Introducción: El cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo. Debido a la diversidad de tipos de cáncer que existen, la enfermedad tiene un gran impacto en los pacientes y su entorno, no solo a nivel físico sino también psicológico. Conlleva un trabajo multidisciplinar integrando compromiso, dedicación e interacción. Objetivo: El objetivo de este trabajo es conocer y evaluar el impacto psicológico del paciente y sus familiares, así como implantar técnicas para afrontar dicha situación.
Metodología: La búsqueda bibliográfica se ha llevado a cabo desde el mes de octubre de 2021 hasta el mes de febrero del año 2022 utilizando bases de datos electrónicas como PubMed, Medline, Elsevier y Scielo y revistas basadas en evidencia como Cochrane, para acceder a través de ellas a publicaciones recientes de estudios cientif́ icos sobre el cáncer, en su gran mayoriaa publicados del año 2016 en adelante.
Desarrollo: La enfermedad oncológica tiene un gran impacto en el paciente y en el entorno familiar y social que percibe de riesgo. Se ha visto que las respuestas emocionales varían en función de una serie de factores: el estadio del proceso de la enfermedad en el que se encuentra el paciente, las circunstancias personales y familiares en el momento del diagnóstico, la experiencia previa del paciente con dicha patología, los sistemas de apoyo con los que cuenta, los tratamientos realizados, etc. Pondremos en práctica diversas técnicas para cubrir las múltiples emociones que esto requiere.
Conclusiones: La importancia de conocer y evaluar individualmente cómo afecta la enfermedad al paciente y todo su entorno. Cada persona tiene una manera de afrontarlo, cada uno vive cada etapa a su manera y hay que saber apoyarle. Debe garantizarse la continuidad de los cuidados coordinando los diferentes niveles asistenciales dentro de un marco que promueva la participación activa de la unidad paciente/familia.
Palabras clave: Cáncer, oncología, factor de riesgo, cuidados paliativos, impacto psicológico.
Introduction: Cancer is one of the leading causes of death in the world. This disease has a great impact on the patient and his environment, not only physically, but also psychologically, due to the diversity of types of cancer that exist. It involves multidisciplinary work integrating commitment, dedication and interaction.
Objective: The objective of this work is to know and evaluate the psychological impact of the patient and his family, as well as to implant techniques to face this situation.
Methodology: The bibliographic search was carried out from October 2021 to February 2022 using electronic databases such as PubMed, Medline, Elsevier and Scielo and evidence-based journals such as Cochrane, to access through them recent publications of scientific studies on cancer, mostly published from 2016 onwards.
Development: Oncological disease has an enormous impact on the patient and on his or her family and social environment, which is in danger. It has been seen that emotional responses vary depending on certain factors: The stage of the disease process in which the patient is located, personal and family circumstances at the time of diagnosis, the previous experience of the patient with such pathology, the support systems they have, the treatments administered, etc. We will implement various techniques to cover every emotion that this entails.
Conclusions: The importance of knowing and evaluating individually how the disease affects the patient and his whole environment. Each person has a way of facing it, each one lives each stage in his own way and must know how to support him. Continuity of care should be ensured by coordinating the different levels of care within a framework that promotes the active participation of the patient/family unit.
Keywords: Cancer, oncology, risk factor, palliative care, psychological impact.
El cáncer es un problema de salud pública a nivel mundial. Se conoce que se puede prevenir y tratar, consiguiendo muchas veces resultados curativos. La atención diaria de los pacientes oncológicos es llevada a cabo por profesionales de la salud de diferentes áreas. Conlleva un trabajo multidisciplinar integrando compromiso, dedicación e interacción. [1]
Como dice Anya Plutynski en Explaining Cancer (2018): "El cáncer puede verse como algo parecido a un coche que rompe un proceso de selección natural, una enfermedad infecciosa... un proceso de desarrollo, e incluso el crecimiento de una comunidad ecológica" [2].
Es una enfermedad que se inicia cuando una mutación genética del ADN celular transforma una célula en anómala, originando la aparición de un clon que comienza a proliferar anormalmente, ignorando las señales que hasta entonces regulaban su crecimiento.
Para entender el proceso del cáncer, es importante saber cómo funciona el ciclo celular. Éste ocurre cuando se forman dos células hijas por la división de una única célula madre y termina tras la división de cada una en dos nuevas células hijas.
La replicación precisa del material genético y su distribución equitativa en células hijas son esenciales para mantener la estabilidad del genoma. [3]
Las diferentes fases del ciclo celular requieren ciclos diferentes y la transición de cada fase del ciclo celular se controla a través de sus respectivos puntos de control, que impiden la entrada en la siguiente fase hasta que se reparen los defectos celulares o genéticos. Entre las diferentes fases del ciclo celular, la mitosis es un evento delicado que debe ser ejecutado con alta fidelidad para asegurar la estabilidad genómica, ya que el material genético tiene que ser duplicado y cada cromosoma debe ser segregado en dos células hijas. [4, 5]. Cada una de las células hijas debe recibir una copia exacta del material genético, y los defectos en la segregación cromosómica se han vinculado a la tumorigénesis.
Consiste en la división de una célula madre en dos células hijas idénticas entre sí. La célula madre duplica su material genético y reparte una copia a cada célula hija.
Es la fase de crecimiento que tiene lugar entre dos divisiones celulares. Se diferencian tres fases.
Imagen 1: Fases de la mitosis. (Pascual A. Enfermería médico quirúrgica 2: Oncología. Academia de estudios mir. S.L; 2019)
Son varios los tipos de crecimiento o proliferación celular:
Imagen 2: Cambios celulares. (Palazuelos P, Esquinas S. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. Cto editorial; 2013)
Los tumores benignos presentan un crecimiento local, sin llegar a infiltrar a los tejidos vecinos. Normalmente son tumores muy diferenciados, con células similares a las del tejido a partir del cual se originan. Suelen ser tumores bien delimitados, presentan un crecimiento expansivo y encapsulado, de manera que no infiltran otros tejidos ni metastatizan a otros lugares del cuerpo. [8]
El estudio microscópico reproduce la estructura de los tejidos de donde proceden, con pocas mitosis. De comportamiento poco agresivo, pueden producir alteraciones graves (incluso la muerte) en función de los órganos que afecten (por ejemplo, compresión cerebral, disfagia, etc.). No suelen recidivar tras la cirugia. Tienen una vascularidad leve. [7]
Imagen 3: Características de tumores benignos y malignos. (Jiménez L. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. CTO editorial; 2019)
Las células guardan poca semejanza con las del tejido del que provienen (tipicamente presentan anaplasia). Suelen tener extensiones que infiltran y destruyen los tejidos adyacentes, por lo que cuando llegan a los vasos sanguíneos o linfáticos provocan metástasis. En general, estos tumores crecen muy rápido, según el grado de diferenciación (cuanto mayor es la anaplasia, más rápido es el ritmo de crecimiento). Tienen una vascularidad muy marcada. [8]
El núcleo suele ser rico en ADN y cromatina. Debido a la gran actividad de síntesis celular, el nucléolo suele ser muy grande. Si no se controlan, a menudo conducen a la muerte. [8]
Imagen 4: Comparación entre tumores benignos y malignos. (Palazuelos P, Esquinas S. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. Cto editorial; 2013)
Las células malignas tienen en común algunas caracteriś ticas estructurales:
El cáncer se produce cuando se producen mutaciones no mortales en las células de los tejidos y crece a través de una división descontrolada. Esto sucede por varios factores y siguiendo un proceso que involucra varias fases. Los procesos que sustentan la presentación de mutaciones en genes implicados en la regulación del ciclo celular son factores de riesgo para el cáncer.
