El duelo de los familiares y allegados que han perdido a un miembro por suicidio es diferente al duelo por otra causa. El gran impacto emocional, el estigma, los sentimientos de vergüenza y culpa, la incomprensión del hecho y los pensamientos rumiativos centrados en buscar una explicación, hacen que la evolución del duelo no siga las fases de un duelo normal.
La pérdida por suicido de un ser querido tiene consecuencias para el resto de la familia, físicas y psicológicas, incrementa el riesgo de suicidio de otro miembro. Afecta a las relaciones intra y extra familiares y al rendimiento académico y laboral. La evolución del duelo dependerá de cada caso en individual, pero hay factores como la relación con el fallecido, los mensajes de despedida, el método usado o la posibilidad de recibir apoyo, que influirán en el proceso.
Tras recibir una noticia tan traumática, en un primer momento, los familiares buscan apoyo en su círculo más cercano, este apoyo llega a ser insuficiente y necesitan de la atención de los profesionales de la salud mental. Por ello, es imprescindible que los profesionales estén formados en este ámbito y conozcan las particularidades de un duelo por suicidio respecto a un duelo normal.
Palabras clave: Duelo, familiares, suicidio, consecuencias, riesgo de suicidio, salud mental.
The mourning of relatives and close friends who have lost a member to suicide is different from mourning for another cause. The great emotional impact, the stigma, the feelings of shame and guilt, the misunderstanding of the event and the ruminative thoughts focused on seeking an explanation mean that the evolution of grief does not follow the phases of normal grief.
The suicide loss of a loved one has consequences for the rest of the family, physical and psychological, it increases the risk of suicide of another member. It affects intra- and extra-family relationships and academic and work performance. The evolution of the duel will depend on each individual case, but there are factors such as the relationship with the deceased, the farewell messages, the method used or the possibility of receiving support, which will influence the process.
After receiving such traumatic news, at first, family members seek support in their closest circle, but this support becomes insufficient and they need the attention of mental health professionals. Therefore, it is essential that professionals are trained in this area and know the particularities of a duel due to suicide compared to a normal duel.
Keywords: Bereavement, family, suicide, consequences, suicide risk, mental health.
El suicidio viene del latín sui (uno mismo) cidio (matarse). Según la Real Academia Española (RAE), se conoce como acto voluntario al que una persona pone fin a su vida. El suicidio puede considerarse una muerte traumática, producida de forma violenta, prematura e inesperada1, 2.
El suicidio es multicausal, está muy ligado a la salud mental, puede deberse a una intensa tensión emocional o a una perturbación resultante de un evento que causa un profundo dolor psíquico por lo que el individuo solo desea morir. Se da cuando los recursos para afrontar el problema son menores que el sufrimiento que genera, es la única solución que le encuentra a ese problema. La mayoría de las personas que han contemplado suicidarse, posteriormente se arrepienten de ello, en realidad no querían poner fin a su vida, querían evitar la pena y el dolor3.
No solo se debe a un factor o circunstancia en concreto, aunque sí que puede existir un último factor desencadenante. Es el motivo en el que los familiares piensan que es la única causa y que la podrían haber evitado3.
Es una muerte que se considera una tragedia humana, para la víctima es la única salida que encuentra, para la familia tiene repercusiones a nivel individual y familiar y para los profesionales se considera un fracaso, casi la mitad de los pacientes que se suicidan han consultado con un profesional sanitario en el último mes4,5,6,7.
Los medios más frecuentes para llevar a cabo el suicidio suelen ser el ahorcamiento, dejarse caer al vacío, sobredosis de medicación, envenenamiento con pesticidas y uso de armas de fuego. En la población anciana la mayoría de los casos es por sobreingesta medicamentosa de hipnóticos, analgésicos y antidepresivos. Destacar que los hombres suelen usar métodos más violentos que las mujeres1,8.
Como paso intermedio entre la ideación y la conducta suicida está la comunicación suicida, es el acto en el que la persona transmite pensamientos, ideas o intencionalidad de quitarse la vida9.
La ideación suicida es el pensamiento que sirve de agente para la propia muerte. La gravedad varía en función de la especialidad de los planes de suicidio y del grado de interés suicida. La idea suicida debe considerarse como una emergencia sanitaria que requiere una valoración médica, supervisión y seguimiento por los profesionales o la familia y dependiendo del caso hospitalización9.
Para detectar estas ideas es importante que los profesionales de la salud mental valoren el riesgo suicida, especialmente en los pacientes con depresión. El objetivo es identificar los factores de riesgo y los protectores individuales de cada caso. Informar, ayudar, orientar y asesorar a quienes tienen estas ideas, se recomienda hablar de ello de forma directa y profesional. Hay que fomentar que el paciente pueda explicar cómo se siente, si se siente solo, triste, con desesperanza, si piensa que es una carga para los demás o que vivir no merece la pena, si piensa en el suicidio…8,9
El intento o tentativa autolício es el comportamiento autolesivo con un resultado no mortal con evidencia explícita e implícita de que el sujeto pretendía morir. Son entre 10 a 30 veces más frecuentes que los suicidios consumados. También constituyen un problema de salud pública ya que puede tener como consecuencias lesiones físicas de gravedad. Los intentos por intoxicación son los más frecuentes ya que tienen más tendencia a recidivas, afectan a un 1.5% de la población. Cuando el sujeto interrumpe el intento antes de que se produzca daño físico se conoce como tentativa de suicidio fallida3,8.
Los perfiles de las personas que realizan intentos de suicidio y los que llegan a suicidarse es diferente (tabla 1).
Suicido consumado |
-Hombres -Mayores de 65 años -Acto planificado -Método de alta letalidad -Escasa posibilidad de rescate -Pocas señales de alerta previas -Factores precipitantes prolongados -Hostilidad baja -Pocos antecedentes suicidas -Menor psicopatología del carácter |
Intento de suicidio |
-Mujeres -Personas jóvenes -Acto impulsivo -Método de baja letalidad -Alta posibilidad de rescate -Muchas señales de alerta -Factores precipitantes coyunturales -Hostilidad alta -Muchos antecedentes suicidas -Mayor psicopatología del carácter |
Tabla 1. Fuente: Elaboración propia3,8-10
Cada persona que se suicida deja atrás a una familia y amistades, se estima que en cada suicido quedan 6 personas afectadas a nivel físico y psicológico, atraviesan etapas dolorosas y se evidencia una mayor incidencia de comorbilidades10.
La suicidología contemporánea ha establecido un término para los que sufren una pérdida por suicidio, “supervivientes”. Se refiere a quienes han tenido una pérdida por suicidio. Antiguamente sólo hacía referencia a los familiares, pero ahora ya contempla a todos los allegados de la víctima6,11.
El suicidio se considera un importante problema de salud pública de primera magnitud a nivel mundial. Al año se están suicidando cerca de 800.000 personas, cifra que ha aumentado un 60% en los últimos 50 años y tiene tendencia a seguir haciéndolo (imagen 1). La incidencia del suicidio a nivel mundial se considera la quinta causa de muerte, en el grupo de edad de 15 a 29 años es la segunda causa de muerte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)1.
