad. Todo esto puede conllevar caídas (TCE o fracturas de cadera) o quemaduras que pueden desencadenar problemas mayores.
En estadios moderados de la patología, también aparece problemas en la secuenciación de la actividad. Es de gran importancia seguir siempre la misma secuencia de las tareas, enjabonándose en una dirección cráneo-caudal, y administrando apoyo verbal o activo en casos que sea necesario.
También se les puede proporcionar una silla de ducha o taburete, que evite caídas mayores y favorezca la economía de energía. Con estos pequeños cambios podemos evitar una mayor sobrecarga en el cuidador principal y favorecer una mayor funcionalidad en el enfermo.
Como productos de apoyo, podemos disponer de esponjas con mango largo, dispensadores de jabón y sillas de baño, entre otros.
En el apartado de adaptación el hogar, se describirán algunas medidas que también puede facilitar que esta actividad se realice de manera autónoma.
La incontinencia es un signo que aparece en estadios avanzados de la enfermedad. Por lo general, la incontinencia urinaria aparece antes que la fecal.
El trabajo que puede hacer el terapeuta en esta actividad es más limitado, pero puede trabajar conjuntamente con el enfermero para establecer una rutina y una serie de medidas que mejoren la calidad de vida de la persona.
La ingesta de líquidos debe ser constante durante todo el día, ya que esto va a favorecer una correcta hidratación y un buen funcionamiento del sistema urinario.
Se debe establecer una frecuencia de ir al baño aproximadamente cada 2 horas, lo que evitaría grandes pérdidas de orina. Se puede hacer un registro inicial para indicar las ocasiones y cantidad de veces que se acude al servicio.
En el caso del uso de compresas, pañales absorbentes o sondas urinarias, se debe realizar un reentrenamiento con el enfermo para un uso adecuado de ellos.
Esta actividad tiene un importante carácter social. Cuando las pérdidas de orina son frecuentes, la persona suele retraerse y evita hacer salidas al exterior o donde no haya un baño público por miedo a un juicio social.
La aparición de la incontinencia también puede ser causada por otras comorbilidades: Lesiones medulares, vejiga neurógena, cáncer, problemas neurológicos, etc.
Las alteraciones en el patrón de la marcha aparecen en estadios avanzados de la enfermedad. Cuando hacen aparición en estadios iniciales suelen estar causados por presencia de otras comorbilidades.
El terapeuta puede proveer de productos de apoyo para una mayor independencia en la movilidad cuando sea necesario. Se debe hacer un reentrenamiento para su utilización.
En este caso serían bastones, muletas, andadores, sillas de rueda autopropulsables, sillas eléctricas, etc. (Ver figura 10)
La dificultad de movilidad dentro del domicilio en muchas ocasiones se debe a un exceso de mobiliario. Es importante reorganizar el domicilio, eliminando aquellos elementos no necesarios y que dificulten la movilidad (alfombras, elementos decorativos, muebles, etc.).
En casos de pérdida de agudeza visual, hay que seguir las mismas pautas que para las dificultades de movilidad. También es de gran importancia mantener el mobiliario siempre en el mismo sitio para poder hacerse un mapa mental de la habitación que facilite la movilidad. Se pueden añadir elementos visuales (carteles, carteles luminosos) que aumenten la autonomía.
Sobre las barreras arquitectónicas se hablará en otro apartado más adelante.
El principal problema que aparece en estadios iniciales, es la movilidad fuera del domicilio. La persona suele desorientarse espacialmente, por ello, el uso de aparatos de última tecnología como balizas, GPS o teléfono móvil puede facilitar la movilidad.
Figura 10: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
La preparación de la comida forma parte de las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVDs). Esta actividad sí se ve afectada en fases iniciales de la enfermedad.
Las mayores dificultades se ven en la programación de la actividad: fallos en la planificación (no tener alimentos necesarios), fallos en la preparación, fallos en la secuenciación (olvida una tarea, repetirla en varias ocasiones o alterar el orden a seguir).
Para promover una mayor independencia en esta actividad sería de gran utilidad realizar un recetario con ayuda del propio individuo y de su familiar referente. El recetario debe ser accesible y de fácil comprensión. La idea de esto, es poder respetar sus gustos y costumbres, y al mismo tiempo, disponer de una guía para ver los ingredientes y pasos a seguir en su elaboración.
