María Isabel Pubill Martínez
Diplomada en Enfermería. Barcelona
Introducción
1.1. Definición de conceptos
El alcohol, es una sustancia psicoactiva con propiedades causantes de dependencia, que se ha utilizado ampliamente en muchas culturas durante siglos. El consumo nocivo de alcohol2 conlleva una pesada carga social y económica para las sociedades.
Se calcula que el uso nocivo del alcohol causa cada año 2,5 millones de muertes a nivel mundial, y una proporción considerable de ellas corresponde a personas jóvenes. El consumo de bebidas alcohólicas ocupa el tercer lugar entre los principales factores de riesgo de mala salud en el mundo. Una gran variedad de problemas relacionados con el alcohol pueden tener repercusiones devastadoras en las personas y sus familias; además, pueden afectar gravemente a la vida comunitaria.
El alcohol afecta a las personas y las sociedades de diferentes maneras, y sus efectos están determinados por el volumen de alcohol consumido, los hábitos de consumo y, en raras ocasiones, la calidad del alcohol.
El consumo de riesgo es un patrón de consumo de alcohol que aumenta el riesgo de consecuencias adversas para la salud si el hábito del consumo persiste. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo describe como el consumo regular de 20 a 40 g diarios de alcohol en mujeres y de 40 a 60 g diarios en varones.
En 2012, unos 3,3 millones de defunciones, o sea el 5,9% del total mundial, fueron atribuibles al consumo de alcohol.
El consumo de alcohol provoca defunción y discapacidad a una edad relativamente temprana. En el grupo de edad comprendido entre los 20 a 39 años, un 25% de las defunciones son atribuibles al consumo de alcohol.
En lo que respecta a la mortalidad y la morbilidad, así como a los niveles y hábitos de consumo de alcohol, existen diferencias entre los sexos. El porcentaje de defunciones atribuibles al consumo de alcohol entre los hombres asciende al 7,6% de todas las defunciones, comparado con el 4% entre las mujeres.
En 2010, el consumo total de alcohol per cápita en todo el mundo registró un promedio de 21,2 litros de alcohol puro entre los hombres, y 8,9 litros entre las mujeres.
En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución en la que hace suya la estrategia mundial para el uso nocivo del alcohol[1] y por la que insta a los países a que fortalezcan las respuestas nacionales a los problemas de salud pública causados por dicho uso.
1.2. Definición de conceptos.
1.2.1. Abuso de alcohol: Es un patrón de consumo dañino para sí mismo o para otros.
Las siguientes situaciones serían indicadores de abuso de alcohol si ocurrieran repetidamente en un período de tiempo de 12 meses:
1.2.2. El alcoholismo o la dependencia al alcohol: Es una enfermedad crónica que dura toda la vida y puede ser progresiva, por tanto, una amenaza para su vida. El alcoholismo está centralizado en el cerebro. Los efectos del alcohol sobre el cerebro a corto plazo son los que causan que alguien se sienta eufórico, relajado o adormecido después de beber.
En algunas personas, los efectos del alcohol a largo plazo pueden cambiar la forma en que el cerebro reacciona al alcohol, a tal punto que el impulso por beber puede ser tan poderoso como la necesidad de comer. Tanto la genética como el ambiente que rodea a una persona inciden en el riesgo de alcoholismo. Las siguientes son algunas de las características típicas del alcoholismo:
Deseo: necesidad fuerte, o urgencia, por beber.
Pérdida de control: no poder dejar de beber una vez que se ha comenzado.
Dependencia física: síntomas de reajuste, tales como descompostura de estómago, sudor, tembleques y ansiedad, tras haber dejado la bebida después de un período en el cual se ha bebido en exceso.
Tolerancia: la necesidad de beber mayor cantidad de alcohol para sentirse “eufórico”.
Justificación
Con este trabajo intento demostrar que culturalmente siempre se ha creído que eran los hombres los que tenían problemas con el alcohol, pero no es así, son muchas las mujeres que “mal viven” en silencio y beben a escondidas, por miedo a ser rechazadas y etiquetadas por una sociedad injusta que las discrimina.
La mujer bebe por problemas psicológicos, por el sentimiento de soledad, por no sentirse realizada, por frustraciones, por problemas que es incapaz de superar, por sentimientos de inferioridad; y el momento en el que, normalmente, inicia el consumo abusivo de alcohol, es después de llevar varios años casada motivado por conflictos de pareja y/o por la responsabilidad de ser madre y compatibilizar la vida familiar con la vida laboral.