La pandemia del Coronavirus ha impactado negativamente en la salud mental de la población ya que los factores de riesgo asociados al suicidio se han incrementado durante la pandemia. Aparecieron los problemas de desadaptación, soledad y la sobrecarga de tener que estar en casa. A esto se le suma la pérdida de trabajo, dificultad para acceder a los médicos, traumas, trastornos mentales1.
A nivel mundial constituye el 57% de las muertes no naturales, se sitúa por encima del número de muertes por accidente de tráfico. Registra una tasa de incidencia de 114 suicidios/millón de habitantes. Se suicidan, 3.000 personas al día, 16 personas cada 100.000 habitantes; 1 persona cada 40 segundos. Hay 20 intentos autolíticos por cada suicidio consumado2.
Imagen 1. Mapa de suicidios en el mundo en 2022. Fuente: Informe del suicidio en España 20222
Los datos recogidos son variables según la población que se estudie, incluso dentro de un mismo país. Principalmente ocurren en países de bajos y medios ingresos1. La diferencia de suicidios entre ambos género es clara, en países como Rusia o Islandia se suicidan 5 veces más los hombres que las mujeres10,12, 13. Hay que tener en cuenta que los datos no son muy fiables, debido al estigma, la causa de la muerte no se registra como suicidio. Además, sólo se registran los suicidios consumados, no los intentos autolíticos, que se estima que son 20 veces más frecuentes2, 14.
En la Unión Europea (UE), se registran anualmente 50.000 muertes por suicidio, de los cuales el 70% son hombres. Las edades comprendidas entre 40 y 60 son las de mayor riesgo2.
España es uno de los países de la UE con menores tasas de suicidio, pese a ello los casos de suicidio están aumentando en los últimos años (Gráfico 1). En el año 2020, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha alcanzado la cifra máxima con un total de 3.941 personas fallecidas, es decir, 10 personas al día, 1 persona cada 2 horas y media. España tiene una tasa de incidencia de 11 por 100.000 habitantes. La tasa es de 10,7 por cada 100.000 habitantes, duplicando las muertes por accidentes de tráfico, siendo 11 veces más que los homicidios y 72 veces más que casos de violencia de género2,12.
Gráfico 1. Suicidios en España del 2005 al 2021 por cada 100.000 habitantes12. Fuente: Elaboración propia
En el año 2020 las edades entre 40 y 59 años son las que más suicidios consumados han llevado a cabo en nuestro país. Es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. En 2022 es la primera vez que en España hay 14 muertes por suicidio en menores de 15 años, llegando a duplicar las cifras de 2019. En las personas mayores de 80 años el suicidio también ha aumentado en un 20%2. Y coincidiendo con los datos del resto del mundo son más los hombres los que llegan a suicidarse que las mujeres (Gráfico 2)9.
Gráfico 2. Suicidios en España del 2005 al 2021 en hombres y mujeres9. Fuente: Elaboración propia.
Analizando por Comunidades Autónomas, según datos del 2021 del INE, las Comunidades Autónomas de Asturias y Galicia son las que poseen tasas más altas de suicidio. En cambio, la Comunidad de Madrid es la que tiene las menores cifras. Más de la mitad de las provincias españolas tienen una tasa de suicidio por encima de la media nacional (Imagen 2)2,13.
Imagen 2. Mapa tasa de muertes por suicidio en España en el año 202113
Depresión:
La depresión es el problema de salud mental más frecuente, y al mismo tiempo, es el factor de riesgo más importante del suicidio. Requiere de una atención y seguimiento por parte de los profesionales de la salud mental.
El tratamiento principal son a nivel farmacológico los antidepresivos, pueden clasificarse según su perfil bioquímico; y a nivel psicológico destaca la terapia cognitivo-conductual, activación conductual, resolución de problemas, terapia psicodinámica breve…
Debido a los síntomas de la depresión se requiere una ayuda para restablecer los hábitos y rutinas del día a día, destacando aquí el papel de las enfermeras de salud mental. Si no se recibe tratamiento seguirán teniendo episodios depresivo hasta una o dos veces al año, pudiendo llegar al suicidio que es la mayor complicación, siendo la prevalencia mayor en personas ancianas.
Para que los profesionales puedan realizar una intervención de calidad requiere formación sobre cómo abordar la enfermedad, conocer sus signos y síntomas, el tratamiento y cuáles son los factores que les hacen más vulnerables a la conducta de suicidio.
Hay estudios que señalan que la presencia de dolor psicológico, más que la depresión como tal, es lo que estaría en base de la ideación y conducta suicida. El dolor psicológico es un síntoma prominente de las personas con depresión, se refiere a un sentimiento negativo asociado a frustraciones de tipo psicológico y a sentimientos de desconexión social. Una de las frases que dejan escritas las personas que se suicidan es “no puedo soportar más tiempo el dolor”, refiriéndose a un dolor mental8.
Como ya se ha mencionado la estrecha relación entre los trastornos mentales, especialmente la depresión, y el suicidio o intentos de suicidio, se señalan los factores de riesgo de suicidio específicos en personas con trastorno de depresión8
Identificar los factores de riesgo es de gran importancia para poder prevenir dicha conducta, para ello hay que tener en cuenta cuáles de estos factores son modificables y cuáles no lo son9 (Tabla 2).
Factores modificables |
Factores no modificables |
-Enfermedad mental -Problemas físicos
|
-Edad -Sexo -Estado civil -Situación laboral -Creencias religiosas -Apoyo social -Conducta suicida previa -Historia familiar |
Tabla 2. Factores de riesgos modificables y no modificables para el suicidio9.
Los factores protectores son los que disminuyen la posibilidad de un suicidio, se pueden dividir en personales o sociales2, 3, 10.
Durkheim identificó 4 tipos de suicidios3,10.
La prevención del suicidio ha aumentado desde la primera vez que la OMS publicó el primer informe mundial, son cada vez más los países que cuentan con estrategias nacionales. Pese a ello, sigue sin ser suficiente. Sólo 38 países tienen estas estrategias, siendo un número muy reducido. El objetivo que tienen es prevenir el suicidio consumado, evitar recidivas de los intentos autolíticos y controlar la idea suicida para que no se llegue al acto14.
Las líneas de acción para la prevención del suicidio deben de centrarse en9,16:
Los programas preventivos se diferencian en prevención primaria y secundaria:
Imagen 3. El teléfono 024 atendió cerca de 15.000 llamadas durante su primer mes de funcionamiento15.
Imagen 4. Protección en los puentes para evitar suicidios16
La evaluación de la conducta y riesgo suicida es una de las tareas más complejas e importantes de los profesionales de la salud mental, se debe hacer a quienes se sospecha de ideación suicida o se consideran que son de riesgo. Esto no aumenta el suicidio, el hecho de verbalizar la ideación autolítica alivia al paciente9.