Para la intervención, el terapeuta junto a la persona debe realizar una planilla semanal de los platos a elaborar. Cada día y antes de su elaboración, haremos hincapié en los pasos a realizar y los ingredientes necesarios. Podemos ayudarnos del recetario para consultar esta información. Esta tarea también facilitará la consecución de una dieta equilibrada.
En el frigo o la despensa colocaremos bandejas o cajas con los alimentos que sean necesarios para preparar la comida y un cartelito indicativo con el nombre del plato. Por ejemplo: Si el plato es pasta, en una caja colocaremos la pasta, la cebolla, el ajo, el atún, el tomate, el orégano y la sal. Los alimentos se irán sacando de la caja conforme lo vayamos usando, cerciorándonos así, de haber utilizado todos y no olvidarnos de alguno. (Ver figura 11)
Es de gran importancia seguir siempre el mismo orden en la elaboración. Esto nos facilitará recordar la secuencia (automatización) y detectar que pasos hemos invertido o olvidado.
Otro método que puede ser de utilidad para la elaboración de la comida, es hacer plantillas con las distintas tareas a realizar e ir tachándolas conforme se lleven a cabo. De esto modo, comprobaremos que todos los pasos se realizan de manera ordena y correcta.
Para la elaboración de la comida hay una gran variedad de productos de apoyo en el mercado: Engrosadores, tablas antideslizantes, picadoras, tablas con sujeción de alimentos, etc. Además, hay una gran variedad de robots de cocina que indican los alimentos a añadir y elaboran la comida por sí solos. Disponen de una pantalla para lectura y dan las indicaciones por voz. Esto puede facilitar un mayor grado de autonomía y evitar algunos problemas derivados de olvidos (incendios, quemaduras, etc.)
En casos iniciales de demencia, sería de gran utilidad, dotar la cocina de un detector de humo, un temporizador y un extintor en caso de urgencia.
Conforme la enfermedad va progresando, podemos descomponer la actividad en tareas más sencillas, y que el usuario realice las tareas finales de ésta. También puede ejecutar tareas que conlleven poca responsabilidad (pelar verduras, picar fruta, …) ayudando al cuidador principal a su elaboración y disminuyendo su sobrecarga.
Figura 11: Realización propia.
El manejo del dinero o la gestión de las finanzas es una actividad instrumental de la vida diaria. Suele verse afectada en etapas iniciales de la enfermedad y genera mucha ansiedad a la persona.
Cuando la memoria a corto plazo episódica se ve afectada aparecen pequeñas pérdidas y olvidos con respecto al monedero o cartera. Estas pérdidas conllevan alteraciones conductuales: Irritabilidad, sentimiento de inutilidad, enfados, etc.
Conforme avanza la enfermedad y los componentes cognitivos se deterioran, el usuario se muestra más dependiente para realizar esta actividad. Las pequeñas pérdidas continúan y a esto se le suma, la vulnerabilidad de esta población para los engaños y la inhibición para malgastar dinero en productos innecesarios. Esto genera que el cuidador principal sea el encargado de gestionar las finanzas y aparezcan disputas entre ambos.
El terapeuta debe intervenir para realizar un buen manejo del dinero.
En etapas iniciales, se debe destinar un sitio exclusivo para la colocación del monedero. Siempre se debe dejar ahí, lo que va a disminuir el número de pérdidas.
Es importante hacer un reentrenamiento en el manejo del dinero y uso de la tarjeta de crédito. Hay disponibles en el mercado juegos de finanzas que nos permitiría hacer un entrenamiento.
Es de gran ayuda, cuando se vaya a realizar una compra, hacer una estimación del dinero necesario para llevar una cifra aproximada y evitar un despilfarro.
Tras el avance de la patología, podría ser de gran ayuda proporcionar al enfermo una paga diaria/semanal que le genere un mayor grado de independencia y un menor nivel de frustración.
Es una actividad que se realiza a diario, pero forma parte de las actividades instrumentales de la vida diaria. Tiene gran complejidad, ya que para su realización debemos tener un buen manejo del dinero, una buena orientación espacial, preparar y seleccionar los artículos deseados.
En estadios iniciales el desempeño de esta actividad se ve deteriorado. En este punto, el terapeuta debe realizar un análisis minucioso de la actividad para ver que componentes se encuentran deteriorados e intervenir directamente en ellos.
Primeramente, se debe elegir comercios que estén cerca de casa o en sitios conocidos. Se ha de realizar el mismo recorrido siempre y ofrecer “reglas nemotécnicas” que faciliten la orientación. Por ejemplo: Hacer hincapié en que la iglesia está al lado del supermercado y después la farmacia. Cada vez que se realice el recorrido hay que nombrar la iglesia y la farmacia. Esto facilitará la orientación temporal durante la realización de la AIVD.