2.1 Motivos o causas de por qué beben las mujeres
Las causas que originan la enfermedad alcohólica en la mujer son de diversas clases, aunque hay que diferenciar entre la mujer alcohólica que hoy tiene 30, 40 o 50 años y las jóvenes adolescentes o de 20 años que tienen problemas con el alcohol. Éstas últimas están adoptando el mismo patrón de bebida que tienen los varones, es decir, beben grandes cantidades de alcohol, los jueves, viernes y fines de semana, “porque esa es la moda“, hay que “coger el puntillo“ porque “si no, no se está en la onda“; además, el alcohol que beben es de alta graduación y no sólo consumen alcohol, sino que, muchas veces, lo ingieren con otro tipo de sustancias tóxicas como cocaína, porros, drogas de síntesis. Estas mujeres beben por ir en sintonía con las pautas de consumo que marca la sociedad y no suelen beber porque tengan problemas que no saben afrontar, es decir que beben porque “es lo que se lleva”.
Sin embargo los motivos que llevan a beber en exceso a las mujeres alcohólicas de entre 30 a 50 años, son bien distintos: suelen comenzar a beber por problemas, sobretodo, de índole familiar que no saben resolver, normalmente, después de contraer matrimonio y, lo más peligroso, que caracteriza a este grupo de mujeres es que beben a escondidas, lo que las hace beber grandes cantidades en un momento concreto porque no saben cuándo van a tener otra situación en la que se encuentren solas para tomar alcohol. Por regla general, la mayoría de estas mujeres alcohólicas beben sin compañía, en su propia casa, todo ello suele estar motivado, en la mayoría de las ocasiones, por sentimientos de culpabilidad o vergüenza que se producen tras la ingesta de alcohol por la dejadez hacia sus hijos, su descuido personal, laboral; todo esto les hace entrar en un círculo vicioso del que no pueden salir, porque esta situación se va agravando con el paso del tiempo si no se le pone remedio.
El consumo de alcohol de estas mujeres de entre 30 a 50 años, comienza a escondidas de la familia, hasta que un día un familiar directo, marido, pareja, hijos, hermanos…, encuentran un gran número de botellas, de cartones, vacíos o llenos, en lugares un tanto raros e insólitos como armarios, cajones, cisternas, donde los tienen guardados y que están escondidos para que nadie los vea; es en este momento cuando estos familiares comienzan a estar pendientes y a observar a esa mujer que, probablemente, desde hace ya tiempo notan rara, extraña y que no saben qué le pasa o si lo sospechan sienten temor a plantearlo por miedo a la reacción que pueda tener esta mujer enferma. A partir de ahora, esta mujer, lo más probable, si la han sorprendido por primera vez, es que niegue que esas botellas sean suyas, e inicia una batalla donde, por nada del mundo la pueden volver a sorprender otra vez, esta actitud le lleva a seguir bebiendo a escondidas y grandes cantidades de alcohol cuando se encuentre sola.
Otro motivo de por que beben las mujeres, es porque los hábitos de las mujeres se masculinizan para poder competir por igual en el mundo laboral y en la sociedad en general. Por otra parte, estas mujeres suelen tener una vida social más activa y suelen trabajar en ámbitos donde sigue predominando la presencia masculina, con una cultura del alcohol más implantada.
Las tasas de alcoholismo entre las personas, sobre todo mujeres, con títulos universitarios duplican a las que presenta el resto de población con estudios secundarios o elementales. Este cambio de tendencia en los hábitos alcohólicos, tradicionalmente más asentados en las clases bajas que en las altas, en la actualidad se ha podido reconocer, porque estas últimas, son las que más admiten tener un problema con la bebida.
Hay estudios que demuestran que las niñas que durante su paso por el colegio tuvieron unas notas finales superiores a la media de sus compañeros fueron durante la edad adulta 2,1 veces más propensas a beber alcohol a diario. Unos datos que han animado a los investigadores a establecer una fórmula predictiva de la tendencia al alcoholismo en niños de 5 a 10 años, en base a sus notas escolares. En el caso de los hombres esta correlación desciende hasta 1,9 puntos. También se observa en dicho estudio que las mujeres con estudios superiores tienden a tener hijos más tarde, por lo que al aplazar sus responsabilidades maternas prolongan al mismo tiempo sus hábitos de consumo alcohólico. Los datos demuestran que las mujeres con licenciaturas universitarias son hasta un 71% más propensas a beber alcohol de forma diaria que las mujeres sin estudios. Estas diferencias se elevan hasta el 86% si se toman como referencia las mujeres que cursaron las carreras más exigentes, como las ingenierías superiores.