En la evaluación se debe explicar al paciente y a la familia el objetivo y hacerles participes. Desde el inicio se debe favorecer la comunicación de la sintomatología, pensamientos y sentimientos del paciente relacionados con la ideación suicida, así como preguntas sobre el estado de ánimo, planes de futuro, ideas de desesperanza, cansancio vital, hábitos tóxicos…. Hay que realizar una adecuada evaluación psicopatológica y social del paciente9.
Se realizan las preguntas de forma gradual, planteadas de forma cálida y empática. Hay que favorecer que el paciente y sus allegados se impliquen en la toma de decisiones. Toda la información recogida debe registrarse en la historia clínica9.
Hay que tener en cuenta la individualidad de cada persona y que el perfil suicida en la tercera edad tiene unos rasgos específicos que el profesional debe de considerar a la hora de hacer la valoración9.
Para realizar una entrevista clínica la actitud del entrevistado es fundamental a la hora de recabar información. El entrevistador debe de tener una actitud empática, capacidad de escucha activa, mostrar interés, evitar actitudes negativas, favorecer una relación profesional basada en el respeto y la compresión (Imagen 5). Recordar el secreto profesional y sentirse agradecido por que el paciente esté confiando en él. La relación que establezca el profesional con el paciente tiene un papel importante para la reducción del riesgo suicida9.
No hay que atender únicamente a la información que el paciente nos da, también a la los gestos y expresiones que muestra durante la entrevista. Se recomienda contar con la opinión del propio paciente, de su familia, amigos o cuidadores9.
La valoración del riesgo suicida sirve para calcular el riesgo o la probabilidad de que se produzca un acto suicida y la magnitud del mismo. Se valora si el riesgo es a corto, medio o largo plazo. Para ello se realiza una entrevista clínica con preguntas específicas centradas en la frecuencia y gravedad de las ideas, grado de planificación… La entrevista puede ir acompañada de una serie de herramientas o instrumentos relacionados de forma directa o indirecta con el riesgo suicida. Las escalas aportan información complementaria, no deben sustituirse por la entrevista clínica9.
Imagen 5. Durante la entrevista clínica la actitud del entrevistador es fundamental para crear un ambiente de confianza con el paciente17
Nombre de la escala |
Características |
Ítems |
Resultados |
Beck Depression Inventori (BDI) |
Instrumento auto-aplicada para detectar la depresión. Tiene un ítem sobre la conducta suicida |
21 con 4 respuestas |
Corte 17 puntos |
Hamilton Depression Rating Scale (HDRS) |
Escala más usada. Es hetero-aplicada. Valora la intensidad de la sintomatología de la semana previa. Tiene un ítem sobre la conducta suicida |
Original: 21 Modificada:17 Reducida: 6 Escala de 0 a 2 puntos |
0-7: Normal 8-12: Depresión menor 13-17: Menor que depresión mayor 18-29: Depresión mayor 30-52: Más que depresión mayor |
Tabla 3. Instrumentos para la valoración del estado de ánimo8,18. Fuente: Elaboración propia
Nombre de la escala |
Características |
Ítems |
Resultados |
Escala de desesperanza de Beck (BHS) |
Escala auto-aplicada. Mide el grado de pesimismo y las expectativas negativas hacia el fututo |
20 de verdadero o falso |
9 o más: Riesgo de suicidio
|
SAD PERSON |
Es hetero-aplicada. Se recomienda por ser didáctica y fácil de pasar. No está validada en España |
10, cada ítem hace relación a un factor de riesgo del suicidio |
0-2: Riesgo de suicidio bajo 3-4: Riesgo moderado, seguimiento ambulatorio o valorar ingreso 5-6: Riesgo alto, se recomienda ingreso, especialmente si no hay apoyo social 7-10: Precisa ingreso |
IS PATH WARM |
Es hetero-aplicada. Se forma con los factores de riesgo del suicidio y valora los signos de alarma ante una conducta suicida |
10 |
No hay puntuaciones orientativas |
Escala de Ideación Suicida (SSI) |
Diseñada por Beck. Cuantifica y evalúa la intensidad de los pensamientos suicidas actuales o de forma retrospectiva |
19 en 4 apartados (actitud ante la vida o muerte, características de la ideación suicida, características de la tentativa y preparativos realizados)
|
Mayor de 2: Alto riesgo |
Escala de riesgo suicida de Plutchik (RS) |
Es auto-aplicada. Evalúa los intentos de suicidio previos, la intensidad de ideación suicida actual, los sentimientos de desesperanza y depresión y otros factores relacionados |
26, se responde con sí o no |
|
Escala de intencionalidad suicida (SIS) |
Diseñada por Beck. Se usa tras un intento de suicidio. Cuantifica la gravedad de la conducta suicida reciente |
15 con una escala de 0 a 2. -1-8: Circunstancias objetivas -9-15: Circunstancias subjetivas |
|
Escala de ideación suicida de Okasha (11) |
Escala auto-administrada. Los cuatro primeros ítems orientados a la ideación |
4 en formato Likert |
|
Escala de impulsividad de Plutchik (IS) |
Es auto-aplicada. Evalúa la tendencia a la impulsividad |
15 |
|
Tabla 4. Instrumentos para valorar el riesgo suicida. Fuente: Elaboración propia8,9,18
Otras de las escalas que también se usan para valorar el riesgo suicida son8, 18:
El abordaje del riesgo suicida o intento de suicidio requiere de la participación de un equipo multidisciplinar y de la colaboración de la familia debido a la complejidad de la situación. Son precisas intervenciones farmacológicas, psicoterapéuticas y psicosociales 8,9.
En cuanto al tratamiento farmacológico, en un primer momento, se suelen pautar antidepresivos Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS), combinados con ansiolíticos. A esto se le añade el tratamiento necesario según la patología de base que tenga el paciente. Hay casos que requieren Terapia Electro Convulsiva. (TEC), cuando el tratamiento farmacológico no está siendo eficaz o el paciente lo requiere por otras indicaciones. Hay que tener en cuenta la prescripción de fármacos seguros en el caso de sobredosis, es decir, envases con el menor número de comprimidos, explicar a los familiares la necesidad de colaboración con la administración y control de la medicación9.
Respecto al tratamiento psicoterapéutico, la Terapia Cognitivo Conductual es la que está adquiriendo más relevancia. También hay estudios que demuestran la eficacia de la terapia dialéctico-conductual y terapias familiares entre otras9.
Desde enfermería las actividades se centran en8:
La pérdida de un miembro de la familia por suicidio está estigmatizada socialmente, los familiares sienten vergüenza y culpa, lo cual agrava el duelo y dificulta que pidan ayuda a su entorno más cercano y a los profesionales de la salud mental. Los profesionales sanitarios a lo largo de la etapa formativa apenas han recibido formación sobre cómo ofrecer un acompañamiento y ayuda de calidad a los miembros de la familia en el proceso de duelo. Esto sucede especialmente cuando se trata de población vulnerable como serían los niños. Por ello, tanto a nivel personal como a nivel profesional, he detectado la necesidad de conocer cuáles son las diferencias entre un duelo normal y un duelo por suicidio, las consecuencias que conlleva, las necesidades de atención de la familia y allegados y las intervenciones necesarias para cubrir dichas necesidades y favorecer en la evolución del duelo.