Una vez realizada la planilla de comidas semanales y con ayuda del recetario, podemos consultar los alimentos necesarios y hacer una previsión. El uso folletos publicitarios también puede servir de ayuda.
Es importante que antes de ir al supermercado dispongamos del listado con los objetos y alimentos que necesitamos. Además de hacer una estimación económica aproximada del gasto para evitar el malgasto de dinero.
Conforme la enfermedad avance, el cuidador principal puede pedirle la realización de pequeñas compras (comprar el pan o el periódico) en lugares cercanos a casa para mantener un pequeño grado de independencia y favorecer el sentimiento de autoconcepto.
Actualmente es posible realizar la compra a través de aplicaciones móviles, tiendas online o vía telefónica. Esto puede ser de gran utilidad en personas con problemas de movilidad o inestabilidad, o en estadios moderados de la enfermedad.
La utilización de las nuevas tecnologías está muy instaurada en nuestra sociedad, pero las personas mayores no están muy familiarizadas con su uso.
El uso del teléfono es una actividad compleja pero que puede aportar grandes beneficios a su día a día.
Se debe analizar la actividad y valorar los componentes deficitarios que interfieran en su realización. El reentrenamiento y el uso de unos dispositivos determinados pueden mejorar el nivel de autonomía y de calidad de vida.
Es importante elegir el dispositivo que recoja las necesidades de la persona y sea más compatible con sus habilidades. Se debe consensuar siempre con el individuo, ya que hay personas que se muestran reacias al uso de este tipo de dispositivos.
Por norma, se debe elegir teléfonos móviles que sean sencillos y comprensibles. Enseñar el uso de la marcación rápida para añadir a sus familiares y el número de emergencias por si le ocurriera algo.
En el mercado hay una gran variedad de teléfonos con funciones más simples que serían apropiados. Las teclas, números y letras son de mayor tamaño y disponen de un menor número de funciones que facilitan su uso (Ver figura 12). Estos teléfonos también disponen de GPS que puede localizar a la persona en caso de desorientación.
Una vez elegido el dispositivo, el usuario debe familiarizarse con él y hacer un entrenamiento diario para hacer un buen uso.
Sin embargo, hay otro tipo de dispositivos que pueden ser de utilidad tanto en casos iniciales de demencia como en moderados. Hay relojes con sistema GPS o de localización para personas mayores, que permiten mandar avisos si la persona se pierde o se sale de su zona habitual; y las actuales y conocidas pulseras inteligentes.
Para déficits de agudeza auditiva hay amplificadores de sonido para el teléfono, que aumentan el volumen y van acompañados de señales visuales que facilitan su uso.
Las conocidas tabletas o e-book también pueden ser de utilidad para hacer actividades de estimulación cognitivo, ocio, juego o lectura.
Figura 12: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
La toma estricta de medicación es muy importante en esta enfermedad. Hay una serie de medicamentos en los que hay que ser muy precisos con las dosis y los horarios.
Para facilitar está actividad, en el mercado hay varios modelos de pastilleros que se pueden comprar y rellenar con la previsión semanal siendo más fácil la administración. Además, se pueden utilizar alarmas o programar avisos en el móvil para no olvidar la toma o realizar en la hora correcta.
Las farmacias también realizan pastilleros por encargo.
Como novedad, hay un pastillero con temporizador de última generación. Las pastillas se encuentran en unos compartimentos y se avisa de la toma con señales sonoras y luminosas. También dispone de una pantalla dónde se pueden ver las tomas que se han omitido. (Ver figura 13)
Figura 13: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
Es una actividad compleja y que se compone de muchas subactividades: Fregar los platos, barrer, limpiar el baño, hacer la cama, poner la lavadora, tender, etc.
En fases iniciales el terapeuta debe hacer, junto al usuario, una planilla de las tareas. Sería conveniente estructúralas en días diferentes y mezclando actividades menor y mayor intensidad. El uso de electrodomésticos (lavavajillas, secadora, aspiradora automática, …) puede facilitar mucho estas tareas diarias.
Es importante hacer una adecuada economía de energía y evitar sobreesfuerzos.
Las tareas se deben llevar a cabo de manera sistemática para que sea más fácil no cometer errores en la secuencia de los pasos.