Dichas alteraciones pueden ser adquiridas o heredadas. [7]
Adquiridas: Son de por vida y pueden estar relacionados con la exposición a:
La radiación ionizante es uno de los carcinógenos reconocidos. La radiación puede causar cambios en el ADN, como roturas o reordenamientos cromosómicos, en los que los extremos rotos de dos cromosomas pueden intercambiarse.
La radiación actúa como un iniciador carcinogénico, induciendo cambios que se convierten en cáncer después de un período de latencia de varios años. Las radiografías aumentan la probabilidad de desarrollar leucemia, linfoma, sarcoma y tumores en la piel. La exposición excesiva a la luz ultravioleta del sol aumenta el riesgo de tumores epiteliales y también puede aumentar el riesgo de melanoma cutáneo, especialmente en personas de piel clara. [9]
Imagen 5: Radiaciones ionizantes y el cáncer. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
El alquitrán de hulla y sus derivados se consideran altamente cancerígenos. Sus humos industriales (como las refinerías de petróleo) están asociados con el cáncer de pulmón en los trabajadores. Además, se sabe que el benzopireno, una sustancia química que se encuentra en el carbón, causa cáncer de piel en las personas que trabajan quemando carbón. El arsénico está asociado con el cáncer de pulmón y representa una alta proporción de trabajadores en minas de cobre y cobalto, fundiciones y fábricas de pesticidas. Para los trabajadores de las industrias relacionadas con el asbesto, la incidencia es 10 veces mayor de lo normal. [10] Una sustancia llamada aflatoxina producida por el hongo Aspergillus flavus puede contaminar los alimentos mal conservados y provocar cáncer de hígado en algunos animales. Los estudios han demostrado que en países donde el moho alimentario está muy extendido, la incidencia de cáncer de hígado y estómago es alta. [10]
El tabaco es posiblemente el carcinógeno de salud pública más importante. Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), se sabe que más de 70 componentes del humo del tabaco son cancerígenos para los animales de laboratorio o los humanos, 16 de los cuales son cancerígenos para los humanos.será un factor de riesgo para el cáncer.
Los cigarrillos contienen carcinógenos típicos del tabaco y aditivos industriales con efectos nocivos y adictivos. La IARC clasificó el tabaquismo como la causa de tumores hematopoyéticos, laringe, carcinoma de células escamosas de la boca, cáncer de garganta, bronquitis, esófago, páncreas, riñón, vejiga, cáncer de pulmón, intestino grueso, cavidad nasal y senos paranasales, esófago, estómago, páncreas, Cáncer de hígado, vejiga y cuello uterino. También hay evidencia que muestra que fumar puede causar cáncer de mama y leucemia en niños [10, 11]. El tabaquismo pasivo también es cancerígeno, el humo que sale de la punta brillante del cigarrillo es cuatro veces más dañino que el inhalado por el fumador.
Imagen 6: Componentes dañinos del tabaco. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Los estudios epidemiológicos han indicado que existe una relación causal entre el consumo de alcohol y un mayor riesgo de cáncer. El consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de boca, garganta, laringe, esófago, hígado y mama. La magnitud del riesgo varía y depende de la cantidad de alcohol consumido, su tipo y otros factores; incluso pequeñas cantidades pueden aumentar el riesgo de cáncer. Algunos estudios han demostrado que tener una bebida alcohólica al día (6-8 g de etanol puro) aumenta el riesgo de cáncer de mama en un 11%, mientras que dos bebidas al día aumentan el riesgo de cáncer colorrectal en un 8%. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha identificado el alcohol como carcinógeno de Clase I para el cáncer de hígado. [10]
El virus del papiloma humano (VPH) es el agente causante del cáncer de cuello uterino y, como resultado, la enfermedad mata a muchos, especialmente en las zonas más pobres y vulnerables. [12]
El virus se integra en el genoma de ciertas células y puede causar cambios en el tumor con el tiempo. Hay muchos subtipos de VPH, algunos de los cuales son cancerígenos y pueden provocar cáncer de cuello uterino si la infección asintomática dura mucho tiempo (varios años). Es esta característica variable de progresión lenta antes del cáncer lo que permite la detección temprana (mediante pruebas de Papanicolaou o VPH) y puede ayudar a administrar el tratamiento para prevenir la progresión a cáncer invasivo. El virus también está asociado con el desarrollo de cáncer de cabeza y cuello.
Imagen 7: Implantación de virus asociado con cáncer en una célula sana. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Otro virus muy importante desde el punto de vista de la salud es el de la hepatitis B, que se asocia con cirrosis y cáncer de hígado.