Se ha realizado una revisión bibliográfica sobre el suicidio y el proceso de duelo de los supervivientes del suicidio.
Se establecieron las siguientes palabras clave que fueron combinadas con los Operadores Booleanos AND y NOT.
Se realizó una búsqueda en las siguientes bases de datos:
Los criterios de inclusión planteados fueron:
Se localizaron los trabajos en la opción de búsqueda avanzada (resumen y texto completo). Inicialmente se leyó el resumen de los artículos, si aportaban información relacionada con los objetivos propuestos en el estudio y cumplían criterios de inclusión, se recuperaba el texto completo para su posterior análisis.
Se seleccionaron un total de 20 artículos, 11 en español y 9 en inglés (Figura 1)
Figura 1. Diagrama de flujo para la recuperación de artículos. Fuente: Elaboración propia.
El duelo, del latín Dolium (dolor), se podría definir según Worden como un proceso emocional que tiene lugar después de una pérdida significativa y que se manifiesta a través de una serie de patrones cognitivos, emocionales, afectivos y del comportamiento. Es una reacción normal ante una pérdida de una persona, objeto o situación o la ruptura de un vínculo afectivo (Imagen 6). Como se considera un proceso normal, también llamado duelo adaptativo, no requiere situaciones especiales para su resolución. Puede convertirse en patológico si no se resuelve correctamente, es decir duelo no adaptativo, por lo que requerirá de una ayuda profesional. La intensidad del duelo depende del valor que se le atribuye a la pérdida, los duelos más intensos son los relacionados con pérdidas de seres queridos. Hay una serie de factores protectores en el duelo no adaptativo19.
Factores protectores para el duelo no adaptativo19
Cada duelo es único e irrepetible, su duración se ha estimado que es de 12 meses, pero dependerá de varios factores sociales y culturales, el motivo de la muerte, la relación con el fallecido, la capacidad emocional para afrontar el duelo o pedir ayuda… Se tiende a buscar con prontitud la vuelta a la vida. Se considera que se ha superado el duelo cuando la persona es capaz de rehacer su vida y de recordar al fallecido sin sentir dolor 4.
Las etapas del duelo normal son19:
Imagen 6. El duelo es una reacción normal ante la pérdida de una persona, objeto o ruptura de un vínculo afectivo20
El duelo por pérdida de un familiar por suicidio tiene características diferentes y particulares con respecto a otros tipos de duelo, que pueden complicar o alargar el proceso. Estas diferencias se deben a que el impacto emocional es más intenso que en otro tipo de pérdida, al estigma, sentimientos de culpa y vergüenza y los pensamientos reiterados de buscar explicaciones5,9. Hablamos de generalidades ya que cada miembro de la familia vive el duelo de una manera única4.
En el duelo por suicidio no se trabaja con las etapas que ya conocemos, según Stroebe et. Al11 “no hay evidencia empírica que demuestre que las personas que experimenten un duelo por suicidio atraviesan todas esas fases, ni siquiera que estén vinculadas con la adaptación”.
Se han encontrado cuatro etapas fundamentales en el duelo por suicidio1, 5,11, 22.
Después de los primeros momentos aparece la búsqueda constante de una explicación, con preguntas como: “¿Por qué no hice…?” “Y si…” “podría haber hecho…” y revisando de forma obsesiva conversaciones recientes o pasada del móvil. Aparecen los sentimientos de vergüenza y culpabilidad (Imagen 7).
Se replantea cómo seguir la vida sin esa persona y cómo contárselo a otros miembros de la familia como los más vulnerables (niños y ancianos).
Imagen 7. Los sentimientos de culpabilidad aparecen tras los primeros momentos de shock23
La pérdida de un familiar por suicidio, es una muerte inesperada y traumatizante, supone una gran repercusión para el resto de la familia, afecta tanto a nivel físico como psicológico10,11, 21. Se estima que alrededor del 10% de la personas desarrollará un duelo complicado y el 78% de los familiares un trastorno de duelo complejo persistente. Se debe a que los familiares tienen que hacer frente a la vez al trauma de la muerte y al proceso de duelo21.
La pérdida de un familiar por suicidio tiene consecuencias para el resto de familiares y allegados:
A nivel físico destaca en un primer momento cambios inmediatos como náuseas, vómitos, dificultad para respirar, incremento de la frecuencia cardiaca, dificultad para mantenerse en pie, entumecimiento, pérdida de la memoria, dolor abdominal agudo, insomnio, visiones del fallecido, malestar físico…11
Tras un tiempo pueden persistir junto a episodios de emesis, diarreas, pérdida de peso y de apetito, cefalea, dolor muscular, dificultad para conciliar el sueño o visiones de ver al fallecido10,11. En algunas ocasiones aparece el consumo excesivo, con finalidad evasiva o hipnótica, de alcohol o drogas por alguno de los miembros de la familia (Imagen 8)11.
Imagen 8. El consumo de alcohol o de otras sustancias tóxicas tiene una finalidad anestésica para disminuir el sufrimiento24
Respecto a las consecuencias psicológicas por el dolor emocional debido a la pérdida, destaca la depresión, desesperación, desesperanza, ansiedad, angustia, tristeza profunda, miedo, pesadillas, sensación de irrealidad, suspensión de actividades de disfrute…10,11, 19 Además, especialmente durante el primer año, pueden aparecer otros problemas psicológicos como estrés post traumático, trastorno depresivo mayor o trastorno de ansiedad generalizada21. También se incrementa el riesgo suicida de otro de los miembros de la familia, riesgo más elevado si hay algún miembro con problemas de salud mental previos. Este tipo de pérdida requerirá del apoyo de un profesional10,11.
Por otra parte, además de las repercusiones físicas y psicológicas, la pérdida de un familiar por suicidio también repercute en las relaciones. A nivel familiar hay una disminución en la cohesión y adaptación, distorsiones comunicacionales y creación de secretos. Hay familias que optan por el silencio y prefieren no hablar de lo sucedido, para ocultar su dolor o porque creen que así no provocarán más dolor al resto de la familia1, 25.
A nivel extra familiar, tienen vergüenza de contar lo sucedido, se sienten juzgados y estigmatizados, el entorno no sabe cómo ayudar y termina por distanciar la relación, en definitiva reciben un menor apoyo social del que requieren (Imagen 9). El estigma es uno de los problemas más particulares, se asocia con mayor riesgo de suicidio, menor crecimiento personal y mayor problema para afrontar el duelo. La creación de secretos se debe a las consecuencias del estigma, pese a que es una decisión voluntaria de la familia, se recomienda que revelen la realidad. Cuando la familia no cuenta lo realmente sucedido, el proceso normal del duelo se ve alterado, las emociones y la realidad no se integran desde el principio. Además del esfuerzo que supone mentir a todos los que preguntan por lo sucedido y transcurrido un tiempo las amistades no entienden por qué su amigo no avanza en el duelo, al final se tiende a alejarse de las relaciones. Se aconseja a las familias que cuenten con un apoyo para expresar sus emociones y pensamientos, esto ayudará en la evolución favorable del duelo. Los límites de lo que se quiere contar y de cuándo contarlo los pone el propio familiar, cada persona necesita unos tiempos de aceptación4, 5,10,11, 22,25.