Hay una gran diversidad de productos de apoyo que ayudan a alcanzar un mayor grado de independencia: Pinzas de mango largo, cubos escurridores automáticos, etc. (Ver figuras 14 y 15)
Conforme la enfermedad vaya progresando se realizarán tareas que impliquen menor complejidad, por ejemplo: Hacer la cama, barrer, fregar los platos, etc.
Figura 14 y 15: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
Cuando una persona recibe el diagnóstico de Alzheimer causa un gran cambio en su vida diaria, pero también crea incertidumbres y dudas sobre el futuro. La necesidad de realizar cambios y adaptaciones en el domicilio son un hecho.
A medida que la enfermedad avanza, las necesidades tanto del enfermo como del cuidador principal van cambiando.
En los estadios iniciales las adaptaciones van encaminadas a facilitar la funcionalidad y confort del enfermo, pero en las etapas finales, lo que buscamos es el cuidado y ayuda del cuidador principal.
El terapeuta debe realizar un análisis e identificar los riesgos y barreras que tanto el enfermo como el cuidador puedan encontrar.
La principal adaptación es en el baño. Un plato de ducha a ras del suelo y un grifo termostato son de gran ayuda. También se pueden adquirir sillas de ducha que faciliten el aseo. Incluir agarraderas y asideros facilitan la movilidad y eliminan riesgo de caídas. (Ver figura 16).
En el WC sería conveniente poner un alza y unos asideros que faciliten las transferencias.
En la habitación sería de gran ayuda poner la cama a una altura que facilite las transferencias y también la movilidad en cama por parte del cuidador. El uso de barandillas, a parte de evitar caídas, facilita los giros en cama. En estadios graves, una cama articulada con carro elevador va a favorecer el posicionamiento y la movilidad.
En casas de varias plantas, es de utilidad trasladar la cama a la planta donde se lleve a cabo toda la rutina diaria.
Para movilidad en casa se deben quitar muebles y elementos decorativos innecesarios. Evitar cables en el suelo, alfombras o limpiar con productos deslizantes. Proporcionar una buena iluminación en las estancias o incluso, utilizar sensores de luz, puede evitar accidentes.
En caso de utilizar productos de apoyo de movilidad como andadores o sillas de ruedas, dejar espacios amplios permiten una mayor facilidad en los desplazamientos, giros o transferencias.
Eliminar escalones que dificulten la movilidad, añadiendo rampas y barandillas.
Con domicilios que presentan escaleras, se pueden instalar ascensores, montacargas o grúas que faciliten la movilidad.
En la cocina sería de utilidad cambiar la cocina de gas por inducción, ya que puede evitar incendios. Es de utilidad identificar con carteles donde se encuentran todos los utensilios. Poner tiradores y asas de fácil agarre. (Ver figura 17).
Se debe tener especial cuidado con los productos de limpieza: No cambiar los etiquetados originales y evitar mezclar productos. Reemplazar la lejía o el amoniaco por productos menos corrosivos.
Por último, es conveniente la colocación de detectores de humos, intercambiar braseros por calefacción por radiador, …; para evitar riesgos para la salud del individuo.
Con respecto al cuidador, el terapeuta puede suministrar una variedad de productos de apoyo que faciliten su trabajo en fases finales de la enfermedad. (grúas, bipedestadores, silla de ruedas bipedestadoras, etc.)
Figura 16: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
Figura 17: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
La Organización Mundial de la Salud (17), define la Terapia de Estimulación Cognitiva como la participación en una serie de actividades con el objetivo de mejor el rendimiento cognitivo y social para prevenir y revertir el declive de la capacidad cognitiva y, por lo tanto, prevenir futuras discapacidades funcionales y dependencia en la etapa de la vejez.
El programa de estimulación cognitiva en domicilio con enfermos de Alzheimer va a ir encauzado en trabajar los componentes cognitivos deficitarios del paciente, y en estimular y mantener los componentes conservados. En este caso, revertir el declive cognitivo no es posible, ya que como se ha comentado en capítulos anteriores, el Alzheimer es una enfermedad progresiva, crónica e incurable. El objetivo principal es ralentizar el deterioro cognitivo para mantener el mayor grado de funcionalidad y de calidad de vida del individuo.
Las áreas que se afectan en las fases tempranas de la enfermedad son la atención, concentración, orientación temporo-espacial y memoria a corto plazo episódica. Conforme que la patología avanza se afectan todas las áreas cognitivas básicas: Cálculo, lenguaje, memoria, lecto-escritura, atención, concentración y orientación.