Helicobacter pylori está asociado con el cáncer gástrico. Diferentes estudios han demostrado que las personas infectadas con la bacteria tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar este cáncer. [13]
Dieta. La dieta incorrecta se considera una de las principales causas de tumores malignos. Debido al desarrollo de la civilización, en el entorno circundante, también en la dieta, hay numerosas sustancias tóxicas que tienen un efecto cancerígeno. El Informe del Fondo Mundial de Investigación del Cáncer 2007 estima que el 35% de las incidencias de cáncer en todo el mundo se pueden atribuir a la nutrición y la falta de actividad física. Entre ellos se encuentran: cáncer colorrectal, cánceres de mama, esófago, estómago y páncreas. Los factores dietéticos que predisponen a su aparición son: alta ingesta energética y obesidad, alta ingesta de grasas, insuficiente cantidad de fibra dietética, baja ingesta de calcio y vitaminas y alta ingesta de sodio. Una dieta mal equilibrada conduce al sobrepeso y la obesidad que, como demuestran los resultados de los estudios de población, se está convirtiendo en una grave amenaza epidemiológica en los países desarrollados. Los factores dietéticos indicados por la WCFR, que tienen una relación causal convincente o probable con el cáncer, incluyen la ingesta insuficiente de vegetales no carnívoros, la ingesta insuficiente de frutas y verduras, el consumo de carne roja y procesada, una ingesta insuficiente de fibra dietética y una ingesta excesiva de sal. [10]
Actividad física. Entre los factores que contribuyen a la formación de tumores están también las deficiencias o la falta completa de actividad física. Informes recientes muestran que la actividad física puede influir en el riesgo de cáncer a través de una variedad de mecanismos. Las deficiencias o la falta de actividad psíquica conducen al sobrepeso que, a su vez, aumenta los niveles de estrógenos circulantes, andrógenos, insulina y factores de crecimiento similares a la insulina. Estos factores están relacionados tanto con el crecimiento de las células como con los tumores. La disminución de la actividad psíquica también conduce a una mayor exposición del tejido mamario a las hormonas ováricas circulantes, así como a la retención de alimentos en el intestino grueso, aumentando así la duración de los posibles efectos mutagénicos en el revestimiento intestinal. Constantemente se reúnen pruebas que demuestran que la actividad física afecta directa e indirectamente al riesgo de cáncer; sin embargo, por el momento, el conocimiento sobre el tema sigue siendo insuficiente. [10]
Compuestos mutagénicos y cancerígenos en los alimentos. Las sustancias mutágenas y cancerígenas, según los factores ambientales, están presentes en diversos productos alimenticios. Pueden ser sustancias naturales o formadas como resultado del almacenamiento y procesamiento de alimentos. La mayoría de ellos se clasifican como genotoxinas, i.e. formas activas de mutágeno, que covalentemente se unen a la molécula de ADN, modificando la base de nitrógeno, que conduce a la síntesis de una proteína con la secuencia sustituida. Las micotoxinas son compuestos cancerígenos altamente tóxicos producidos por moho, principalmente Penicillium, Asparagillus y Fusarium. Actualmente, se han identificado unas 400 micotoxinas, de las cuales las aflatoxinas, las ocratoxinas, las fumonisinas y la cearalenona pueden estar implicadas en la inducción de cáncer de mama, hígado, esófago y próstata. Estos pertenecen a los contaminantes más fuertes que aparecen principalmente durante el almacenamiento de numerosos productos alimenticios, más comúnmente en maíz y cacahuetes [10].
Imagen 8: Factores de riesgo contra el cáncer. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Heredadas: Son aquellas que ya están presentes en el óvulo porque provienen de una mutación presente en las células germinales del padre (espermatozoide) o de la madre (ovocitos).
Cabe señalar que, aunque las anomalías genéticas son la regla de los tumores malignos, solo del 5% al 10% de los casos pueden verificar el patrón verdadero heredado de padres a hijos. En los cánceres hereditarios, las mutaciones relacionadas con la enfermedad están presentes en todas las células de un individuo, incluidas sus propias células germinales. Estos cambios pueden hacer que ciertos tejidos (según el tipo de mutación) sean más susceptibles a factores externos. Por esta razón, en general, en el caso de los cánceres hereditarios, los individuos se enfermarán a una edad más temprana y tienden a ser múltiples y bilaterales. Los genes involucrados regulan el crecimiento de las células normales y mantienen la integridad genómica, pero su actividad cambia en el cáncer. [10]
Estos genes pueden ser:
La lucha contra el cáncer implica acciones que se pueden aplicar en diferentes niveles y escalas. Van desde la promoción y la prevención hasta la gestión de los factores de riesgo, fomentando una vida sana y cuidados paliativos para personas con enfermedades avanzadas.
Se basa en una historia clínica, exámenes y pruebas complementarias para realizar una biopsia para la confirmación patológica de la enfermedad. A continuación, debe determinar la etapa del tumor. Actualmente, la mayoría de los tumores se estadifican utilizando el sistema TNM. [7]
Según el TNM de cada tipo de tumor se clasifica en un estadio diferente que va del I al IV:
Imagen 9: Ejemplo de estadificación del cáncer de colon. (Pascual A. Enfermería médico quirúrgica 2: Oncología. Academia de estudios mir. S.L; 2019)
Consiste en la aplicación de inhibidores del crecimiento celular o terapias dirigidas para el tratamiento sistémico de enfermedades neoplásicas. Ésta tiene distintas finalidades, dependiendo el estadio de la enfermedad.
Puede ser adyuvante, administrándose tras una cirugía con el fin de incrementar el índice de curación y disminuir el riesgo de recidiva.
Neoadyuvante, se administra antes de una cirugía con la intención de mejorar los resultados de la misma.
Curativa, es común su uso en tumores quimiosensibles, prescindiendo así de otros tratamientos.
Concomitante a radioterapia, se administran juntas para aumentar su efectividad.
Paliativa, se administra con la intención de aumentar la supervivencia o disminuir los síntomas, ya que no hay posibilidad de curación.
La radioterapia es el uso médico de la radiación ionizante para destruir las células malignas. Se aplica a las áreas afectadas por el cáncer, ya sea que el cáncer fuera visible en el momento del tratamiento, o se haya extirpado quirúrgicamente o se haya reducido mediante un tratamiento sistémico.
La dosis de radiación se mide en unidades llamadas gray (Gy) o rad. La dosis depende del tipo de tumor (sensibilidad a la radiación) y el propósito del tratamiento. La dosis terapéutica requerida se administra en días consecutivos durante varias semanas. El plan mide el tamaño y la ubicación del tumor y estima la dosis de radiación en tejido sano. En los últimos años, la seguridad de la radioterapia ha mejorado mucho mediante el uso de técnicas de planificación avanzadas.