Imagen 9. Las familias optan por el silencio o mentiras para ocultar el dolor y no sentirse juzgadas y estigmatizadas26
También aparecen sentimientos de culpabilidad, vergüenza y responsabilidad por la muerte con una necesidad obsesiva de explicaciones y de conocer el por qué de la muerte4,10,11. Esto hace que tarden más tiempo en pedir ayuda a los profesionales de la salud. La necesidad de conocer el motivo puede ser interna, para saber por qué lo ha hecho o qué podrían haber hecho para evitar el suicidio; y externa, por presión de la sociedad o del resto de la familia. El sentimiento de auto culpa puede aparecer hasta 4 años después de la pérdida10, 11.
En el ámbito escolar y laboral aparece un desinterés por estas actividades además de una disminución de la concentración10, 11. En los niños o adolescentes, se refleja con un menor rendimiento académico y menor la asistencia a clases. En los adultos disminuye la productividad y concentración en el trabajo, incluso llegando al abandono laboral. Todo esto genera bajas expectativas para el futuro y satisfacción con la vida11.
La forma de afrontar el duelo dependerá de la edad del miembro de la familia, capacidad de afrontamiento y experiencias previas11.
Según la edad del familiar:
En cualquier etapa de la vida, resulta difícil perdonarse ante el suicidio de un familiar cuando se tiene el convencimiento de que la culpa es personal11.
Imagen 10. En la adolescencia se suelen desarrollar medidas de afrontamiento des-adaptativas como autolesiones27
El duelo por algún familiar fallecido tiene un impacto emocional mayor que la muerte por otra causa1, 4, 23.
Su evolución se puede ver influida por:
Tras la muerte por suicidio de un miembro de la familia se activan los mecanismos de defensa. Se incrementa la comunicación entre el núcleo familiar y los círculos cercanos, se distancia la comunicación con el exterior y se intensifican los conflictos familiares previos. Se consideran factores protectores y facilitadores respecto al shock de la muerte. Tras el primer momento de shock, de despersonalización, bloqueo, incredulidad, negación, deseos de estar solo, inicio de rumiaciones con respecto a lo que ha pasado… Se inician los rituales de duelo marcados por la condición sociocultural de cada uno. En un primer momento se reúne la familia cercana para apoyarse y acompañarse entre ellos, pero este hecho no resulta ser suficiente4, 25.
A parte de aquí, aparecen las distorsiones comunicacionales, la culpa, el autoaislamiento. También los secretos sobre cómo y a quién contar lo realmente sucedido, se suele imponer a los niños o ancianos como “mecanismo protector”. Con la intención de protegen a los más vulnerables, no se les deja participar en el proceso de duelo. Esto, junto a la dificultad de contar lo sucedido a los niños con un relato comprensible para sus edades afecta a la comunicación y relaciones familiares y puede creas trastornos emocionales y conductuales en los más pequeños4.
Las distorsiones en la comunicación, los secretos y la ambigüedad social, son elementos que no facilitan el proceso del duelo4.
Varios autores diferencian por una parte los factores de estrés orientados a la pérdida y por otra parte los orientados a la recuperación. Los factores de estrés orientados a la pérdida serían la rememoración, recuerdo, expresión emocional, rumiaciones sobre el hecho, la evitación o negación de los cambios, rompimiento de la relación con la persona perdida… Y los factores de estrés orientados a la restauración serían la capacidad de rehacer una nueva planificación de vida sin la persona perdida, hacer cosas nuevas, buscar actividades distractoras, evitar la pena… La evolución del duelo se ve marcada por periodos en los que predomina un factor y otros periodos en los que predomina el otro. Según los expertos lo ideal sería llegar a un equilibrio entre ambos, tanto a nivel individual como a nivel familiar. En las familias es difícil llegar a este balanceo, suelen posicionarse de forma rígida en posición de pérdida o de recuperación, lo que supone un proceso disfuncional durante la evolución del duelo, tendiendo a la incomunicación y soledad para aquel miembro de la familia que no se posiciona de la misma forma4.
La forma de quitarse la vida también está influida por factores sociales y culturales. El método cambia según el país y la disponibilidad de acceso al mismo4.
La valoración que haga la familia del acto viene marcado por lo agresivo que haya sido, cómo ha sido el encuentro del cadáver y dónde se ha llevado a cabo el hecho, factores que influirán en la evolución del duelo. Contra más agresivo sea el acto (disparo, tirarse de grandes alturas…) se identifica como un deseo irrenunciable de morir. El impacto del encuentro del cadáver por el estado en el que puede encontrarse el cuerpo, influye en los rituales de despedida. El lugar dónde se ha producido la muerte también es significativo para la familia. Los suicidios que se llevan a cabo en casa o lugares cercanos a esta, dificultan el duelo ya que durante un tiempo la familia no es capaz de habitar esa parte de la casa por los recuerdos que esto le trae. En cambio cuando se realiza fuera del hogar, por ejemplo un árbol donde solía ir a pasear, la familia lo toma como un lugar donde hacer un ritual para recordar al fallecido4.
Las notas de despedida pueden ser explicando el motivo del suicidio o pidiendo perdón a la familia, cuando se dan ayudan a la comprensión de los miembros de la familia del suicidio de su familiar. Pueden dar un sentido a la muerte y disminuir la incertidumbre de la familia de por qué lo ha hecho. Se escriben cartas en papel, mensajes por el móvil, grabaciones (Imagen 11)1, 22.
Imagen 11. Las familias tienen pensamientos rumuativos acerca de la causa de la muerte, las cartas de despedida ayudan a superar el duelo de los familiares28
Los miembros de la familia buscan continuamente una justificación del hecho, con frecuencia tienden a auto culparse por lo sucedido. Resulta difícil que se perdonen cuando realmente piensan de forma injustificada que los culpables han sido ellos. También resulta difícil que perdonen a la persona fallecida, ya que esto supondría aceptar la muerte y decisión de morir. Este perdón se facilita cuando hay un mensaje de despedida11, 29.
El impacto familiar de la muerte viene influido por el miembro de la familia que se ha suicidado y la relación con él, es decir del desarrollo evolutivo de la familia. Según la teoría de apego de Bowlby10, el nivel de intensidad de las relaciones varía con cada individuo, además cuanto mayor es la posibilidad de pérdida más intensas y variadas son las relaciones. Añade que un apego saludable ayuda a que el duelo sea más sano.
