Fundamento: La compasión está emergiendo como un constructo con influencia clave en la humanización de la medicina. Ya que es en la universidad donde se inicia la formación de los futuros médicos, es en ella donde se deberían transmitir los valores, educar para el desarrollo de las competencias transversales y de las actitudes deseables del profesionalismo médico. Sin embargo, la capacitación técnica no deja mucho espacio a la capacitación humanística, y poco se habla, en la Universidad, de la compasión y de sus beneficios, y de la necesidad de aprender a gestionar la angustia empática.
Método: Se realizó una revisión narrativa de revisiones sistemáticas sobre las intervenciones educativas para mejorar la compasión y/o la empatía en estudiantes de medicina, con el propósito de aglutinar las recomendaciones de los autores.
Resultados: Existe una dificultad en diferenciar y evaluar la compasión versus la empatía. Se constata una heterogeneidad de las intervenciones, una corta duración y falta de evaluación a largo plazo y de su impacto en la actividad práctica y en los resultados en los pacientes. Breves intervenciones educativas tuvieron un impacto positivo en estos constructos. Conclusión: Una formación continuada de calidad para el desarrollo de la compasión en las facultades de medicina podría comportar grandes beneficios tanto para los pacientes, los profesionales de la salud del futuro y las organizaciones sanitarias. Diferenciar la compasión de la empatía ayudaría a realizar un enfoque más efectivo de las intervenciones educativas a fin de humanizar la medicina y de mitigar el desgaste profesional.
Palabras clave: Compasión, empatía, estudiantes de medicina, educación médica, humanización de la medicina
Rationale: Compassion is emerging as a key influence construct in the humanization of medicine. Since it is at university that the training of future doctors begins, it is there that values should be transmitted, and education for the development of transversal competences and desirable attitudes to medical professionalism. However, technical training does not leave much room for humanistic training, and little is said in the university about compassion and its benefits, and the need to learn how to manage empathic distress.
Method: A narrative review of systematic reviews on educational interventions to improve compassion and/or empathy in medical students was conducted, with the purpose of collating the authors recommendations.
Results: There is a difficulty in differentiating and evaluating compassion versus empathy. There is heterogeneity in the interventions, short duration and lack of long-term evaluation and their impact on practice and patient outcomes. Brief educational interventions had a positive impact on these constructs. Conclusion: Quality continuing education for compassion development in medical schools could bring great benefits to patients, future health professionals and healthcare organizations. Differentiating compassion from empathy would help to make educational interventions more effective in order to humanize medicine and mitigate occupational attrition.
Keywords: Compassion, empathy, medical students, medical education, humanization of medicine.
Cuando el estudiante o la estudiante de medicina finalice sus estudios, como acto simbólico, jurará su compromiso con el paradigma de la ética profesional, mediante el Juramento Hipocrático1 .
Citando a Diego Gracia2, el Juramento Hipocrático es el paradigma de la excelencia médica y en él se hallan formulados los principios éticos inmutables de la ética profesional de todos los tiempos, principios éticos que guiarán al médico durante el ejercicio de su profesión3. Si nos vamos a adherir a este compromiso, si vamos a prometer solemnemente dedicar nuestra vida al servicio de la humanidad, deberemos ser personas y profesionales virtuosos, humanistas, con actitud moral de entrega al servicio sanitario y a sus valores, y con el compromiso de cuidarnos a nosotros mismos para poder brindar servicios de calidad4, y garantizar la justicia, la equidad y la dignidad de nuestros futuros pacientes.
Todo y que ha pasado mucho tiempo desde que se redactó el Juramento Hipocrático que se atribuye al médico griego Hipócrates3 (aprox. 460aC) y que se ha adaptado, revisado y enmendado por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial varias veces desde el año 1948 hasta el 20171, continúa conservando vigencia en un punto fundamental: la búsqueda de la excelencia2, que es lo que se espera del profesional. Si bien esta visión humanista de la medicina está presente desde la época clásica, varios factores pueden, actualmente, haber deshumanizado la medicina en detrimento de una relación médico-paciente efectiva5-8. La inclusión de tecnologías basadas en la inteligencia artificial, la especialización médica5,6,8, la falta de tiempo, la burocratización, los intereses económicos, la exigencia del paciente, el estrés sostenido de forma crónica de los estudiantes y los profesionales de la salud5-7, etc. son generadores de insatisfacción, tanto en el usuario como en los profesionales de la salud, pudiendo influir en que los pacientes reciban una atención deficiente9-11. Según afirman Rueda et al.4 (2018), la profesión médica hoy se apoya en la tecnología, y es ahora cuando cobra importancia el retorno a una formación en humanidades que se articule fuertemente con la bioética, para cruzar la brecha entre conocer sobre una enfermedad del paciente y comprender qué es lo que realmente pasa.