Según la fuente de radiación la radioterapia puede ser:
1. Terapia externa: la fuente de radiación está fuera del paciente |
Radioterapia tradicional con un plan bidimensional:
|
Radioterapia estereotáctica: En lugar de cirugía, esta técnica irradia una dosis muy alta de radiación en un volumen tumoral pequeño y bien definido (por lo general, el cerebro y la médula espinal). Se requiere una planificación muy detallada para evitar sobrecargar el tejido circundante. Generalmente se realiza en menos aplicaciones que otras formas de radiación menos localizadas. |
Simulación virtual, técnicas tridimensionales, intensidad modulada: Estas son técnicas muy sofisticadas que pueden replicar la forma de un tumor con gran precisión, limitando así el tratamiento del tejido patológico con gran certeza. Estos tratamientos son menos tóxicos para el tejido sano sin sacrificar el control de la enfermedad. Como tecnologías muy modernas, siguen siendo muy caras, lo que las hace difíciles de obtener. |
2. Braquiterapia |
Fuentes de radioterapia en forma de varillas, alambres, semillas, etc. Se coloca en el propio lecho tumoral. Está especialmente indicado para el cáncer de cérvix, cáncer de endometrio, cáncer de próstata y cáncer de mama. |
3. Terapia con radioisótopos |
La fuente de radiación proviene de sustancias orales (yodo-131 para el cáncer de tiroides) o intravenosas (lutecio-177 e itrio-90 para diversas afecciones médicas), como si fueran drogas. La radiactividad de estas sustancias disminuye rápidamente, por lo que los pacientes solo necesitan limitar el contacto durante unos días. |
Tabla 1: Tipos de radioterapia según su fuente de radiación.
Implica suprimir la producción de hormonas sexuales o evitar que se unan a sus receptores. Es especialmente importante en el tratamiento de los cánceres de mama, útero y próstata porque las hormonas en la sangre pueden promover el crecimiento de estos tumores.
Esta suele ser la primera opción de tratamiento, que completa el diagnóstico y la estadificación del paciente. La cirugía oncológica puede necesitar ser muy agresiva, como cirugía por sarcoma o tumor localmente avanzado (resección hepática de metástasis hepáticas colorrectales, mastectomía radical), por lo que las pacientes son muy cuidadosas, requiere cuidados postoperatorios, a veces con varios días de tratamiento intensivo, drenaje y rutas parenterales.
En el otro extremo, se han descubierto tecnologías diseñadas para proteger órganos o se han empleado enfoques menos radicales para preservar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, cirugía conservadora de mama, biopsia de ganglio centinela, prostatectomía laparoscópica, nefrectomía parcial por cáncer de riñón, etc.
Según el objetivo de la intervención se divide en:
A medida que los pacientes se encuentran en la etapa avanzada y potencialmente terminal de su enfermedad, es posible que requieran atención especializada a la que llamaremos cuidados paliativos. [7]
Los cuidados paliativos son cuidados integrales y activos para pacientes cuya enfermedad no responde al tratamiento curativo. El dolor y otros síntomas, así como los problemas psicológicos, sociales y psiquiátricos, deben manejarse con cuidados paliativos. El abordaje de los cuidados paliativos es interdisciplinario e incluye al paciente, la familia y su entorno. En cierto sentido, hacer cuidados paliativos consiste en brindar el concepto más básico de atención, cubriendo las necesidades del paciente donde sea que esté siendo tratado, ya sea en su hogar o en el hospital. Los cuidados paliativos afirman la vida y tratan la muerte como un proceso normal que ni la acelera ni la retrasa. Su objetivo es mantener la mejor calidad de vida posible hasta el final. [18]
En el año 2002, La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió́ los cuidados paliativos como [14]: “Enfoque que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana y correcta valoración y tratamiento del dolor y otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales”
La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) lo define como “son los cuidados activos, totales e integrales que se proporcionan a los pacientes con una enfermedad en fase avanzada y progresiva, potencialmente mortal y que ya no responde a un tratamiento curativo”
En este trabajo tenemos dos objetivos principales, que son:
La búsqueda bibliográfica se ha llevado a cabo desde el mes de octubre de 2021 hasta el mes de febrero del año 2022 utilizando bases de datos electrónicas como PubMed, Medline, Elsevier y Scielo y revistas basadas en evidencia como Cochrane, para acceder a través de ellas a publicaciones recientes de estudios cientif́ icos sobre el cáncer, en su gran mayoria publicados del año 2016 en adelante.
Además, se han consultado algunas páginas web como la del Instituto Nacional del Cáncer y la del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España.
También se ha realizado una búsqueda manual de algunas referencias bibliográficas contenidas en los articulos seleccionados relevantes para la revisión.
Se han incluido estudios de revisión bibliográfica y sistémica, ensayos clinicos aleatorizados y no aleatorizados, estudios retrospectivos de cohortes y estudios de casos y controles.
Se han identificado principalmente cuatro palabras clave y se ha realizado la búsqueda bibliográfica de esta revisión combinando esos descriptores: “Cáncer”, “oncología”, “factor de riesgo”, “cuidados paliativos”, “impacto psicológico”.
Se incluyeron artićulos en inglés y en español, debido a la limitación de una buena comprensió n lectora en otros idiomas.
Como criterios de exclusió n se incluye el acceso a algunos artić ulos no gratuitos o de pago y aquellos en idiomas diferentes a los citados. También artićulos que se enfocan a un tipo determinado de cáncer y aquellos que tras leer no se ajustan al tema planteado.
Imagen 10: Ejemplo de búsqueda en Pubmed, con la búsqueda avanzada aplicada. Disponible en: “https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=oncologyfilter=simsearch2.ffrftfilter=
Tras la búsqueda bibliográfica inicial se obtuvieron un total de 80 artićulos seleccionados por interés de tit́ulo. Tras leer el resumen de los artićulos encontrados y eliminar los duplicados, se quedó una selección de 62 artićulos. Posteriormente, se revisaron los criterios de inclusión y exclusión de artículos publicados hace 5 años, y finalmente se realizó una lectura integral para determinar si el artículo recogía la información buscada, quedando un total de 36 artićulos.
La enfermedad oncológica produce un enorme impacto en el paciente y en su entorno familiar y social que ve peligrar. Se ha visto que las respuestas emocionales varían en función de determinados factores: La fase del proceso de la enfermedad en el que se encuentra el paciente, las circunstancias personales y familiares en el momento del diagnóstico, la experiencia previa del paciente con dicha patología (puede ser una recaída o una situación similar con un miembro de la familia), los sistemas de apoyo que tienen, los tratamientos administrados, etc. [19]
Por lo tanto, hay muchos factores que pueden hacer que cada persona responda de manera diferente. Esta respuesta emocional provocada por el proceso oncológico puede promover la adaptación a la situación, o manifestarse en un comportamiento desadaptativo (o patológico) [19]. El límite entre la conducta adaptativa y la desadaptativa está marcado por la proporción, intensidad y duración de la respuesta, el impacto en la conducta del paciente y si la respuesta producirá un deterioro en la funcionalidad del paciente. [20]
Los pacientes se clasificaron según el estadio del proceso oncológico en el que se encontraban: estadio de prediagnóstico, estadio de diagnóstico, estadio de tratamiento, estadio de postratamiento, estadio de recaída, progresión de la enfermedad, estadio terminal y supervivencia. [20]
Las visitas cada vez más frecuentes al hospital crean una pérdida de autonomía personal y un miedo a lo desconocido en el entorno.