Pérdida de la pareja: Es diferente dependiendo del momento de la relación, si es en una fase inicial o en una fase de consolidación10.
Pérdida de un hijo adolescente: Son las muertes que más repercuten a nivel emocional de forma generalizada en todos los miembros de la familia, el proceso de duelo será más complicado. Incluso hay autores que definen este duelo como un duelo sin fin. En estos casos, los padres suelen cuestionarse sobre la comprensión y atención que han dado a su hijo y los hermanos sobre la relación que tenían entre ellos (Imagen 12)10.
Pérdida de uno de los padres provoca una conmoción familiar menor que la pérdida de un hijo, debido al momento vital en el que se encuentran, considerar el envejecimiento, la pérdida de capacidades o el no querer ser una carga son elementos comprensibles que facilitan el duelo4.
Imagen 12. La muerte de un hijo es la que tiene una mayor repercusión emocional para el resto de la familia30
Las necesidades de atención son diversas y dependen de varios factores. En países con bajos ingresos se encuentran con barreras para acceder a los profesionales de la salud mental. También hay que tener presente el estigma que supone la muerte de un familiar por suicidio y el acudir a los servicios de salud mental. Por ello, cada caso individual y se debe ofrecer una atención flexible e individualizada3,9. La atención profesional, por la necesidad de soporte emocional, sobre todo se requiere en el primer año de duelo, aunque hay casos que se alarga más de 3 años3, 31,32.
Las demandas de los familiares se pueden dividir en tres grupos:
Los objetivos en la intervención de las personas en duelo se centran en mejorar la calidad de vida del sufriente, disminuir el aislamiento social, aumentar la autoestima, disminuir el estrés y prevenir enfermedades mentales19.
Hay que tener en cuenta que el impacto de un fallecimiento en la familia crea mecanismos protectores que en el caso de muerte por suicidio son mecanismos disfuncionales en el proceso del duelo. Es decir el aislamiento social, la reagrupación familiar, diminución de la comunicación tanto dentro de la familia como con el entorno, dando lugar a la incomunicación y soledad (Imagen 13). La detección temprana de factores de riesgo para un afrontamiento del duelo des-adaptativo disminuirá la posibilidad de desarrollar complicaciones futuras como problemas físicos y psicológicos, además de reducir los costes sanitarios que la atención conlleva. Lo que se pretende es acortar los tiempos entre el acto y la intervención familiar4, 21.
Imagen 13. El suicidio de un miembro de la familia afecta al resto de familiares, tienden al aislamiento e incomunicación social33
En el siguiente cuadro podemos ver las diferencias entre un afrontamiento adaptativo y un afrontamiento des-adaptativo21.
AFRONTAMIENTO ADAPATIVO |
AFRONTAMIENTO DES-ADAPTATIVO |
Búsqueda de apoyo en su red social |
Aislamiento social |
Búsqueda de apoyo en los profesionales sanitarios |
Disminución de la comunicación intra y extra familiar |
Aceptación de la muerte por suicidio |
Sentimientos de culpabilidad |
Comunicación con otros supervivientes |
Sentimientos de desconfianza |
Asistencia a grupos de apoyo |
|
Tabla 4. Afrontamiento adaptativo y des-adaptativo. Fuente: Elaboración propia23
Tan pronto como sea posible se debe de atender a los miembros de la familia afectada de forma flexible y según sus demandas. Los profesionales tienen que ofrecer toda la información sobre recursos de ayuda y la posibilidad de un seguimiento a largo plazo9.
Se recomienda en un primer momento contextualizar la estrategia de intervención y considerar las necesidades y expectativas de las personas implicadas. Es aconsejable realizar una intervención familiar crear un espacio en el que puedan facilitar la comunicación, compartir emociones y sentimientos, contar historias y poder evitar los secretos entre los miembros4.
Se prioriza trabajar con tareas, ya no se tiene en cuenta las etapas del duelo ya que no necesariamente todo el mundo pasa por todas etapas. Se señalan una serie de tareas que se han observado que son útiles en el abordaje de estas familias y que facilitan el proceso de duelo. Destacamos4:
Las intervenciones en la familia se pueden realizar desde equipos de intervención en crisis, voluntariado, profesionales de enfermería de salud mental, psicólogos clínicos, equipo multidisciplinar9.
Tras las intervenciones se ha visto una mejoría en la sintomatología depresiva, manejo de ansiedad, factores psicológicos, reducción del distrés, evolución del duelo y satisfacción con la terapia9.
Debido a las consecuencias que supone la pérdida de un familiar por suicidio, varios psicólogos del siglo pasado, llevaron a cabo una evaluación e intervención después de un evento suicida para apoyar al entorno afectado y prevenir complicaciones como el suicidio. A esta intervención, Shneidam la llamó “Posvención”11. Consideraron que el entorno afectado depende del vínculo del fallecido con la otra persona, no tiene por qué ser únicamente miembro de la familia. Hay estudios que indican que un fallecimiento por suicidio afecta hasta a 135 personas, por lo que la Posvención es una prioridad de salud para la sociedad1, 9, 11.
Son intervenciones muy importantes que proporcionan apoyo en la situación del duelo y previenen el suicidio de otro miembro de la familia. Se recomienda que se haga desde la fase temprana del duelo9.
La intervención para niños en el proceso de duelo se recomienda mediante actividades grupales y de campamentos. Se trabaja la comprensión de la muerte, características del suicidio y del duelo, estrategas de afrontamiento, expresión y reconocimiento de emociones. Estas actividades disminuyen los síntomas de estrés postraumático, ansiedad, depresión y problemas conductuales11.
La intervención escolar cuando uno de los compañeros se ha suicidado se centra en el “couselling” al entorno más cercano, Posvención a todo el colegio, centrada en explicar qué es la muerte, el suicidio y el duelo y en favorecer la comunicación y la expresión de sentimientos. También se trabaja sobre la formación a los profesionales del colegio (Imagen 14)9,32.
Imagen 14. Trabajar el reconocimiento y expresión de las emociones en el colegio favorece el duelo de los más pequeños34
Los profesionales de la salud, y más específicamente los de la salud mental, se relacionan con pacientes con riesgo de suicidarse y con pacientes que han terminado haciéndolo. Este hecho es de gran impacto para los profesionales, sobre todo cuando hay un fuerte vínculo entre ambos, pudiendo llegar a un distrés grave. Se vive como un “fracaso” por no haberlo podido evitar, es cuando aparecen los sentimientos de culpabilidad9.
Los factores que se han asociado a una mayor aparición de distrés son cuestiones relacionadas con el plan terapéutico, posibles reacciones negativas por parte de otros compañeros o de las direcciones del centro, posibilidad de implicación legal9.
Los profesionales de la salud tienden a buscar apoyo en otros compañeros, a ampliar los conocimientos en este campo y a hacer una revisión del caso para poder mejorar el manejo del suicidio9.