“La humanización debe ser el pilar sobre el cual se sostiene todo el currículo, articulando e integrando simultáneamente contenidos, habilidades y actitudes. En tal sentido, la enseñanza a través del ejemplo… y el fortalecimiento de valores… contribuyen fuertemente en la formación de los futuros médicos y favorecen procesos de humanización docente-alumno y, posteriormente, médico-paciente” 4.
La compasión adquiere, en este deseado paradigma humanístico, un papel clave. Según Bedregal et al.6 (2020), la compasión humaniza la atención en salud centrándola en la persona, y afirman que, para desarrollar esta actitud compasiva, se precisa formación, entrenamiento y continuar investigando al respecto.
Desde la necesidad percibida de una formación universitaria humanista en valores y actitudes compasivas que promovieran esta excelencia profesional, se realizó una revisión narrativa de las intervenciones y los programas formativos centrados en fortalecer la compasión, realizados en las facultades de medicina, a nivel internacional. Muchos de estos estudios realizados estaban centrados tanto en el desarrollo de la compasión como de la empatía de los estudiantes, sin que quedara clara la distinción entre estos constructos, por lo que se decidió previamente clarificar su definición.
Contrariamente a lo que transmiten ciertas creencias culturales, que le otorgan una connotación de relación desde la superioridad12, la compasión no es un sentir lástima por el otro, ni un sufrir con, sino un sentir por. La Real Academia de la lengua española13, definió compasión como "Sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de otro", definición que podría justificar esta confusión, mientras que el Oxford English Dictionary14, la definió como "Sufrir con”. Pérez-Bret et al.12 (2016), tras una revisión sistemática sobre la definición de compasión en el cuidado de la salud, definieron la compasión como "la sensibilidad que se muestra para comprender el sufrimiento de otra persona, combinada con la voluntad de ayudar y promover el bienestar de esa persona, para encontrar una solución a su situación” 12, originándose como una respuesta empática al sufrimiento. Concluyeron que debería ser un deber en el trabajo diario de los profesionales de la salud. Strauss et al.15 (2016) tras una revisión de las conceptualizaciones existentes, propusieron que “la compasión consta de cinco elementos: reconocer el sufrimiento, comprender la universalidad del sufrimiento humano, sentir por la persona que sufre, tolerar sentimientos incómodos y motivación para actuar para aliviar el sufrimiento” 15. La compasión se considera proactiva y que requiere coraje y fortaleza interior6, ya que impulsa a actuar en favor del que sufre. Según Amutio et al.16 (2018), una atención compasiva y centrada en el paciente conduciría a mejores resultados clínicos, mejoraría el resultado de los tratamientos, y el incremento de la satisfacción de los pacientes. Así mismo, tratarse a uno mismo con compasión promovería el bienestar individual, mejorando la salud mental y previniendo la fatiga profesional6,15.
La empatía fue definida por la Real Academia Española17 como "Sentimiento de identificación con algo o alguien" y "Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos". En un intento de clarificar el concepto de empatía Muñoz Zapata y Chaves18 (2013), sugirieron que "es posible afirmar que la empatía es una respuesta emocional a situaciones contingentes de los otros, así como una predisposición a actuar de una manera determinada ante situaciones emotivas vividas por otros y, en esa medida, es susceptible de ser aprendida y enseñada. Por tanto, incluye componentes afectivos o emocionales y cognitivos" 18, como expone el modelo integrador de Davis (1980) (Fig.2). Los autores afirmaron que “el componente de la empatía es un sentimiento compartido frente a la experiencia emocional de otra persona, que puede llevar a sentimientos y conductas positivas, como la compasión, o negativas como la angustia y la aversión”18.