También puede surgir incertidumbre y preocupación por posibles diagnósticos. Esto desencadenará un estado de hiper-alerta en el paciente.
Todos estos síntomas pueden volverse más intensos y producir comportamientos desadaptativos que conducen a: Preocupación excesiva, sospecha y posible alteración del sueño. [20]
Cuando se confirma un diagnóstico, se produce un gran impacto emocional en el paciente y su entorno. Surgen diversos pensamientos negativos relacionados con la enfermedad, especialmente el miedo a la muerte.
Dado lo que se sabe sobre el cáncer, una de las respuestas más comunes es la negación [21]. Se puede observar una barrera que dificulta la aceptación de la realidad, e incluso algunos piden una segunda opinión o repiten la prueba porque no creen en los resultados.
La ansiedad también puede surgir debido a la anticipación de eventos que pueden surgir durante el curso de la enfermedad. Incluso puede haber ira o irritabilidad de un individuo hacia el medio ambiente en su conjunto.
A veces, se desencadena la culpa. Algunas personas ven la enfermedad como un castigo divino por las cosas malas que pueden haber hecho en sus vidas.
Según Kübler-Ross [20], al conocer el diagnóstico de cáncer se desencadena un proceso con una serie de etapas:
-Negación
-Ira
-Pacto
-Depresión
-Aceptación
Imagen 11: Las cinco fases psicológicas descritas por Kü bler-Ross. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Cada persona es distinta, con lo cual no lo viven de la misma manera. Cada uno pasará por sus propias etapas, y pueden o no aparecer en este orden. Es un proceso dinámico que depende de la evolución de cada caso clinico.
El tratamiento del cáncer tiene un impacto en el estilo de vida de los pacientes y sus familias.
El patrón rol-relaciones va a verse afectado durante esta etapa. El tratamiento será el motivo por el que los pacientes abandonen las tareas del día a día: bajas por enfermedad, abandono del hogar y actividades familiares, y relaciones sociales que también pueden verse afectadas. En el caso de una relación matrimonial, puede surgir el miedo a la ruptura debido a las dificultades para comunicarse y tener relaciones sexuales. [21]
Durante la fase de tratamiento pueden surgir diferentes problemas según el tipo de tratamiento aplicado. [20]
Durante esta fase, el miedo a la recaída ocurre con mucha frecuencia. Esta respuesta puede dar lugar a conductas desadaptativas, terminando en una depresión y/o ansiedad. [20]
Cuando el paciente sufre una recaida, podria aparecer un sentimiento de decepción. Puede pasar por las etapas anteriormente descritas en la fase de diagnóstico: negación, duda, ansiedad, ira…
El proceso de adaptación es más difícil que cuando aparece el cáncer por primera vez, y se puede desarrollar ansiedad, depresión e insomnio. [20]
A medida que avanza la enfermedad, se desarrollan síntomas depresivos, que pueden requerir tratamiento. Varios estudios han confirmado que estos síntomas pueden ser los responsables del empeoramiento de las condiciones físicas
Algunos pacientes buscan tratamientos fuera de la medicina convencional, e incluso buscan una segunda opinión con el fin de encontrar un pronóstico más favorable que el recibido. [19]
En la fase terminal, ya son consciented de la realidad en la que están. Surge el miedo al dolor, al abandono, a lo desconocido del proceso de la muerte. Es común encontrar síntomas de confusión y depresión en esta etapa del proceso. [19]
Esta etapa se caracteriza por secuelas físicas y psicológicas. Muchas personas creen que completar con éxito el tratamiento es una fuente de bienestar personal. Pero no para muchos.
A cierto porcentaje de pacientes les resulta difícil adaptarse a la situación una vez superado el cáncer. Es difícil para las personas enfrentar el daño físico que deja la enfermedad, es difícil volver al rol que tenían antes del diagnóstico, es difícil volver al trabajo, además hay cambios psicológicos en el proceso de la enfermedad, y persistirán en la etapa de vida y supervivencia. [20]
Un alto porcentaje de personas con trastornos de ansiedad se han visto tras superar el trastorno. Puede manifestarse de diferentes formas, como insomnio, hiperactividad, hipervigilancia sobre posibles síntomas, nerviosismo... Cuando estos síntomas son muy pronunciados interfieren en la calidad de vida o actividades de la vida diaria del paciente. La depresión también puede presentarse, aunque no con tanta frecuencia como los trastornos de ansiedad, tiene un mayor impacto en la calidad de vida y existe una asociación entre este síntoma y la mortalidad en pacientes oncológicos. [22]
El miedo a la recaída [21] también es un síntoma muy frecuente en pacientes oncológicos que ya han superado la enfermedad. Es normal tener algún nivel de este síntoma, pero en ocasiones se puede observar de forma más severa.
Así tienen lugar conductas como: evitación de profesionales de la salud, hipervigilancia de cambios en el cuerpo o de aparición de nuevos sintomas. [22]
Existen varios perfiles de cuidadores de adultos con enfermedades y niveles de dependencia variables. En primer lugar, podemos distinguir tres tipos de cuidadores [23]:
Al igual que el paciente sufre cambios, convertirse en cuidador informal de un ser querido es un proceso que conlleva ciertas fases y etapas. [24]
Es una etapa muy difícil ya que requiere un gran esfuerzo para adaptar toda tu vida en torno al cuidado (repentino o no) de tu ser querido. Conlleva una serie de preocupaciones e incertidumbre al asumir nuevas tareas.
Después de un corto período de tiempo al cuidado de un ser querido, puede sentirse inseguro incluso frente a la atención que brinda en relación con el abandono de seres queridos. Ciertas actividades pueden ayudarte a relajarte y conectar contigo mismo, o porque tienes que renunciar al tiempo libre para cuidarte. Este es el momento en el que empiezas a mirar las consecuencias del cuidado, las necesidades de tu ser querido, y dicho cuidado va a durar un tiempo, y a veces siempre.