El terapeuta debe ofrecer una variedad de actividades que permitan trabajar estos componentes de una manera amena y divertida.
La estimulación cognitiva se puede trabajar de manera oral y escrita, en papel o con la ayuda de juegos o materiales que desarrollen esta disciplina. (Ver figura 18).
Figura 18: Realización propia
A continuación, se propone una serie de ejercicios para trabajar con este tipo de pacientes:
En el Anexo 2 se pueden observar una serie de fichas que pueden ser de utilidad para trabajar en casa.
La psicomotricidad es una disciplina en la que el individuo trabaja de manera holística, es decir, se trabaja la esfera cognitiva, física y social.
Los programas de psicomotricidad presentan grandes beneficios en estas patologías. La progresión de la enfermedad, junto a la avanzada edad y la marcada desmotivación que se produce; favorece un tipo de vida más sedentaria. Con actividades que fomenten su ingenio y que sean atrayentes y divertidas, podemos trabajar el área cognitiva, física y conductual.
Hay una gran variedad de actividades, dinámicas, juegos o ejercicios que se engloban en esta disciplina. Se pueden realizar una gran variedad de circuitos con distintos materiales, juego de la oca humano, jugar a los bolos, jugar a la petanca, dinámicas con el paracaídas, gerontogimnasia, relajación, etc.
Se va a hacer mayor hincapié en la gerontogimnasia, ya que está actividad es muy frecuente y beneficiosa en personas con enfermedad de Alzheimer o en el grupo de la tercera edad en general.
La gerontogimnasia se compone una tabla de movilizaciones que se deben realizar con una frecuencia de dos/tres veces por semana mínimo. Para llevarla a cabo se debe realizar en un sitio amplio y espacioso para una correcta ejecución de las actividades. La mayoría de la tabla se puede realizar en sedestación para evitar caídas o fatiga.
Hay una gran variedad de tablas de gerontogimnasia y el número de actividades, la frecuencia y la intensidad puede ser adaptadas a la necesidad del usuario. Cabe destacar, que si asociamos las movilizaciones a movimientos cotidianos, facilita su correcta ejecución por parte del individuo. A continuación, se propone un ejemplo:
El envejecimiento, la jubilación y la enfermedad generan mucho tiempo libre. Es de gran importancia saber gestionar este tiempo, y convertirlo en un tiempo de ocio, pero de calidad.
Existen una gran variedad de centros que ofrecen programas de ocio que, aparte de favorecer una adecuada gestión del tiempo, fomentan las relaciones sociales con los iguales. Estos centros pueden ser asociaciones de mayores, centros de mayores, centros de estancias diurnas, actividades colectivas ofertadas por el ayuntamiento, …
Los enfermos de Alzheimer suelen tener pocas actividades placenteras y ociosos y por lo general, con el avance de la enfermedad, las relaciones sociales se empobrecen.
El terapeuta debe mostrar y ofertar a la persona, las distintas posibilidades y el amplio abanico de actividades de ocio que se ofertan en la comunidad. Para ello, debe conocer los gustos e intereses del usuario: Pintura, uso de nuevas tecnologías, baile, petanca, etc; e informarse de los distintos recursos y posibilidades que más se adapten a sus necesidades.
Dentro del hogar también es posible intervenir en el ocio de manera individual o familiar. Cuando la enfermedad progresa, la persona puede encontrar muchas dificultades para acudir o realizar las actividades anteriormente descritas, lo que supone que trabajar esta esfera en el domicilio sea de gran importancia.
Se pueden llevar a cabo una infinidad de actividades: Dómino, lectura, puzles, pintura, parchís, juegos de cartas, bingo, cine, etc. El terapeuta debe adaptar estas actividades a las necesidades y posibilidades del individuo, ya sea modificando la actividad o proporcionando productos de apoyo. (Ver figura 18)
Figura 18: Guía de Terapia Ocupacional en Geriatría, Coptocam; 2020.
Para finalizar y tras desarrollar el tratamiento domiciliario por parte del terapeuta ocupacional en fase inicial de Alzheimer podemos enumerar estos enunciados:
Anexo Nº1
Figura 19: Martín M,; Adaptación para nuestro medio de la escala de carga del cuidador, 1996.
Figura 20: San José Laporte, A. et al. Protocolo de valoración geriátrica. 1999.
Anexo Nº2
Figura 21: Gines C, Orientación Andújar.
Figura 21: Gines C, Orientación Andújar.