Zhou et al.19 (2021) sugirieron que, tras los hallazgos de la revisión sistemática de los enfoques para la enseñanza y evaluación de la empatía en la medicina, “la empatía puede describirse como un reconocimiento por parte del médico y una respuesta cognitiva, afectiva y conductual autorregulada a la angustia de un paciente, familiar, cuidador y/o profesional de la salud. Esta respuesta no combina ni confunde la angustia del paciente, familiar, cuidador y/o profesional de la salud con las propias experiencias y situaciones del médico”19. Según Bermejo20 (2011) empatía “es la capacidad de ser sensible, comprender, darse cuenta de los sentimientos, pensamientos, experiencias y significados de otra persona, sin que estos sentimientos, pensamientos, experiencias hayan sido necesariamente comunicados de una manera subjetiva y explícita” 20. El autor describía la necesidad de manejar la propia vulnerabilidad, el impacto que la experiencia ajena tiene en sí, y restablecer la distancia emocional necesaria para no identificarse emocionalmente y manejar la fatiga por compasión y prevenir el burnout.
Ashar et al.21 (2017) en un estudio realizado por con marcadores cerebrales y resonancia magnética funcional, identificaron distintos sistemas cerebrales a gran escala relacionados con la compasión, y la angustia empática:
Los autores refirieron que la compasión podía contrarrestar las emociones negativas provocadas al experimentar el sufrimiento de los demás, actuando, así, como una estrategia de regulación de las emociones
Decety22 (2020) sugirió que será la actitud benévola o compasiva la que aportará calidad a la relación médico-paciente, más que la empatía. Concluyó afirmando que “los pacientes esperan que su médico sea humano, cálido, afectuoso, comunicativo y comprensivo, y esto es lo que se ha de cultivar en la educación médica, en lugar de imaginar lo que siente el paciente y compartir sus emociones, a riesgo de su propio sufrimiento, y de favorecer la fatiga por compasión y el burnout”22.
Tras la lectura de diferentes estudios sobre las intervenciones educativas dirigidas a aumentar el enfoque humanístico en el modelo biopsicosocial de la enfermedad y del paciente, se evidenció que la distinción entre las variables compasión y empatía era vaga. Por ello, se realizó una revisión de los estudios sobre las intervenciones educativas a nivel internacional para mejorar tanto la compasión como la empatía de los estudiantes de medicina, a fin de aglutinar las recomendaciones de los autores y reflexionar sobre la relevancia de este enfoque humanístico en la Universidad. En PubMed23, se realizó una búsqueda utilizando los filtros: Revisión sistemática, Texto completo libre, y en los últimos 5 años. Los descriptores fueron: “Empathy AND Compassion AND medical students”. Se encontraron 19 resultados de los que se seleccionaron 9. Además, se revisaron las listas de referencia de los artículos revisados.
Se presentan los resultados de la revisión en las siguientes tablas (Tabla 1 y Tabla 2)
A partir de la revisión bibliográfica realizada, se concluyó que había un consenso en que la formación humanística requería ser más relevante y tener más presencia en las facultades de medicina. Se recomendaron realizar intervenciones transversales y sostenidas en el tiempo, y con diferentes estrategias didácticas para conseguir avanzar hacia el paradigma de la medicina centrada en la persona, como la inclusión de intervenciones en las que participara el paciente, la colaboración y mentoría de los docentes, y personalizar las enseñanzas, teniendo en cuenta las características de cada alumno.
Se evidenció la heterogeneidad y la corta duración, en general, de las intervenciones educativas realizadas, la falta de transversalidad a la hora de incidir en estas materias, la falta de evaluación a largo plazo, y la necesidad de instrumentos de medición que distinguieran claramente la actitud compasiva y las diferentes dimensiones de la empatía, pues en la bibliografía revisada se utilizaban test psicométricos que no hacían distinción entre los dos constructos (IRI, JSE).
La capacitación humanística no debería estar reñida con la capacitación técnica, no debería ser infravalorada, y no debería asumirse que el crecimiento personal de los profesionales no precisa recursos educativos para desarrollarse. Es preciso continuar la investigación sobre las actuaciones que pueden tener un impacto en aumentar la compasión y gestionar la angustia empática que puede resultar de acompañar en el sufrimiento a los demás. Esta preparación humanística podría, en un futuro, revertir en una mejor calidad asistencial, una mejor gestión de los recursos, una mejora del bienestar y satisfacción del paciente, en mejores resultados clínicos, y en una disminución de la fatiga del profesional.
Tabla 1. Revisiones sistemáticas consultadas.
Tabla 2. Ejemplos de intervenciones formativas.
Figura 1. Juramento Hipocrático: El Compromiso del Médico. Asociación médica Mundial, 2017.
Figura 2. Modelo esquemático de los componentes de la empatía.