En esta etapa, tiene los recursos que necesita para brindar una atención óptima, ha aprendido nuevas estrategias de afrontamiento específicas para la atención que brinda y el nivel emocional, capaz de regular sus emociones y aliviar su presión. Comienzas a vivir en esta nueva normalidad, integrando todos los cambios que has incorporado a tu vida. Es común que tenga expectativas muy específicas sobre su cuidado futuro (cuánto tiempo durará, cuándo necesitará ayuda adicional, cuándo vivirá, cuidado hasta la muerte, etc.).
Los cuidados de enfermería pueden ser dirigidos a un individuo, grupo y/o comunidad. En el caso de los pacientes oncológicos debe prestarse una atención continuada según la sintomatología que presenten, ya que esta puede cambiar a lo largo de la enfermedad. Es importante el control del dolor del paciente. [25, 26].
Esta rama de la enfermeria exige una implicación fiśica y emocional del profesional, donde la enfermera debe de abordar las necesidades fiś icas, psicosociales y espirituales del paciente oncológico y su familia. Están presentes en todas las etapas del paciente, incluído su sufrimiento. Pasan la mayor parte del tiempo a su lado, conociéndolos y satisfaciendo sus necesidades [25].
El cáncer es un problema de salud muy común en la actualidad. Por ello, su investigación y su tratamiento han servido de incentivo para el desarrollo de la enfermeria oncológica como una especialidad independiente, donde las enfermeras asisten a los pacientes con cáncer desde el momento de su diagnóstico y durante toda la enfermedad hasta el final de la vida [25].
La enfermería se guía siempre por el Proceso de Enfermería (PAE), método científico aplicado a la práctica de enfermería que permite a los enfermeros brindar cuidados de forma racional, lógica y sistemática. El objetivo principal de PAE es crear una estructura que pueda satisfacer individualmente las necesidades de los pacientes, las familias y su comunidad en pacientes oncológicos.
Este proceso está constituido por una serie de etapas:
PLAN DE CUIDADOS DE ENFERMERÍA AL PACIENTE ONCOLÓGICO |
|
Valoración |
Mujer de 65 años que ingresa en la planta de oncología por mal control del dolor. Padece un carcinoma estadio III de laringe en tratamiento radioterápico desde hace una semana y media. Debido al dolor, la ingesta oral se ve reducida. Se realiza una recogida de datos (datos clínicos, valoración física inicial y formulario de las 14 necesidades básicas según el modelo de Virginia Henderson) para realizar la valoración de enfermería. |
Diagnóstico |
à Ansiedad r/c cambio en el estado de salud. à Deterioro de la deglución r/c anomalías de la vía aérea superior. à Dolor crónico r/c incapacidad física crónica. à Deterioro de la deglución: Deterioro de la deglución asociado con déficit de la función oral. |
|
Planificación |
NIC |
|
NOC |
|
|
Ejecución |
Una vez que el plan de atención esté listo, el equipo de atención trabajará con el paciente para implementarlo. A través de diferentes técnicas de enfermería se guiará a los pacientes a mejorar su estado de salud y actitud ante la enfermedad. Se administrará medicación prescrita y se registrará todo el proceso en la historia clínica. |
|
Evaluación |
Tras dos semanas tras el inicio del plan de cuidados, la paciente ha ido mejorando notablemente. Ha conseguido controlar el dolor, mediante la analgesia pautada. El miedo y la ansiedad disminuyeron gracias al aumento de los conocimientos del paciente aportados por el equipo de enfermería. |
Tabla 2: Ejemplo de plan de cuidados de enfermería al paciente oncológico.
El cuidado oncológico debe tener conocimientos de promoción de la salud, terapia familiar, desarrollo de habilidades comunicativas, saber trabajar en equipo, resolución de problemas. Tienen la capacidad de pensar críticamente, analizar y aplicar lo aprendido en base a evidencia científica. [27, 28].
Su función es cuidar a los enfermos para satisfacer sus necesidades individuales incluyendo el cuidado físico y el apoyo emocional, el alivio del dolor, la educación del paciente y sus familiares, la atención de apoyo para éstos, asesoramiento para tratar problemas psicológicos, evaluación del estado del paciente y manejo de sintomas entre otras [28, 29].
Como comentaba anteriormente, el proceso de la enfermedad conlleva numerosas emociones. En el periodo de hospitalización, el paciente puede tener cambios emocionales y es el cuidador principal quien está en primera línea, por lo que debería aprender a reducir sus efectos negativos y así poder mantener una relación familiar positiva con su ser querido.
Algunas personas viven con esta incertidumbre y están tan preocupadas que no la compartirán con nadie, por lo que pueden ser reticentes y pensar en otras cosas incluso cuando les hablas. Otros pueden expresar su incertidumbre a través de la ira, siendo más sensibles que de costumbre, criticando lo que sucede a su alrededor y sintiéndose molestos por cualquier cosa.
La persona se siente perdida y sola porque no tiene control sobre lo que le sucede y debe confiar en el médico. No poder hacer nada más que esperar aumenta su angustia y ansiedad. Saber convivir con esta emoción es fundamental para lograr un equilibrio emocional que incide directamente en la salud, pudiendo reducir o aumentar la eficacia del tratamiento.
¿Qué hacer ante la incertidumbre?
Los pacientes que son hospitalizados, pueden mostrar sintomas ansiosos al afrontar el ingreso, los tratamientos y las posibles noticias que puedan traer los médicos en cada visita. Los sintomas más comunes son:
La ansiedad también se manifiesta en el cuerpo a través del dolor de estómago y los cambios en la temperatura corporal, lo que puede provocar escalofríos.
¿Qué hacer ante la ansiedad?
Esta emoción es la que suele estar presente detrás de la ansiedad y aparece cuando sentimos que hay una gran amenaza contra nuestra vida o nuestra integridad fiśica, pues nos avisa de un peligro.
Algunos signos comunes en las personas que están experimentando miedo son: Encoger el cuerpo, tener los ojos muy abiertos, hombros hacia arriba, hablar con más rapidez de la habitual, tener la voz temblorosa, problemas para atender a otras actividades, el cuerpo suele estar tenso y la persona puede sentir un nudo en el estómago, etc. En ocasiones el miedo actúa de manera silenciosa, de tal modo que ni siquiera quien siente esta emoción es consciente de ello.
Hay cuatro grandes miedos que solemos tener los humanos y que suelen aparecer ante una hospitalizació n: Miedo a la soledad, miedo a no valerse por sí mismo, miedo a la pérdida de control y miedo a la muerte. El miedo puede surgir por anticipar el futuro o por recordar el pasado.
¿Qué hacer ante el miedo?