La muerte de un familiar por suicidio afecta a la salud del resto de los miembros de la familia, es fundamental que los profesionales sanitarios conozcan las consecuencias que esto supone para poder abordarlas desde el primer momento tras el fallecimiento. Así como poder conocer los factores de riesgo y protección ante un duelo complicado. Se pretende prevenir complicaciones del proceso del duelo y mejorar la calidad de vida de la familia, por lo que el lugar en el que se trabajará será desde Atención Primaria. Pero debido a la complejidad de los casos y a la mayor demanda que requieren, se necesita de la supervisión o derivación a los especialistas de salud mental1, 11,21.
Cuando es uno de los padres los que se suicidan, a menudo, a los profesionales de la salud, les resulta difícil hablar con sus hijos jóvenes o adolescentes sobre el hecho, por miedo a usas palabras equivocadas, dañar más al joven o simplemente por la incomodidad que supone hablar de ese tema11.
En cuanto a la formación de los profesionales de enfermería para trabajar con familias en duelo por suicidio, se han hecho estudios que demuestran que a pesar de que el enfermero es quién pasa mayor tiempo con las familias, existe una brecha en la formación que reciben los estudiantes de enfermería en este ámbito3. Además hay pocos estudios sobre investigación con familiares después de un evento suicida, ya que al ser un hecho tan doloroso pocos quieren participar en investigaciones de este tipo11.
El primer apoyo que recibe la familia es del resto de familiares, de sus amigos y de la comunidad. Por ello, acudir a grupos de apoyo es otro recurso que ayuda en el duelo. En los grupos de apoyo el familiar puede expresar su experiencia, sus emociones y sentimientos, y a su vez escuchará las experiencias, dificultades y superación de otros familiares, podrá empatizar con ellos, sentirse apoyado y liberado y darse cuenta que no es el único que está pasando por un proceso así11, 31.
Hay familiares que optan por acudir a comunidades religiosas o realizan lecturas para buscar la fuerza, esperanza y apoyo, es un medio para afrontar situaciones dolorosas, además de recibir apoyo por el resto de la comunidad. Supone un factor protector para el riesgo de suicidio de otros miembros de la familia y facilita el proceso de afrontamiento del duelo10, 11, 35.
El apoyo de las familias no suele ser suficiente por lo que se requiere un seguimiento psicológico. Un tratamiento psicológico y multidisciplinar ofrece una atención integral orientado a la recuperación y ofrece una continuidad durante el duelo11. Las terapias tanto individuales, familiares y grupales, así como la combinación entre ellas, permiten afrontar de manera positiva el duelo10, 21. Los abordajes más empleados son el “couselling”, la Terapia Cognitivo Conductual y las terapias de tercera ola como la Mindfulness (Imagen 15). Hay estudios que demuestran que centrar la atención en el presente es un factor promotor de la salud mental, nos ayuda a estar centrados en el presente y disminuir los sentimientos de culpabilidad del pasado21.
Imagen 15. Las terapias de tercera ola como el Mindfulness están demostrando ser eficaces para tratar y prevenir problemas de salud mental36
Dependiendo de la evolución del duelo y de las consecuencias psicológicas que se desarrollen se precisa de tratamiento farmacológico, principalmente antidepresivos y ansiolíticos11, 21.
Los mitos son criterios equivocados que no se basan en ninguna realidad científica pero que los aceptamos como verdades absolutas. Son muchos los mitos que se escuchan sobre el suicidio y pueden hacer mucho daño a nivel emocional y psicológico a los familiares e incluso a los profesionales. A continuación muestro en una tabla los mitos más comunes y su desmitificación5.
MITO |
DEMITIFCACIÓN |
El suicidio es hereditario |
Hay familias en las que ha habido más de un suicidio, pero no hay estudios que avalen un determinismo genético. Sí hay estudios sobre predisposición a padecer una enfermedad mental y un mayor riesgo de suicidio en los familiares que se ha suicidado un miembro.
|
Ha sido muy valiente/ha sido muy cobarde |
El suicidio es una muerte muy juzgada y estigmatizada socialmente. Estos pensamientos repercuten negativamente en el resto de la familia. El suicidio no se debe juzgar, es una persona sin esperanza que no encuentra otra salida ante su malestar.
|
Sólo se suicidan personas con grandes problemas |
Se piensa que sólo se suicidan personas con problemas personales o económicos muy graves. Pero el suicidio es multicausal. El tener un bienestar económico o social no te exime de tener un sentimiento de soledad y sufrimiento.
|
Sólo se suicidan las personas con un trastorno mental |
El padecer una enfermedad mental es un factor de riesgo para el suicidio. Esto no quiere decir que todas las personas con un trastorno mental se suiciden ni que sólo se suiciden quienes padecen una enfermedad mental. Los familiares buscan una justificación al suicidio por lo que muchas veces recurren a que tenía un problema de salud mental. |
Yo podría haberlo evitado |
Los profesionales de la salud mental no siempre son capaces de detectar una idea suicida, por lo que para una persona sin conocimientos sobre el tema resulta mucho más complicado. Además el grado de ocultación dificulta la detección. Cuando la familia piensa que podría haber evitado el suicidio lo que sucede es que se incrementan los sentimientos de culpabilidad.
|
No volveré a reír ni a disfrutar de la vida |
Tras el suicidio de un ser querido se tarda tiempo en volver a sentirse bien, al principio se piensa que no se podrá seguir con la vida. Con la ayuda adecuada de los profesionales se aprende a enfrentar la realidad de una manera más adaptativa.
|
“Efecto contagio”: Hablar del suicidio incrementa el riesgo de suicidio |
Hay estudios que han demostrado que hablar del suicidio de una forma serie y correcta, es un factor que previene otras muertes por la misma causa ya que alienta a las personas a pedir ayuda (Imagen 16). Cuando se oculta para evitar que haya más casos se produce un efecto contrario, no hablar del suicidio hace que la sociedad no sea consciente de la gravedad del problema y no se pongan las soluciones adecuadas.
|
Tabla 5. Mitos sobre el suicidio. Fuente: Elaboración propia5
Imagen 16. Hablar del suicidio ayuda a prevenirlo37
La experiencia del duelo por la pérdida de un familiar por suicidio se ha evidenciado en los diferentes artículos analizados que es diferente a la pérdida por otra causa. El proceso de duelo por suicidio viene marcado por una reacción emocional aguda, física y psíquica para los familiares y allegados.
Strobe et al.11 Añade que el duelo por suicidio no sigue las mismas etapas que otros duelos. En un primer momento aparecen las emociones de shock, ira, incredulidad, tristeza, enfado…. Tras la primera etapa, aparecen los problemas físicos y psicológicos, da lugar a los pensamientos rumiativos centrados en dar una explicación a lo sucedido. Los familiares afectados tienden a rodearse de sus seres queridos, como es habitual en los rituales de duelo. La ayuda que pueden ofertar para afrontar la pérdida suele ser insuficiente, por lo que sobre todo el núcleo familiar más cercano solicita apoyo profesional. Los profesionales acompañan en el duelo, ayudan a la aceptación de la pérdida y a desarrollar estrategias para afrontar la pérdida y poder ir rehaciendo la nueva vida. Según avanza el duelo, se van corrigiendo los pensamientos erróneos sobre la búsqueda constante de una explicación o los sentimientos de culpa y vergüenza.1,5,11,22 Por último, coinciden todos los autores que se ha superado el duelo cuando se consigue aceptar la pérdida, se empieza a plantearse nuevos objetivos y se puede recordar al ser querido sin tanto dolor4.