Otra de las cusas detectadas del por qué la mujeres beben va relacionada con la depresión posparto, que cada vez afecta a un mayor número de madres. El trabajo y la maternidad se convierten en un gran dilema, principalmente entre aquellas mujeres que han tenido que luchar mucho por su puesto laboral. La maternidad es una situación completamente nueva que puede poner en peligro a la pareja.
Esta situación se une al hecho de que algunos bebés nacen con necesidades especiales, ya sea como consecuencia del parto, de algún trastorno, o con una hiperexcitabilidad emocional que les hace difícil de calmar o muy demandantes, lo cual puede ser muy agotador. Una vez más, el alcohol es una recurrente, a la par que peligrosa, válvula de escape, que sustituye la carencia de apoyo emocional de la pareja, familia y amigos.
2.2. Efectos adversos del alcohol en el organismo.
Esta forma de beber produce una mayor afectación de los órganos internos que tienen que soportar grandes ingestas de alcohol. La metabolización del alcohol en el hombre y en la mujer es diferente, porque la mujer tolera el alcohol peor que el hombre, ya que lo metaboliza mal debido a la enzima alcohol deshidrogenasa, principal enzima del metabolismo del alcohol, que se encuentra en la mucosa gástrica y que no funciona de igual forma que en el hombre y hace que el alcohol pase de forma más pura a la sangre; por otra parte, el cuerpo de la mujer se caracteriza por tener más tejido graso, lo que produce un mayor efecto del alcohol; además, las mujeres poseen menos proporción de agua en su organismo que los hombres, todo esto hace que la concentración de alcohol en sangre sea más alta en la mujer, aunque beban la misma cantidad de alcohol que el hombre. Esto explica el hecho de que un hombre y una mujer con el mismo peso y la misma edad que tomen, el mismo tipo y la misma cantidad de alcohol, tenga un efecto más rápido y más intenso en la mujer que en el hombre, llegándose a producir una mayor degeneración física en la mujer que en el hombre y es que con cantidades menores de alcohol y un período más corto de ingesta abundante, se producen más complicaciones orgánicas en la mujer, como:
Hipertensión, pérdida del apetito, deficiencia vitamínica, mala digestión de alimentos, gastritis, úlcera gastroduodenal, problemas de piel, impotencia sexual, obesidad, anemia, cirrosis, pancreatitis, cáncer de labio, de boca, de laringe, de esófago, de hígado, enfermedades cardíacas y trastornos psicológicos como problemas del sistema nervioso central, pérdida de memoria deterioro de la personalidad, baja autoestima, infravaloración, depresión y tolerancia, y dependencia física, expresada en: ansiedad, temblor, insomnio, taquicardia, hipertensión, y que puede desembocar en un delirium tremens si no se trata adecuadamente.
Estudios basados en imágenes de resonancias magnéticas han demostrado que el consumo excesivo de alcohol encoge el cerebro, sobre todo la materia blanca, y aumenta el fluido cerebroespinal en él. Hace dos años se pudo constatar que en el caso de las mujeres pasa algo similar, pero que las mujeres perdían un 11% de materia gris, frente al 5,6% que pierden los hombres.
2.3 Efectos adversos del alcohol en la mujer embarazada.
Es importante destacar que una mujer alcohólica que sigue bebiendo durante el embarazo tiene el riesgo de que el feto padezca el síndrome alcohólico fetal (SAF) con consecuencias irreversibles.
Se ha podido comprobar que este síndrome no sólo aparece en hijos/as de mujeres alcohólicas, sino que puede aparecer en los/as hijos/as de mujeres que no sean alcohólicas, pero que sí han bebido durante el embarazo. De esta forma se pone de manifiesto que el alcohol interfiere negativamente en el desarrollo intrauterino de ese bebé que se está formando para nacer.
Aunque este dato es bastante sorprendente y no se conocen estos riesgos, sí es conveniente concienciar a cualquier mujer que se vaya a quedar embarazada que no tome, absolutamente, nada de alcohol.