Esta emoción tiene lugar cuando sentimos que nuestros límites personales y necesidades no son tenidas en cuenta, por lo que nuestra reacción es la de defendernos. A nivel fiś ico, cuando estamos enfadados, podemos mostrar algunos signos como: taquicardia, aumento de la presión arterial, respiración rápida y superficial, tensión muscular, tono de voz elevado, mandibulas apretadas, rostro enrojecido, labios finos e incluso se pueden mostrar los dientes. [31]
¿Qué hacer ante la ira?
El proceso de enfermedad puede ser vivido con gran angustia, en ocasiones porque promueven pensamientos sobre la proximidad de la muerte, pueden aparecer preocupaciones por los seres queridos, por el sufrimiento que crea en su cuidador y otros familiares o incluso por miedo a la pérdida de autonomia y la muerte.
Los signos que indican la presencia de tristeza, son: Llanto, sensaciones de vacio, opresión, hormigueo, sensaciones de frio o calor, aumento de frecuencia cardiaca y presión arterial, respiració n más lenta, menor apetito. Músculos poco tensos, disminuye la capacidad de concentración. [31]
¿Qué hacer ante la tristeza?
El estrés es la respuesta de nuestro cuerpo ante una amenaza, se suele experimentar una sensación de estar bajo presión, ya sea por el entorno donde vivimos o por los pensamientos y emociones que experimentamos. Aunque cierta presión nos ayuda a activar nuestra energia y movilizarnos para alcanzar aquello que nos proponemos, un exceso de presión acaba por agotarnos y sentir que no podemos seguir adelante con nuestra propia vida.
Los sintomas habituales del estrés son: Respiración superficial y rápida (hiperventilación), taquicardia, molestias fiś icas como dolores, insomnio, cambios en el apetito (se puede comer más o menos), fatiga y cansancio, así como deterioro de la atención y memoria. A nivel emocional, el estrés suele crear una serie de reacciones concretas como son: el miedo y la ansiedad, la tristeza, preocupaciones y angustia. [32]
La respuesta al estrés hace que nuestros cuerpos se activen tanto que parece que nos enfrentamos a una amenaza física grave, por lo que los cambios en el funcionamiento del sistema inmune son comunes, alterando la respuesta habitual y haciéndonos más susceptibles a las infecciones.
El estrés puede prolongarse en el tiempo, aumentando el número de latidos del corazón para poder llevar más sangre a los músculos, que deben responder a las amenazas que nos rodean, y movilizar muchas hormonas que alteran el funcionamiento general del organismo, lo que indica que el páncreas secreta menos insulina, dando lugar a niveles elevados de azúcar en la sangre (este síntoma de estrés es especialmente grave en personas con diabetes), acelerando nuestro metabolismo para asegurarnos de tener suficiente energía para hacer frente a las cosas que nos amenazan, etc.
El estrés crónico puede producir la aparición de nuevas enfermedades y agravar aquellas que ya se padecen.
¿Qué hacer ante el estrés?
Tabla 3: Resumen de estrategias a usar con el enfermo para regular sus emociones. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).
La calidad de vida y el confort de los pacientes previos a su muerte puede ser mejorada gracias a una correcta aplicación de los conocimientos actuales de cuidados paliativos, cuyos instrumentos básicos son:
Existen cuatro etapas médicas básicas que tienen lugar en los pacientes paliativos:
Es importante seguir comunicándose, expresar como te sientes en cada una de las etapas por las que vas pasando junto a tu familiar.
En la etapa final, debemos escuchar más que hablar. Lo importante es no apresurarse, para ello, siéntate al lado de tu ser querido, a veces en silencio compartiendo su respiración calmada, a veces tomándole la mano, a veces abrazándolo y besándolo. Escucha las palabras de tus seres queridos y sus silencios. Tu ser querido necesita decirte estas cosas para que le resulte menos complicado dejarte porque sabe que no tienes dudas sobre su amor. Estas situaciones también son una oportunidad para que te expreses y le digas cuánto lo amas y cuánto lo extrañarás. El dolor y el miedo compartidos son menos amenazantes. Esta fase de escucha debe ser vivida con paciencia y amor, sabiendo que el tiempo compartido siempre estará contigo.
Las miradas adquieren un significado completamente diferente al habitual, más profundas y llenas de emoción. No huyas de la mirada de tu ser querido, no huyas de sus intentos de tomarte la mano, besarte y abrazarte. Confíe en él o ella para comunicar sus sentimientos a través de tus miradas, caricias, besos y abrazos.
Al final de la vida, el tacto se convierte en una forma de comunicación muy importante. Tocar a alguien que amas es una forma silenciosa de cuidar y apoyar. El tacto transmite ternura, apoyo, una respuesta silenciosa a las palabras que nos mecen y nos dejan sin palabras, la respuesta más cruda a las emociones profundas que sentimos que no podemos expresar con palabras. El tacto transmite más comprensión y apoyo que mil palabras.
No siempre estarás de acuerdo con los pensamientos, sentimientos y necesidades de tu ser querido. Tu ser querido puede querer vivir el final de una manera que no comprendes, pero recuerda que este es el final de su vida y debe poder decidir cómo quiere dejar el mundo. Eres su apoyo fundamental, su compañero en el camino de la vida, estando especialmente presente cuando más te necesita, dejándolo morir en la forma que él decide.
También es importante no aferrarse tanto de tu ser querido como para evitar que se vaya.
Tu amor puede hacer que se quede más tiempo del que puede, prolongando así su agonia.
Por eso es tan importante expresar todo lo que sientes por él o ella en los últimos días o semanas, y ceñirte a expresar el amor que sientes. Estas palabras pueden ayudarte a alejarte gradualmente de la persona que amas, dándole suficiente espacio para dejar el mundo cuando lo necesite.
Puedes expresar tu cariño a través de tus palabras, del tacto, de tus miradas, de tus sonrisas, de tus besos y abrazos.
En las etapas de muerte, a veces tu ser querido necesita tu compañía, necesita hablar y comunicarte cosas que quizás nunca te haya dicho, pero a veces también necesita silencio y quietud.
Sé honesto con él, si te pregunta si se recuperará, dile lo que te dijo el médico, y si no puedes decirlo tú mismo, díselo al equipo médico para que hablen con él o ella. Acepte las emociones que tenga su ser querido, sabiendo que la muerte es una realidad y que su tristeza es una respuesta emocional normal a las muchas pérdidas que tendrá que afrontar.
Es importante despedirse de tu ser querido antes de que éste fallezca. Esto ayuda a desprenderse el uno del otro y a llevar el duelo de una forma más sencilla. La despedida puede ser a través de las palabras o al compartir una mirada donde ambos sabéis su significado.