El duelo es diferente en cada persona, dependerá del motivo de la pérdida, de la relación con el fallecido, de la madurez mental y capacidad de afrontamiento, de la posibilidad de recibir apoyo y la espiritualidad.1, 4, 21 Cepuliente et al.35 coincide con otros autores10, 11, que las comunidades religiosas son un lugar en el que las familias encuentran ayuda, esperanza y fuerza para superar el duelo. Otros de los recursos que ayudan a los familiares, además de la ayuda de los profesionales de la salud mental, son los grupos de ayuda mutua, donde pueden expresar sus sentimientos sin sentirse juzgados y pueden empatizar con el resto de miembros del grupo11, 31. Las terapias de tercera ola como Mindfulness según Alonso et.al17 ayuda a centrarse en el presente y a disminuir los pensamientos recurrentes en los que se intenta buscar una explicación al suicidio de su familiar.
Si la pérdida ha sido por suicidio, coinciden los autores que influirán el lugar en el que se ha quitado la vida y el método usado. Silva et al.3 diferencia entre si el suicidio ha sido dentro o fuera de casa y la violencia del método usado para terminar con la vida. Otros de los factores que influyen en la evolución del duelo son las cartas de despedida. Los mensajes de despedida ayudan a superar el duelo ya que la familia suele quedarse más tranquila al conocer el motivo de la muerte1, 11. También hay que tener en cuenta si la persona ya ha intentado en otras ocasiones quitarse la vida, ya que el impacto para los familiares es menor, varios autores señalan que incluso tras varios intentos y sufrimiento por parte de la familia, cuando se produce el suicidio la familia puede sentir alivio1, 5, 11, 22.
Según Baños et al.11 el afrontamiento de la pérdida dependerá de la edad del familiar. Los niños sí que se dan cuenta de que ha pasado algo grave pero no tienen la capacidad para comprender el hecho. Los familiares y en ocasiones los propios profesionales sanitarios o no tienen la capacidad de explicar a los menores lo sucedido o lo hacen para protegerles. Suelen manifestarlo con dificultades para dormir o para comer, con un bajo estado de ánimo y un menor rendimiento académico. En cambio, los adolescentes ya tienen capacidad para comprender el suicidio. Manifiestan su malestar de una manera más des-adaptativa en forma de autolesiones o ideación autolítica. Por último, los adultos, indica Baños et al.11 que la pérdida más traumática y la que más consecuencias va a tener es la pérdida de un hijo.
La pérdida de un ser querido por suicidio produce cambios individuales y en el funcionamiento familiar. Tiene consecuencias físicas, sobre todo en un primer momento, hay síntomas que se alargan en el tiempo10, 11; psicológicas, destacando el dolor emocional, ansiedad, problemas de sueño, depresión... Coinciden todos los autores en que el año posterior a la pérdida se incrementa el riesgo suicida de otro miembro de la familia10, 23, 25. Cambios en las relaciones intra y extra personales, marcado por el estigma, el sentimiento de culpabilidad, de ser juzgado y vergüenza1,10. También aparece un bajo rendimiento escolar y laboral1.
Los familiares que han perdido a un miembro por suicidio necesitan ayuda profesional para superar el duelo y poder hacer frente a la situación de una manera adaptativa. Hay poca bibliografía con familiares después de un suicidio. Los autores que han investigado en ello, destacan la importancia de acoger a la familia, escucharla y comprenderla. El objetivo es que puedan aceptar la pérdida y continuar con sus vidas1, 4. Según Antón et al.4 hay varias tareas que se ha demostrado que ayudan a cubrir las necesidades de los familiares que han perdido a un miembro por suicidio. Destaca ayudarles a comprender el acto, trabajar el sentido de culpa, fomentar la comunicación entre la familia y con las amistades; y como ya han dicho otros autores, permitir que expresen sus emociones y que se sientan escuchados. Siempre respetando los tiempos y rituales de la familia4.
Hay un estudio, como indica Dutra et al. en su investigación1, que el cambio de domicilio del resto de la familia ayuda a superar el duelo, ya que si el suicidio ha sido en el propio hogar, se relacionan con una dificultad de adaptación.
Como destaca la bibliografía, los profesionales de salud y más específicamente los de la salud mental, tienen un papel importante e influyente en la evolución del duelo de los familiares que han perdido a un ser querido por suicidio. También destacar la función preventiva de identificar, detectar y hacer un seguimiento a la población con riesgo de suicidio. Por ello, tienen la necesidad de una formación adecuada sobre los factores de riesgo del suicidio, conocimientos para la prevención del suicidio y para identificar a personas en riesgo. Es necesario que conozcan las diferencias entre un duelo normal y un duelo por suicidio para poder acompañar a las familias una vez que se ha producido la pérdida1, 11, 21.
Se han encontrado limitaciones en la búsqueda de los objetivos planteados ya que hay escasa bibliografía específica sobre el proceso de duelo de los supervivientes de suicidio. Por lo que surge la necesidad de seguir investigando en este ámbito tan complejo para mejorar la atención que se ofrece a los familiares de víctimas por suicidio.
El suicidio se considera actualmente un grave problema de salud pública. Por ello, es imprescindible desarrollar políticas nacionales y locales de prevención del suicidio, sensibilizar a la población y detectar de forma temprana la ideación autolítica para prevenir casos de suicidio.
-Identificar pacientes con riesgo suicida y poner en práctica estrategias de tratamiento e intervención es una tarea difícil a la vez que urgente. Las intervenciones posibles a este nivel incluyen el tratamiento farmacológico, la psicoterapia y mejora de los síntomas con apoyo psicosocial para el paciente, así como psicoeducación para la familia.
Los profesionales sanitarios tienen que tener conocimientos de las diferencias del duelo por suicidio respecto a otras causas, conocer las consecuencias que conlleva afrontar la pérdida de un ser querido por suicidio y de las necesidades de atención de los afectados para poder ofrecer una asistencia de calidad durante el duelo.
Los esfuerzos de la sanidad pública por formar a los médicos, enfermeros, trabajadores sociales y a la población en general en el manejo de la depresión y la prevención del suicidio también pueden contribuir a una identificación más eficaz de los individuos con riesgo, así como a una intervención más oportuna y eficaz.
Continuar con investigaciones centradas en la evolución del duelo de las familias tras la muerte por suicidio ya actualmente apenas existe bibliografía sobre ello. Investigar en este campo favorecerá en la atención que se ofrezca a las familias y en la evolución del duelo de las mismas.