Las mujeres que beben alcohol durante el embarazo tienen una alta probabilidad de que sus hijos/as nazcan con malformaciones físicas, retraso mental, labio leporino, alteraciones en el cráneo, en la cara, etc.
Las lesiones que produce el alcohol durante el embarazo son mayores que las lesiones que produce el consumo de heroína, cocaína o marihuana.
Las lesiones físicas y psicológicas que se producen en el feto son irreversibles y le van a acompañar durante toda su vida.
Características físicas de los/as niños/as con SAF:
Características psicológicas de los/as niños/as con SAF.
Existe otro trastorno relacionado con el consumo de alcohol durante el embarazo llamado trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol y lo padecen los/as niños/as que presentan sólo alteraciones emocionales y de conducta y no padecen ninguna alteración física. Estos problemas se agravan en la adolescencia, llegando, incluso a aparecer trastornos mentales cuando son adultos.
Resultados
Entre las personas que han recibido tratamiento del alcoholismo, aproximadamente el 70% refieren una reducción del número de días de consumo de alcohol y una mejoría de su salud a los 6 meses. La mayoría tienen por lo menos un episodio de recaída durante el primer año de tratamiento, sin embargo beben con menor frecuencia y toman una menor cantidad de alcohol que antes del inicio del tratamiento, pasando a estar abstinentes en el 70% al 90% de los días y presentando consumo excesivo de alcohol sólo en el 5% al 10% de los días, cosa que solía ocurrir en la mayoría de los días antes del inicio del tratamiento.
El tratamiento del alcoholismo mejora el funcionamiento de la familia, la satisfacción de la pareja y la patología psiquiátrica, si la hay.
Las evidencias parecen sugerir que los profesionales de atención primaria deberían realizar una intervención mínima y brindar consejo a pacientes varones cuyo puntaje de AUDIT sea de entre 8 y 15, o cuyo consumo de alcohol sea de 280g o más por semana, y a aquellas pacientes cuyo puntaje del AUDIT sea de entre 8 y 15, o cuyo consumo semanal sea igual o superior a 140g. Estos puntos de corte deben ajustarse, dependiendo de los criterios y evaluaciones específicos de cada país. Una puntuación AUDIT de entre 8 y 15 indica, en general, la presencia de un consumo de riesgo, aunque puede llegar a incluir pacientes cuyo consumo sea perjudicial o que sean dependientes.
El marco en el que se desarrollan las intervenciones breves puede incluir:
Las terapias o intervenciones breves deben ofrecerse a los pacientes varones cuyo puntaje de AUDIT sea entre 16 y 19 o cuyo consumo de alcohol sea de 350 g o superior por semana, y a las pacientes con un resultado del AUDIT de entre 16 y 19 o cuyo consumo de alcohol sea igual o superior a 210 g por semana. Estos valores de corte deberán ser ajustados a los patrones de consumo de cada país. Aunque algunos pacientes con puntaje del AUDIT de entre 16 y 19 pueden ser considerados dependientes, también pueden recibir los beneficios de las terapias breves.
La estructura para una intervención breve puede incluir:
Las intervenciones breves son eficaces en centros de atención primaria de la salud para reducir los problemas de consumo de alcohol entre bebedores de riesgo, pero no dependientes.
Uno de cada 8 pacientes tratados se benefician con este tipo de intervenciones. No hay evidencias que sugieran un efecto dosis-respuesta y nada indica que las intervenciones más extensas resultan más eficaces que los tratamientos breves.
Ciertamente, el efecto se mantiene por lo menos durante un año e incluso puede perdurar hasta cuatro años. Las intervenciones breves parecen ser igual de efectivas en varones y mujeres así como en jóvenes. Parecen ser más eficaces cuando se trata de situaciones menos problemáticas. Las evidencias actuales sugieren que este tipo de intervenciones son de poca efectividad durante el embarazo.
No existen evidencias disponibles que sugieran que este tipo de intervenciones tiene efectos adversos, tales como incomodidad o insatisfacción entre los pacientes.
Discusión
Respecto a la prevención del alcoholismo, habitualmente se utiliza la educación en las escuelas y las campañas de información pública. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que dichas medidas preventivas de educación e información son poco eficaces para prevenir el daño asociado al consumo excesivo de alcohol.
El Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud incluye una serie de perfiles por país en lo que respecta al consumo de alcohol en los 194 Estados Miembros de la OMS, las repercusiones en la salud pública y las respuestas de política. Este informe insiste en la necesidad de que los propios países adopten medidas, tales como:
El informe destaca así mismo la necesidad de que las comunidades se impliquen en la reducción del uso nocivo del alcohol.
En cuanto a cómo tratar la dependencia al alcohol hay que decir que cuando se ha abusado del alcohol, siempre quedan alteraciones fisiológicas y de conducta que se mantienen en el individuo y no se puede afirmar con rotundidad que SÍ hay curación, pero con una terapia adecuada, las personas afectadas pueden aprender a vivir sin el alcohol de forma equilibrada y saludable. Como se trata de un cambio de conducta del hábito de dependencia, hace falta tratamiento psicológico que permita volver al autocontrol.
Reducir el consumo de alcohol o evitarlo por completo aporta beneficios a la salud. Todos los riesgos agudos se pueden revertir si se elimina el consumo de alcohol. Aún en el marco de enfermedades crónicas, como la cirrosis hepática y la depresión, la reducción o la suspensión del consumo de alcohol se ve asociada a una rápida mejoría de la salud.
Por consiguiente, suspender el alcohol muchas veces reduce pero no elimina completamente el riesgo. Por otra parte, existen indicios de que una reducción del consumo de alcohol en la población está asociada a una disminución razonablemente rápida de enfermedades crónicas, como muertes por cirrosis hepática.
La terapia familiar es una alternativa válida y efectiva como abordaje terapéutico para la rehabilitación del alcohólico y su familia.
Hay que destacar que, la mujer no reconoce su problema con el alcohol hasta que llega un momento en su vida en el cual “toca fondo“, es decir, un día suceden cosas o situaciones, verdaderamente peligrosas que atentan contra su vida o contra la de alguien muy querido o cercano, como puede ser un hijo, que le hace ver su situación de otra manera y le hace plantearse que su excesivo consumo de alcohol le está originando muchos problemas. Después vendrá el reconocimiento de padecer la enfermedad, es decir, reconocer que padece alcoholismo.
Las particularidades del alcoholismo femenino hacen que el tratamiento que estas mujeres deben recibir sea diferente al que recibe el hombre alcohólico.
La primera consideración importante que hay que destacar y que la diferencian del hombre es que las mujeres que acuden a tratamiento llegan solas, ya sea a terapia individual o de grupo, sus familiares más directos no suelen acompañarlas; además, la adherencia al tratamiento es baja, porque se producen muchos abandonos terapéuticos, muchas veces porque no existe “algo” o “alguien” que les motive para mantenerse en tratamiento, cosa que no sucede cuando el hombre acude a terapia.
Cabe destacar también que, la mujer enferma alcohólica, es muy difícil que acuda a solicitar ayuda por miedo “al qué dirán“, a ser etiquetadas y suele ponerse en tratamiento 10 años después de que aparezca la enfermedad, si la comparamos con el momento en que llega el hombre, de ahí que el deterioro físico y psicológico de la mujer suponga un peor pronóstico. Una mujer debe reconocer que cuando surgen problemas relacionados con su consumo excesivo de alcohol, ahí, ya es posible que exista una dependencia del alcohol y, por tanto, la enfermedad del alcoholismo; me refiero a ese “sin vivir” que tiene esta mujer por el deseo imperioso de quedarse sola para beber. Esa dejadez de su apariencia física, de las tareas laborales, educativas, de la casa, de relación con los demás debe hacer pensar un poco sobre el problema que parece existir ya.
Conclusión
Las medidas preventivas que han demostrado tener una mayor eficacia son:
La posibilidad de que un paciente alcohólico pueda retornar a un consumo controlado, tras haber efectuado un tratamiento del alcoholismo, depende sobretodo de la gravedad de su dependencia. Sin embargo, la abstención continuada de alcohol es el objetivo óptimo y el que consigue el mejor funcionamiento global a largo plazo.
Bibliografía
[1] La estrategia mundial se refiere sólo a los efectos del consumo de alcohol sobre la salud pública, sin perjuicio alguno para las creencias religiosas y las normas culturales. El concepto de “uso nocivo del alcohol” en ese contexto es diferente del de “uso nocivo del alcohol” como categoría de diagnóstico en la Clasificación de trastornos mentales y del comportamiento de la CIE-10 (OMS, 1992)