Cada persona debe encontrar esa forma única de decir adiós, que encaja con quién eres y lo que sientes por tu ser amado. Algunas de las cosas que puedes incluir en esto, son: todo lo que la otra persona te haya enseñado, el amor compartido, los recuerdos atesorados y entender que necesita dejaros.
Imagen 12. Pautas a seguir en la comunicación al final de la vida. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Ante esta etapa tan complicada, surgen muchas emociones el propio paciente. A continuación, adjunto un resumen de qué puede hacer su cuidador principal en función de qué emoción sienta su ser querido.
Tabla 4. Resumen de las pautas para regular las emociones de tu ser querido. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).
Según el Diccionario de la lengua española una emoción es la “Alteración del á nimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somá tica”. [35]
Las emociones primero surgen en nuestra mente y somos conscientes del afecto o sentimiento que nos ayuda a saber si estamos tristes o felices, enfadados o tranquilos. Las emociones indican una amenaza o desequilibrio en nuestro entorno, es una llamada de atención para observar y reaccionar ante lo que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestros sentimientos determinan nuestros pensamientos. Podemos decir que las emociones estimulan los pensamientos, pero estos pueden aumentar o disminuir las emociones al mismo tiempo, dependiendo de si puedes regular cómo te sientes.
Cuando tu mente empieza a pensar, tu cuerpo ya está respondiendo a las emociones que sientes. Cada emoción desencadena una respuesta corporal que crea una reacción química muy específica en todo el cuerpo. Las sensaciones en tu cuerpo pueden aumentar o disminuir tus emociones.
Finalmente, las emociones (que aumentan o disminuyen de intensidad en función de cómo se siente tu cuerpo y tus pensamientos) te animan a comportarte de una forma u otra. Al mismo tiempo, las cosas que haces pueden aumentar o disminuir tu emoción.
En resumen, tus emociones envían señales de alerta, crean pensamientos que aumentan o disminuyen cómo te sientes, las emociones crean sentimientos y síntomas en tu cuerpo que también indican si las emociones deben permanecer fuertes o si deben calmarse, y finalmente las emociones que pueden llevarte a ciertos comportamientos. Cuando puedes regular tus emociones, puedes tomar decisiones con mayor libertad y mantener un mayor equilibrio.
Imagen 13: El ciclo de las emociones y los cambios que producen en mente y cuerpo. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Cómo nos sentimos afecta directamente las decisiones que tomamos, cómo vivimos cada día, qué pensamos y hacemos, cómo nos relacionamos con los demás y cómo nos sentimos con nuestra propia piel. Todas las emociones son útiles, y la clave está en saber interpretar el mensaje que nos transmite la emoción y saber utilizarla de forma que nos sea beneficiosa. [36]
Para aprender a regular nuestras emociones, podemos guiarnos por estas fases:
Para saber qué emoción estás sintiendo debes escuchar tu mente, tus pensamientos, tu cuerpo y tu corazón. Para ello, puedes seguir estos consejos:
Permitirnos sentir una emoción es el segundo paso importante para regularla. El concepto de impermanencia (todo fluye, nada permanece) nos ayuda a comprender que el ciclo de vida de una emoción es el de nacimiento, expresión y desaparición. Algunas cosas que puedes hacer para experimentar y aceptar tus emociones son:
Algo que solemos hacer los humanos es identificarnos tanto con las emociones que sentimos que acabamos plasmándolas, como si nuestros sentimientos se apoderaran de nosotros y olvidáramos quiénes somos más allá de nuestras emociones. Aplicar la técnica de la respiración consciente es una manera de recordarnos que no somos nuestras emociones.
Cuanto más familiarizado estés con tus emociones y pensamientos, más cómodo te sentirás contigo mismo y podrás volver a verte como la versión perfecta de ti mismo. En este punto de la regulación de las emociones, comienzas a crear pensamientos y emociones positivas dentro de ti.
Algunas maneras de expresar tus emociones de manera adaptativa, son la escritura terapéutica, el dibujo o pintura, la música, caminar, hacer yoga, meditar, etc.
Imagen 14: Regulación emocional en cinco fases. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Técnicas para regular las emociones más habituales que puedes sentir.
XXXTabla 5. Resumen de los ejercicios prácticos para regular emociones habituales. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).XXX
Tras realizar diversas búsquedas bibliográficas y analizar cada uno de los aspectos relacionados con el cáncer y su afectación psicológica puedo recalcar varios aspectos:
Imagen 1: Fases de la mitosis. (Pascual A. Enfermería médico quirúrgica 2: Oncología. Academia de estudios mir. S.L; 2019)
Imagen 2: Cambios celulares. (Palazuelos P, Esquinas S. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. Cto editorial; 2013)
Imagen 3: Características de tumores benignos y malignos. (Jiménez L. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. CTO editorial; 2019)
Imagen 4: Comparación entre tumores benignos y malignos. (Palazuelos P, Esquinas S. Enfermería médico quirúrgica 4: Oncohematología. Cto editorial; 2013)
Imagen 5: Radiaciones ionizantes y el cáncer. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Imagen 6: Componentes dañinos del tabaco. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Imagen 7: Implantación de virus asociado con cáncer en una célula sana. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Imagen 8: Factores de riesgo contra el cáncer. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Imagen 9: Ejemplo de estadificación del cáncer de colon. (Pascual A. Enfermería médico quirúrgica 2: Oncología. Academia de estudios mir. S.L; 2019)
Imagen 10: Ejemplo de búsqueda en Pubmed, con la búsqueda avanzada aplicada. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=oncologyfilter=simsearch2.ffrftfilter=dates earch.y_5
Imagen 11: Las cinco fases psicológicas descritas por Kü bler-Ross. (Manual de Enfermería oncológica. Instituto Nacional del Cáncer. 2014)
Imagen 12. Pautas a seguir en la comunicación al final de la vida. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Imagen 13: El ciclo de las emociones y los cambios que producen en mente y cuerpo. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Imagen 14: Regulación emocional en cinco fases. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020)
Tabla 1. Tipos de radioterapia según su fuente de radiación.
Tabla 2. Ejemplo de plan de cuidados de enfermería al paciente oncológico.
Tabla 3. Resumen de estrategias a usar con el enfermo para regular sus emociones. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).
Tabla 4. Resumen de las pautas para regular las emociones de tu ser querido. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).
Tabla 5. Resumen de los ejercicios prácticos para regular emociones habituales. (Alameda E. Guía emocional para cuidadores. Formación Alcalá. Mayo 2020).